Ayer fue lunes santo, se conmemora el inicio del procesamiento de Jesús. Hay que decir que Jesús era judío y que la pascua judía es el mismo jueves santo de la última cena, así por la primera luna llena después de la primavera de los judíos (Nissan), que los católicos adoptamos.
Siendo judío, Jesús tuvo la valentía de cuestionar algunas leyes judías que él entendió eran inhumanas. Por eso dijo: "la ley se hizo para el hombre y no el hombre para la ley". Por eso interpeló a fariseos y escribas que atiborraraban al pueblo de leyes absurdas. Por eso su sermón de la montaña: "bienaventurados los compasivos porque obtendrán misericordia…". A Jesús lo mataron por su sencillez, porque andaba con publicanos y mujeres, por su mensaje que contravenía a la tradición…a Jesús lo mataron los hombres de la ley confabulados con los poderosos romanos.
El papa Francisco desde que asumió el pontificado ha tratado de aligerar las "cargas" impuestas a la gente, de las que también habló Jesús, siendo compasivo, comprensivo, inclusivo, haciendo un llamado al clero de no machacar tanto las cosas que separan a la iglesia de la gente, del pueblo, de los jóvenes, de no insistir tanto en asuntos que ni los mismos sacerdotes a veces pueden cumplir. El papa Francisco ha querido disminuir el boato y la parafernalia de la iglesia. Una iglesia católica que necesita un 'aggiornamiento': ya basta de marginar los homosexuales, los divorciados, las mujeres, de juzgar a troche y moche, de buscar un exceso de orden y una perfección ajena a la condición humana. Está bien trazar metas e ideales pero la espiritualidad verdadera parte desde abajo, (Anselm Grun) del humus, de reconocernos seres humanos, que no dioses.
No más miedo a que las cosas se salgan de control, que no vale un orden artificial o un "sepulcro blanqueado" como llamó Jesús a los escribas y fariseos, hombres cuidadosos de la ley. Actualmente la iglesia católica sufre tensiones, mucha falsedad se ha destapado, mucha maldad encubierta por miedo a la desestabilización, el Papa no ha tenido miedo, las ha puesto de manifiesto, ha preferido llamar las cosas por su nombre antes que presentar una imagen falsa.
Nuestra iglesia es humana en tanto la componen humanos, muchos errores se han cometido y se han querido esconder. Hace falta escuchar, ser humildes, la perfección no existe, aunque hay que mirar hacia ella. Evidentemente soy católica, mis mentores desde muy pequeña fueron jesuitas y algunos salesianos. He estado muy cerca de hombres y mujeres de fe, que han tenido los brazos abiertos para acoger los marginados por la condición que sea, he tenido y tengo parientes sacerdotes de los cuales me siento honrada por sus condiciones humanas y su práctica cristiana.
De pequeña cuando veía películas de la pasión de Jesús, siempre tenía la esperanza de que al final no lo mataran. Hoy tengo la certeza de que lo matarán de nuevo. Los cristianos en general hemos tomado otro derrotero, nos empeñamos en asuntos diferentes a los de Jesús, solo hay que escuchar el miedo, el desasosiego y el fanatismo, mientras olvidamos el sermón de la montaña.
El Dios en quien yo creo es el Dios de Jesús y no el que se han inventado para controlar, marginar y excluir.