Washington, 24 ene (EFE).- El presidente estadounidense, Donald Trump, viaja hoy a Davos para participar en el Foro Económico Mundial, la primera participación de un inquilino de la Casa Blanca desde 2000, y donde se prevé desafíe a la élite global con su agenda de nacionalismo económico y proteccionismo comercial.
El anuncio de la participación de Trump sorprendió dado que el encuentro en Davos es considerado el gran foro de discusión de los defensores de la globalización, concepto que el gobernante ha criticado con dureza de manera reiterada y donde no asistía un presidente de EE.UU. desde 2000, cuando participó Bill Clinton.
De hecho, el mandatario parte para la exclusiva localidad suiza apenas un día después de haber firmado una ley que impone aranceles a las importaciones de placas y células solares y lavadoras residenciales, productos suministrados principalmente por China y Corea del Sur, en un claro mensaje de que no piensa dar marcha atrás en sus promesas proteccionistas.
"No habrá una guerra comercial, por cierto", remarcó Trump, anticipando las críticas contra la medida por economistas que alertan del riesgo de que otros países respondan con represalias y medidas similares contra productos de Estados Unidos.
Además, el carácter impredecible del presidente estadounidense, quien viaja acompañado por una nutrida delegación con los pesos pesados de su gabinete como Rex Tillerson, secretario de Estado, y Steven Mnuchin, secretario del Tesoro, añade expectación ante el discurso que tiene previsto ofrecer.
Trump ofrecerá su esperado discurso el viernes ante la selecta audiencia global, que en esta su 48 edición reúne a unos 3.000 participantes, entre ellos 70 jefes de Estado y de Gobierno.
"Es difícil predecir si el presidente buscará tranquilizar o provocar en Davos", afirmó Larry Summers, ex secretario del Tesoro con Clinton, en una columna en el diario Washington Post.
Por eso, Summers subrayó que "inevitablemente, la atención se centrará en ver si proyecta un compromiso con los valores internacionalistas o reitera su truculento nacionalismo bajo su lema de "Hacer EE.UU. grande de nuevo".
Desde la Casa Blanca se ha tratado de suavizar el discurso de Trump y limar sus aristas más beligerantes, y el propio Mnuchin rechazó hoy en Davos que su país haya vuelto al proteccionismo, al tiempo que defendió que está "abierto a los negocios" y aseguró que lo que es bueno para EE.UU. "es bueno para el mundo".
En este sentido, Gary Cohn, director del Consejo Económico Nacional presidencial, remarcó que Trump cree que su país puede tener "verdaderos acuerdos satisfactorios para todas las partes", ya que su propuesta de "’Estados Unidos Primero' no significa 'Estados Unidos solo'".
"Va a decir a los líderes mundiales que debemos asegurarnos de que nos respetamos mutuamente (…) EE.UU. no se está retirando de nada", explicó Cohn en rueda de prensa en la Casa Blanca, al comentar el repliegue de Washington en instancias internacionales y su escepticismo expreso respecto al multilateralismo.
Durante su estancia en Davos, Trump mantendrá reuniones bilaterales con la primera ministra británica, Theresa May; el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el presidente suizo, Alain Berset, anfitrión del evento.
Asimismo, tiene previsto entrevistarse con el presidente de Ruanda, Paul Kagame, quien ocupa el cargo de presidente de la Unión Africana, en un momento de tensiones por el supuesto comentario despectivo de Trump en un encuentro en el Despacho Oval sobre inmigración en el que habría descrito como "agujeros de mierda" a los países africanos y otros de Centroamérica y el Caribe.
El jueves por la noche, agregó Cohn, Trump tendrá una cena con líderes empresariales europeos que "cuentan con una importante presencia en Estados Unidos. Han invertido en EE.UU., queremos que lo sigan haciendo y animará a otros a hacer lo mismo". EFE