El 24 de abril es una fecha de recuerdo y dignidad para la sociedad dominicana. Hace 54 años el doctor José Francisco Peña Gómez hizo el llamado primero, y anunciaba que un grupo de militares democráticos había decidido resistir a un gobierno ilegítimo y proclamar su adhesión al sentimiento progresista del pueblo dominicano de retorno a la constitucionalidad y del profesor Juan Bosch como presidente auténtico de los dominicanos.
Cruentos acontecimientos ocurrieron luego del derrocamiento del gobierno del profesor Juan Bosch en septiembre de 1963, entre ellos el alzamiento guerrillero y asesinato de una parte de los militantes del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, con Manolo Tavarez Justo a la cabeza. No quedaba otra opción que la rebelión, y así lo hicieron los dominicanos progresistas que levantaron la resistencia a la opresión antidemocrática. Y el pueblo triunfó y conquistó lo que buscaba, pero una intervención militar de los Estados Unidos cambió el curso de la historia.
Hay que destacar el liderazgo de Francisco Alberto Caamaño Deñó ante el nuevo desafío de conducir a los militares constitucionalistas. Mientras se reclamaba el retorno del profesor Juan Bosch Caamaño se convirtió, por necesidad en presidente provisional de la República. La intervención militar de Estados Unidos y el esfuerzo de su brazo político, la Organización de Estados Americanos, abrieron las puertas para un gobierno provisional encabezado por Héctor García Godoy. Fue un momento turbio, complejo, que los dominicanos siempre recordaremos como parte de nuestra búsqueda de una salida democrática que no fue posible.
Se organizaron las elecciones presidenciales de junio de 1966, con Juan Bosch como candidato por el Partido Revolucionario Dominicano. Bosch hizo su campaña electoral desde su casa, sin salir a las calles, evitando una tragedia, y Joaquín Balaguer tuvo todo el territorio a sus anchas para mostrarse como el pacificador, el enemigo del comunismo y quien traería paz y progreso a la sociedad dominicana.
La huella no se borra. Perdimos la soberanía y perdimos la democracia, y la historia nunca fue la misma. Eso hay que recordarlo para reivindicar el 24 de abril como el alzamiento del pueblo, y el 28 de abril como el día del suicidio de nuestra libertad y soberanía, con la intervención militar de los Estados Unidos.
Los nombres de todos los que honraron la memoria de la Patria están presentes y jamás podrán ser olvidados, por más oscuro que se presente el panorama de nuestro país y del régimen político que nos demos. Ellos iluminan la historia de la libertad, con el acompañamiento de los padres fundadores de la República Dominicana.