SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Uno de los principales retos de las economías de América Latina es resolver la gran informalidad que arropa todo su sistema productivo y amplía la vulnerabilidad para el lavado de activos.
Para Gonzalo Vila, director de Latinoamérica de la Asociación de Especialistas Certificados en Delitos Financieros (ACFCS), si no se ‘‘bancariza’’ es muy difícil poder controlar el riesgo de los delitos. Sin embargo, explica que también existe un enorme riesgo si se elimina el sector informal porque se dejaría fuera de la economía a un espectro significativo de la sociedad.
Al participar en la apertura del 9no. Congreso Antilavado Bancamérica, Vila mencionó que cada país debe hacer una evaluación de riesgos y tiene que ver cuáles son sus áreas sensibles.
‘‘El sector bancario ya lleva muchos años trabajando en la prevención y control del dinero, hay muchas otras áreas que no están todavía tan aceitadas y no están funcionando tan adecuadamente’’, dijo.
Juan Pablo Rodríguez, especialista en prevención y control del blanqueo de capitales de la Fundación Universidad de Salamanca (España), agrega que por tradición se entiende que banca parecer ser la única expuesta al riesgo de lavado de dinero o financiación del terrorismo, y eso no es cierto, subraya.
Afirma que cualquier ente económico está expuesto. ‘‘Eso significa que deberían cumplir con algunos estándares mínimos que la banca ya tiene desde hace mucho tiempo. Lo primero sería contar con unas políticas de gestión del riesgo, apalancarlas en procedimientos, contar con un manual como formato de vinculación, hacer capacitaciones regulares, tener un sistema de monitoreo de las transacciones y un sistema de reportes internos y externos para terminar con reportes de acciones sospechosas a los medios de inteligencia financieros’’, precisa.
Para que la gestión antilavado funcione, es vital crear acciones mancomunadas entre los sectores público y privado, dice Rodríguez. Pero se necesita de un gobierno corporativo serio, desde las altas gerencias hacia todo el ADN de las compañías que realmente tengan interés de contar con un sistema de prevención y control efectivo. ‘‘Si no hay una convicción por parte de los directores y de las altas gerencias, las compañías, sean sujetos obligados o no, no van a tener un resultado efectivo’’, aduce Vila.