La Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) acaba de anunciar la sanción a un profesor por abuso de poder y chantaje contra alumnas, en un hecho que resulta asombroso, por lo poco que se ocupan las universidades en investigar situaciones parecidas, desde hace muchos años.

Edgar Torres Guzmán era profesor de derecho en los recintos de la UASD en Santiago y Puerto Plata, y fue expulsado. Estudiantes lo denunciaron por varios abusos, la Facultad de Ciencias Jurídicas lo investigó y comprobó que las denuncias eran ciertas, y la UASD terminó expulsándolo.

¿Qué derecho puede enseñar un profesor que cometa estos abusos? Algo está ocurriendo en la UASD que esta denuncia fue investigada y finalmente se tomó una decisión y la misma, además, se hizo pública. Hay que sospechar que se trata de la rectoría de la doctora Emma Polanco que está dispuesta a plantarle cara a este tipo de irregularidad, por cierto más común de la que todos podemos imaginarnos, no solamente en la UASD sino en cualquier universidad dominicana.

Si las universidades públicas y privadas investigaran las denuncias sobre abusos de poder de profesores, que reclaman favores sexuales con alumnas para colocar una calificación docente, serían muchos los casos descubiertos, los profesores sometidos a procesos de sanción y expulsados de su condición de maestros.

Pero las universidades dominicanas tienen miedo a hacer una investigación sobre su propia cotidianidad y vida interna. Es un gran paso que la UASD haya denunciado este caso. Muchos saldrían en todas las carreras y facultades si se abriera la posibilidad de que los y las estudiantes hicieran denuncias, y se les garantizara su seguridad, confidencialidad y protección en caso de que se conocieran los detalles de los maestros (hay maestras, es probable) que abusan de su poder frente a los alumnos.

Es seguro que hay historias increíbles, de mujeres que se han negado a los chantajes y que han sufrido las consecuencias de su honestidad y rectitud. Pero para conocerlas o para saber de ellas hace falta que las universidades creen las condiciones para que las denuncias lleguen. Sin que ello afecte al profesorado serio, las universidades pueden abrir buzones de denuncias sobre este tipo de acoso, y seguro recibirán una gran cantidad de casos, que podrían investigar y descubrir una verdad que muchos sin investigar niegan.

La propia UASD puede dar continuidad a este anuncio creando un comité de seguimiento al acoso y al chantaje sexual en la academia. El área de Psicología, de la Facultad de Humanidades, puede colaborar en esta investigación. Y sería un gran alivio para las mujeres universitarias tener un tipo de protección como ese, además de un disuasivo para los maestros con tentaciones o inclinaciones parecidas.