El presidente Danilo Medina acaba de cumplir 6 años al frente del gobierno dominicano. Cuando fue electo en el 2012 dijo que para realizar su obra de gobierno, y demostrar que era posible echar adelante el progreso y la prosperidad, sólo necesitaba cuatro años de gobierno. Se equivocó, porque tuvo que pedir una extensión, reforma constitucional incluida, y con algunas dificultades logró extender su presencia en la administración pública.
No es común que un partido, en este caso el de la Liberación Dominicana, gobierne seguido 16 años, en un esquema democrático y de alternancia política. Con Danilo Medina fue posible la continuidad, y de nuevo se presenta la necesidad de tomar decisiones políticas relevantes.
Algunos simpatizantes y colaboradores le piden a Danilo que intente seguir gobernando, y le piden su segunda repostulación para el período 2020-2024. Eso dividiría a su propio partido y generaría grandes cuestionamientos a una obra política de trascendencia histórica.
Generalmente los políticos dominicanos que extendieron su presencia en el poder lo hicieron imponiendo tiranías y el crimen organizado contra sus opositores, como forma de garantizar la continuidad. Sabemos que eso no ocurrirá con el actual presidente, y que se romperá la tradición dictatorial.
Medina ha enviado mensajes reiterados, a través de diversas personas y funcionarios, de que no se presentará al proceso electoral del 2020, y que por tanto no habrá cambios en la Constitución. Hay personas muy cercanas al presidente que dicen que él debe ser habilitado para poder postularse en el futuro, porque la Constitución le impide postularse. Ese fue su compromiso y así se aprobó el cambio constitucional del 2015. Él es el primero, luego vendrán otros presidentes que no podrá repostularse, al cumplir un segundo mandato, y Danilo Medina no estará solo.
Otros dicen que él es un hombre joven y con posibilidad de volver y seguir aportando al país. Eso es posible. Pero las reglas del juego político fueron establecidas de acuerdo a lo que propuso Medina a sus propios compañeros de partido, que fueron los que reformaron el artículo 124 de la Constitución en el 2015.
Danilo debe conocer que su decisión ahora será la llave para abrirle y cerrarle la puerta de la historia democrática. Si optara por buscar la repostulación representaría una derrota democrática, y estaría obligado no solo a colocar los recursos del Estado en su campaña electoral, con todo lo que ello implica, sino que estaría obligado a tratar de torcer la voluntad popular con manipulaciones y rejuegos para obligar a las instituciones electorales a favorecerlo. Muchos de sus propios compañeros de partido rechazarían esas pretensiones.
Al presidente Medina no le costaría nada decir que está en la obligación de cumplir con el mandato constitucional, y que no está empeñado en modificar la carta magna ni conseguir una decisión del Tribunal Constitucional, que es un demócrata convencido y que apoyará a uno de sus compañeros de partido para el proceso electoral del 2020. Eso es lo que corresponde, y entendemos que eso es lo que hará el presidente Danilo Medina.
Si se dejara convencer por las voces que lo empujan a una nueva aventura política correrá con el peso de la división de su propio partido, con la mentira de que con 4 años era suficiente para él, y con la oposición de sectores fácticos internos y externos, que entenderían el riesgo por el que estaría pasando la democracia dominicana.
¿Y qué pasaría con los muchos temas que quedan abiertos en la administración de Medina? Tendría que ocurrir lo mismo que pasa en otras transiciones en el país y fuera del país: Que los procesos institucionales ponen cada cosa en su lugar. En unos casos hay persecución contra presidentes corruptos que han cometido irregularidades, como los casos de Ricardo Martinelli en Panamá, Antonio Saca en El Salvador, Otto Pérez Molina en Guatemala, Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasil, por alegados abusos de derechos, como el caso de Rafael Correa en Ecuador. En el caso de Perú hay varios presidentes que enfrentan procesos judiciales por corrupción y por violación de derechos humanos, además del ahora indultado dictador Alberto Fujimori.
Como Danilo Medina y su equipo están seguros que han hecho bien las cosas, y que no han cometido irregularidades, no tienen razones para temer a nada. Salir por la puerta grande es una de las opciones más honrosas que corresponde a cualquier equipo de gobierno. Y en estos seis los de Danilo Medina puede ser el momento de tomar las decisiones para comenzar a preparar su salida de la administración gubernamental. Otros vendrán, y ese será el curso normal de la democracia dominicana.