Cuando el Ministro de Relaciones Exteriores de la República Dominicana, Roberto Álvarez Gil, expresó las críticas al régimen de Nicaragua por la represión antidemocrática, el pasado 6 de junio, eran apenas dos los candidatos presidenciales puestos en prisión.

Tenía toda la razón el funcionario dominicano, pues al concluir la semana ya son cuatro los candidatos presidenciales bajo prisión y otros tantos dirigentes políticos opositores, igualmente apresados por supuestamente estimular la intervención extranjera en los asuntos internos de Nicaragua.

¿Hay otros canales para tomar decisiones en situaciones tan arbitrarias y de negación de los procesos democráticos como este?

La lucha armada, como hizo el Frente Sandinista de Liberación Nacional, contra la dictadura de Anastasio Somoza, y la repulsa pública internacional, a través de todos los mecanismos de integración y todos los gobiernos democráticos, negándose a ser socios de un gobierno abusivo y criminal como el que encabeza Daniel Ortega.

“Las detenciones de los precandidatos presidenciales Cristiana Chamorro y Arturo Cruz en Nicaragua son un acoso de la oposición ante las elecciones presidenciales de noviembre. Estas medidas anti democráticas indican la creación de un ambiente de intimidación e intolerancia.

Los cargos contra Chamorro y Cruz y la cancelación de personería jurídica del único partido de oposición con que contaba la Coalición Nacional para enfrentar al presidente Ortega, apuntan a la eliminación de toda oposición democrática. Instamos liberación de Chamorro y Cruz”.

Esto escribió Roberto Álvarez con toda la razón. El Secretario General de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, fue más severo al proponer la expulsión de Nicaragua del organismo interamericano.

La Policía nicaragüense encarceló la noche del martes al aspirante Chamorro, al ex titular del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) José Adán Aguerri, y a la activista opositora Violeta Granera, mientras que este miércoles la medida se le impuso al político opositor y ex vicecanciller José Pallais. Después del mediodía del martes y tras comparecer ante el Ministerio Público, detuvo a Félix Maradiaga Blandon. Antes había apresado a la contendiente a la que más teme Ortega, Cristiana Chamorro, la hija de la ex presidenta Violeta Chamorro.

Los candidatos presidenciales bajo prisión en este momento son Cristiana Chamorro, Arturo Cruz, Félix Maradiaga Blandon y Juan Sebastián Chamorro.

Bajo ninguna circunstancia es posible validar una elección presidencial en que los opositores son puestos en prisión. Es tan cínico y abusivo que ni siquiera vale un diálogo, porque se trata de una truculencia que no llega ni siquiera a mascarada. Daniel Ortega se quiere quedar con el poder sin unas elecciones libres.

Los argumentos del gobierno son risibles. Las acusaciones parecen sacadas de las bolsas de algún hechicero. Se les acusa de “realizar actos que menoscaban la independencia, la soberanía, y la autodeterminación, incitar a la injerencia extranjera en los asuntos internos, pedir intervenciones militares”.

La República Dominicana apoyó la liberación de Nicaragua y el proceso de armado encabezado por el Frente Sandinista. Varios dominicanos perdieron la vida en esa contienda, apoyando los deseos de liberación del pueblo nicaragüense. Gregorio Urbano Gilbert, dominicano, fue miembro del Estado Mayor de César Augusto Sandino. No era esta dictadura de nuevo cuño lo que Sandino aspiraba, ni fue eso lo que el FSLN prometió ante su pueblo y ante la comunidad internacional. 

El régimen dictatorial de Daniel Ortega y su mujer es una vergüenza para Nicaragua y para quienes desean la libertad y la democracia en el continente.

Felicitamos a Roberto Álvarez y al gobierno dominicano por dar la clarinada sobre estos abusos de Daniel Ortega y sus secuaces.