Si bien el Presidente debe ejercer su poder por encima de banderas propias y ajenas, y asegurando con ello el bienestar general, no es menos cierto que un partido gobernante envuelto en disputas internas afea el desempeño del mandatario que lidere la administración pública y la organización política que lo postuló.

Es lo que avizora con la discusión interna que en el PRM ha suscitado el anuncio del Presidente Luis Abinader de que sería en diez y ocho meses cuando tomaría una postura frente a una eventual re postulación.

Es obvio que el gobernante no entrará en ese debate en estos momentos cuando otros asuntos ocupan su tiempo y sus energías por mandato de la población que lo eligió y de las leyes que rigen sus obligaciones de servidor público.

Preciso es aclarar que para nada ignoramos el papel fundamental de los partidos, todos, en contribuir a la buena gobernanza con sus observaciones puntuales en flujo positivo ante las decisiones del Poder Ejecutivo. Pero también es importante consignar que ese quehacer debe estar enmarcado en las mejores prácticas políticas.

Abocarse internamente a discutir ahora, una posible re postulación de Abinader no es más que una distracción que el PRM debería eludir

La historia de los últimos cincuenta años enseña que las escisiones y grescas animadas por ambiciones políticas descuadradas en el seno de los partidos en el poder no han ido en el mayor interés de la función gubernativa. Y que lo digan el PLD, el PRD y el PRSC…

El tema de la reelección, en particular, es uno que ha provocado graves tumultos y divisiones dentro y fuera de las organizaciones partidarias, que, como las nuestras, están seriamente permeadas por una visión harto mercantilizada. La discusión del tópico no suele trascender la mera reyerta. Y al final de la jornada no logramos avanzar en un enfoque político que se antoja improductivo.

El país, que aún no sale del todo de la pandemia y está afanado en consolidar la ansiada recuperación económica, debería permanecer concentrado en avanzar firme e integrado hacia la consecución de esos grandes objetivos, y no ver desviada su atención con asuntos extemporáneos.

Abocarse internamente a discutir ahora, una posible re postulación de Abinader no es más que una distracción que el PRM debería eludir, habida cuenta que de que tanto desde sus filas como de su representación congresual, es mucha la carga que lleva en su calidad de contribuyente esencial en la aplicación de las políticas públicas.

Si el propio mandatario ha planteado que este no es el momento apropiado para abordar el tema de la reelección, bien haría el PRM con tomarle la palabra y concentrar sus esfuerzos en colaborar con un Presidente que desde sus filas compitió con éxito en las elecciones más recientes.

Después de todo, lo exitoso o no que le vaya al gobernante se reflejará en las simpatías electorales venideras.