WASHINGTON, Estados Unidos.- Las políticas de desarrollo de gobiernos y la sociedad civil serán más efectivas si toman en cuenta los factores psicológicos y sociales, como por ejemplo la manera en que la gente piensa y toma sus decisiones.

Según un nuevo informe del Banco Mundial, un conocimiento más profundo y preciso del comportamiento humano “puede facilitar el tratamiento de los más complejos desafíos, como aumentar la productividad, romper el ciclo intergeneracional de la pobreza y enfrentar el cambio climático”.

El “Informe sobre el desarrollo mundial 2015: Mente, sociedad y conducta”, sostiene que las personas “no siempre adoptan decisiones deliberadas e independientes basadas en cálculos meticulosos sobre lo que es más conveniente para sus intereses personales, sino que tienden a pensar rápidamente y valerse de atajos mentales  y modelos mentales compartidos”.

Teniendo en cuenta esta realidad, el organismo recomienda a los Gobiernos y los actores sociales  diseñar programas que faciliten la cooperación entre las personas, con miras a objetivos comunes.

Cita el ejemplo de un “experimento” llevado a cabo en Colombia, en que se modificó un programa de transferencias de efectivo, de manera que parte de los fondos destinados a los beneficiarios se ahorraban automáticamente y luego se entregaban todos, juntos en la época en que las familias tomaban las decisiones sobre la matrícula escolar para el año siguiente.

“Ese ajuste, diseñado para alentar a las personas a enfocarse en las decisiones educacionales, se vio reflejado en un aumento de las inscripciones para el año siguiente”, explica el estudio.

“Conocer el proceso a través del cual las personas toman decisiones no solo es útil para quienes venden jabón o automóviles nuevos, sino que también nos puede ser útil en la esfera del desarrollo para que podamos realizar más eficazmente la entrega de programas para las personas pobres y vulnerables”, sostuvo Jim Yong Kim, presidente del Grupo Banco Mundial.

En el informe se explica que los factores y la mentalidad que afectan a las decisiones humanas son locales y contextuales. Las recomendaciones del BM aplican a diversas esferas, tales como el desarrollo en la primera infancia, la productividad, las finanzas familiares, la salud y el cuidado de la salud y el cambio climático.

“Un resultado clave de las investigaciones recientes es que la pobreza afecta negativamente a las facultades cognitivas, y que la política referente a los pobres puede diseñarse de forma que reduzca algunos de los efectos perniciosos de la pobreza en la capacidad de elegir y de elaborar planes para el futuro”, señaló Karla Hoff, codirectora del Informe sobre el desarrollo mundial.

Señala que “los responsables de formular políticas deberían tratar de que las decisiones cruciales no se adopten en períodos de escasez de recursos mentales, lo que puede implicar, para los agricultores pobres, tomar sus decisiones sobre matrícula escolar en períodos de mayores ingresos”.

En un estudio de veinte años de duración en Jamaica se concluyó que un programa destinado a modificar la manera en que las madres interactuaban con sus bebés hizo que los ingresos obtenidos por esos niños al llegar a la edad adulta superaron en un 25 % los de aquellos que no habían participado en el programa.

“Los Gobiernos no deberían limitarse a actuar cuando se producen fallas en los mercados, sino también cuando existen pruebas sólidas de que las políticas pueden ayudar a las personas a superar los obstáculos psicológicos y sociales que dificultan la adopción de decisiones acertadas”, concluye el estudio del organismo.