Como cada año, ofrecemos íntegro el balance del movimiento cívico Participación Ciudadana. como un aporte al conocimiento de los temas más trascendentes que ocuparon la atención social, política, institucional y económica de la República Dominicana. Este balance se ofrece en partes, debido a la extensión que tiene y a la profundidad que logra en cada uno de los temas que aborda. La economía también tiene serios cuestionamientos en la administración danilista, en particular por el endeudamiento público excesivo y por las malas evaluaciones internacionales:

 

4.- Desaceleración del crecimiento económico con mayor endeudamiento

El 2017 termina caracterizado por la reducción en el ritmo de crecimiento de la actividad económica, la continuación del incremento de la deuda pública, y por la ausencia de reformas institucionales que reduzcan los obstáculos a la movilidad socioeconómica de la ciudadanía por medio de mayores ingresos provenientes de empleos productivos formales.

La economía dominicana mostró evidentes signos de desaceleración de su ritmo de crecimiento, de acuerdo a las estimaciones oficiales sobre el producto interno bruto (PIB). La disminución del crecimiento refleja que los fundamentos de la economía requieren de reformas para que se produzca un incremento en la inversión y, en consecuencia, de la producción interna.

4.1.- La deuda consolidada sobrepasa ya el 54% del ¨PIB

El deterioro del clima institucional, unido a la baja productividad y a los altos costos internos que afectan a hogares y a empresas, son elementos que inciden de manera negativa sobre la economía. A estos elementos se une la incertidumbre en el orden jurídico y la creada por el manejo de las finanzas públicas. La deuda consolidada, que ya sobrepasa el 54% del PIB, considerando la  intergubernamental, presiona las finanzas públicas porque el pago de intereses se acerca al 25% de los ingresos tributarios, siendo el segundo renglón de gastos luego de educación y por encima de salud. El servicio de la deuda, es decir los intereses y la amortización de la misma, superará el 39% de los ingresos tributarios en 2017.

4.2.- Malas perspectivas en evaluaciones internacionales

Las condiciones que inciden en el clima de negocios están reflejadas en el  reciente Índice de Competitividad Global 2017-2018 del Foro Económico Mundial, y en el informe Doing Business 2018 del Banco Mundial. En el Índice de Competitividad Global, la República Dominicana perdió 12 posiciones respecto a las demás naciones incluidas en el estudio, pasando a ocupar el lugar 104 entre 137 países.

Dentro de los doce pilares que componen el Índice de Competitividad Global, la calidad de las instituciones es el indicador de peor puntuación para la República Dominicana. Con respecto a los factores identificados como más problemáticos para hacer negocios, la corrupción ocupó el primer lugar. La burocracia gubernamental ineficiente, las tasas de impuestos, fuerza de trabajo inadecuadamente educada, y crimen y robo, completan los primeros cinco factores percibidos como negativos para invertir en el país.

Con respecto al informe Doing Business 2018, la República Dominicana mejoró cuatro posiciones. Sin embargo, el reporte evidencia deterioro en siete de los diez indicadores que componen este instrumento que mide el clima de inversión en el mundo. Este resultado muestra que el país necesita avances en materia de mejoría de su ambiente de negocios para poder generar mayores oportunidades de ingresos para la ciudadanía y poder reducir la pobreza de forma sostenida en el tiempo.

4.3.- Estímulo artificial del crédito

En sentido general, en este año no se apreciaron esfuerzos relevantes para incrementar la competitividad por medio de reformas que mejoren los fundamentos de la economía. La principal medida de política pública tendente a dinamizar la economía no ha sido dirigida a abordar temas de fundamentos, sino al estímulo artificial del crédito.

A finales de julio pasado, las autoridades monetarias emitieron una resolución para liberalizar alrededor de $20,423 millones del encaje legal para ser colocados a tasas de interés de 8% y 9%. Medidas de este tipo suelen tener como consecuencia el aumento del endeudamiento de los hogares, así como el inicio de proyectos de negocios que no serían rentables en ausencia de tasas de interés artificialmente bajas. Ambas consecuencias introducen riesgos y distorsiones dentro de la economía que deben ser ponderados y tenidos en cuenta por la sociedad.

Es preciso notar que, a pesar de estas disposiciones, los préstamos al sector privado mostraron una tasa de crecimiento hasta noviembre de solo 10.9%, la cual contrasta con el 14.5% en igual periodo de 2016 y el 16.8% de 2015, aún con tasas de interés mayores en esos dos años. Una evidencia de la menor actividad económica que ha caracterizado al año.