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SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El larimar es una piedra semipreciosa que solo se encuentra en la República Dominicana, por lo que constituye una seña de identidad del país, equiparable a la bachata en el plano musical y cuya singularidad ha hecho a este mineral merecedor de tener una fecha reservada en el calendario.

El pasado martes, la Cámara de Diputados dominicana aprobó el proyecto que declara el 22 de noviembre de cada año como Día Nacional del Larimar, una rara variedad de pectolita (mineral del grupo de los silicatos) que se caracteriza por su color azul y que está muy presente en la joyería criolla.

Para cualquier geólogo el reconocimiento de la excepcionalidad de esta pierda es una gran noticia, tal y como señaló a Efe el vicepresidente de la Sociedad Dominicana de Geología (Sodogeo), Javier Rodríguez.

"Me parece muy bien, porque el larimar es una piedra icónica nuestra, solo aparece aquí. Si tenemos esa gran distinción de tener esa piedra exclusiva, merece la pena dedicarle un día" a esta singular variedad mineral que debe su color azul (las pectolitas suelen ser blancas) a caprichos de la química.

Se trata de un material milenario, explicó el geólogo, que sitúa su edad en la época pre-Eocena Media, muy posiblemente Cretácica, formándose fruto de la actividad volcánica. Sin embargo "se necesitarán más estudios para comprender su modo de formación, su ambiente petrogenético y, en particular, su enigmático color".

El larimar se presenta en un área muy restringida, principalmente en la mina de Los Checheses-Los Chupaderos, a unos 10 kilómetros de Barahona, en el sur del país, quizá por eso su descubrimiento fue relativamente reciente.

Miguel Fuertes Lorén, sacerdote español con formación en biología y geología fue el responsable del hallazgo de esta bonita piedra en las playas cercanas a la desembocadura del río Bahoruco a principios del siglo pasado (1916), pero al no conseguir una licencia de explotación, pasaron casi 60 años hasta que la redescubrieron y se empezó a utilizar en joyería, relató Rodríguez.

En 1974, el artesano local Miguel Méndez junto al miembro del Cuerpo de Paz Norman Rilling recolectaron algunas muestras y probaron su potencial como piedra semipreciosa. Un año después, el larimar ya estaba presente en las joyerías de Santo Domingo y para 1986 era muy conocido a nivel mundial.

Desde 1975, unos 500 mineros trabajan en la explotación de la gema y unos 200 artesanos la transforman en piedra semipreciosa y ornamental, aunque los métodos de explotación empleados inicialmente eran primitivos y las minas se volvieron cada vez más profundas y peligrosas, con ventilación no adecuada, apuntó el experto.

La muerte de varios de estos buscadores de la icónica piedra azul debido a derrumbes de los túneles llevó a la construcción de una gran galería a partir de la cual se pudieran establecer ramales seguros y controlados, pero la iniciativa fracasó debido a la falta de organización de la comunidad minera y a un mercado poco regulado, pero altamente competitivo en su oferta y demanda.

De hecho, una buena cantidad de material sale del país, aunque su exportación no está todavía lo suficientemente regulada, indica un estudio elaborado por Rodríguez junto a otros tres geólogos, titulado "Contribución petrográfica sobre la roca encajante del larimar y algunas anotaciones sobre su origen."

Quizá el establecimiento de un Día Nacional del Larimar contribuya a terminar de organizar la extracción y comercio de esta piedra, bautizada por Méndez, su segundo descubridor, al unir el nombre de su hija, Larissa, con la palabra mar. EFE