El Grupo de Comunicaciones Corripio y su empresa Teleantillas realizaron este viernes un acto de despedida del periodista Juan Bolívar Díaz, luego de 33 años de trabajo en la televisión, y con la conducción del telediario Uno más Uno, que inició sus operaciones en horas de la mañana el 17 de marzo de 1987.

Al mismo tiempo, Juan Bolívar Díaz anunciaba que se dedicaría a otras actividades, incluyendo la redacción de sus memorias, y para dar paso a las nuevas generaciones de periodistas. Manuel Corripio Alonzo dijo que durante varios años retuvieron la salida de Juan Bolívar, reconociendo su valor y el gran aporte que ha realizado a los procesos políticos y democráticos de la República Dominicana.

Comunicadores, técnicos, coordinadores que trabajaron en estos años con Juan Bolívar Díaz se reunieron alrededor de este hombre de la comunicación, para reiterarle su admiración, respeto y la calificación de maestro, porque durante todo su desempeño dio muestras de ser una persona de gran formación, valores éticos incuestionables, condiciones humanas pocas veces reunidas en un profesional de su talla.

Nos unimos al reconocimiento a Juan Bolívar Díaz, y al mismo tiempo deseamos los mayores éxitos en los nuevos emprendimientos que le esperan, en el mundo de la comunicación y de la diplomacia, que son los dos que ha cultivado, aparte de ser un reconocido activista de la sociedad civil y un promotor de causas nobles y de justicia, que reclaman la presencia de militantes firmes y dinámicos como Juan Bolívar Díaz lo ha sido.

Grande entre los grandes del periodismo, Juan Bolivar Díaz hizo una escuela que la han asumido las jóvenes generaciones de periodistas, que son honestos, que se ocupan siempre del bueno periodismo, de la precisión, del dato, y de la búsqueda de la justicia. El norte de su vida ha sido este, y Juan Bolivar merece el reconocimiento de todo el país.

Estas fueron sus últimas palabras en el acto celebrado en Uno Más Uno, de Teleantillas:

Nunca nadie nos demandó pero si alguna vez ofendimos a alguien, aquí dejamos constancia de desagravio,  porque nunca nos creímos infalible y cuando se nos mostróel error, no dudamos en rectificar. Porque como legó León Felipe, no he sido suficientemente bueno, y quisiera haber sido mejor,  porque a estas alturas de tres cuartos de siglo, estoy hecho de un barro que no está bien cocido todavía.

Me retiro y espero una vida menos angustiada, más tranquila, después de 62 años de trabajo. Y sacar tiempo para editar unas memorias de las cosas que no pude escribir ni decir en el ejercicio del periodismo.

Confío en el relevo de las nuevas generaciones de periodistas con sensibilidad social y convicciones de que la comunicación es común o no sirve para nada. Aliento a los que quedan responsables de Uno+Uno, a los compañeros y compañeras que hoy, con más sacrificios que nunca, lo hacen posible. En especial a los ejecutivos de Teleantillas que tanto me distinguen.

Me llevo la preocupación por la crisis del periodismo y por la debilidad en que la crisis actual ha sumido a los medios, especialmente a los periódicos y hasta a la televisión. Habrá que auspiciar políticas públicas para ayudarlos a sobrevivir y a recuperarse, porque han sido y son fundamento de la libertad de información, que tanto ha contribuido a la preservación de la institucionalidad democrática. Y para preservar el empleo de miles de trabajadores, empleados directos e indirectos, incluido cientos de periodistas.

Me voy agradecido de los dones de Dios, de los maestros, de la vida, y de los que me cobijaron, me rodearon y me alentaron  Todos dieron sentido a mi vida, como mi esposa Ada y nuestros hijos José Yude, Jennifer, Julio, Hilda, y Juan Gabriel, cuyo amor me ha sustentado en estos caminos. Por siempre, con el canto alegre del que espera un nuevo día.

Lo demás se lo dejo a nuestro poeta nacional, don Pedro Mir, que varias veces  nos honró con su presencia en Uno+Uno:

Final de Un País en el Mundo en la voz de Pedro Mir:  …Después no quiero más que paz, un nido de constructiva paz en cada palma, y quizás a propósito del alma, el enjambre de besos, y el olvido.