El Departamento Aeroportuario es una entidad necesaria, según el criterio de algunos técnicos. Y lo es porque cuando el Estado reciba los aeropuertos concesionados, dentro de 30 años, esa podría la entidad oficial que administre los aeropuertos del Estado Dominicano.

Mientras tanto, esa entidad no tiene razón de ser. Por más que se empeñen sus actuales autoridades en dar la impresión de que realizan alguna función, solo sirven para cobrar una cuota por pasajero en los aeropuertos que no son del Estado y que realizan una labor eficiente, con la presencia de todos los organismos del Estado, incluyendo Aduanas, Migración, DNCD, Salud Pública, Agricultura, Aeronáutica Civil, entre otras instituciones.

Al ser concesionado los aeropuertos del Estado la función que se asignó al Departamento Aeroportuario fue la de dar seguimiento al cumplimiento de los acuerdos con Aerodom. Saber si las áreas climatizadas funcionan, si los baños están limpios, si los acuerdos de inversión se cumplen en forma adecuada.

Esta última parte no quedó en manos del Departamento Aeroportuario sino del Ministerio de Obras Públicas, y todavía sigue allí. Es decir, que no es necesario que el Departamento Aeroportuario, para cobrar el dinero que cobra, especialmente en el Aeropuerto de Punta Cana, tenga entre 300 y 400 empleados, que cobran una nómina que oscina casi en los 10 millones de pesos mensuales.

Cuando se observan los gastos del 2011 del Departamento Aeroportuario se puede entender la naturaleza clientelar del este organismo y su particular inutilidad:

Entre enero-diciembre del 2011 los ingresos fueron de 250 millones, y los gastos de 234 millones. Se gastaron 120.5 millones en sueldos, 13.5 millones en compensaciones económicas, 6.5 millones en compensación por uso de vehículos, 10.6 millones en salarios navideños, 9.0 millones en incentivos, 1.5 millones en refrigerios, 2.5 millones en gastos de representación, 7.5 millones en plan de pensiones, 6.8 millones en seguro familiar de salud, 2.0 millones en seguro de salud, 3.6 millones en gastos de viajes al exterior, 2.7 millones en alquiler de edificios, 2.7 millones en energía eléctrica, 4 millones en teléfonos, 8.3 millones en combustibles y lubricantes, 1.1 millones en servicios prestados, 1.5 millones en publicidad, 2 millones en servicios técnico y profesional, 1.2 en gastos y eventos en el exterior, 3.5 millones en gastos 100 años de la aviación, 4.6 millones en regalos navideños.

Pero hay un problema adicional. Cuando el anterior Director Ejecutivo Andrés Vanderhorst dejó la entidad, en agosto del 2009, dejó en efectivo y en certificados de depósitos 212 millones de pesos, destinados específicamente para proyectos de creación de aeródromos en diversas ciudades del país.

Creaba los aeródromos para que el Departamento Aeroportuario sirviera de algo. Los había proyectado en San Francisco de Macorís, Montecristi y otras ciudades. Se inventaron el aeropuerto de Constanza y la construcción de edificios y verjas perimetrales para dar la impresión de que ese adefesio era necesario.

Gastaron el dinero del país en un dos por tres. Son fondos públicos. Y no solo eso. Distribuyeron vehículos a los empleados pagando el Estado el 75% del precio. Los vehículos son propiedad de los empleados, y gastan su propio combustible, pero a muchos empleados se les paga compensación por uso de vehículos, a otros se les alquilan vehículos y aeronaves. ¿Cómo es posible que el director del Departamento Aeroportuario tenga a su disposición, una aeronave alquilada, que le cuesta al Estado una gran cantidad de dinero? Para qué y en qué condiciones se utiliza, quien es el piloto, quien lo paga, cuáles son las condiciones de ese trato? Una entidad que carece de automóviles propios, cómo puede gastar 8 millones de pesos en combustibles y lubricantes o gastar 9 millones en incentivos a sus funcionarios. Esto no puede seguir.

Alguna auditoría debería explicar estas operaciones. La Cámara de Cuentas tiene una gran responsabilidad en este caso, porque no es posible que el dinero público sea desmigajado del modo en que lo hacen entidades públicas de poca o ninguna utilidad como el Departamento Aeroportuario.