Bruselas, 31 may (EFE).- La Unión Europea (UE) iniciará mañana sus represalias en respuesta a los aranceles estadounidenses a las importaciones de acero y aluminio, unas medidas restrictivas para las que ha tratado sin éxito de buscar una exención y que considera un método de EEUU para lograr concesiones comerciales.
"Durante nuestras negociaciones, EEUU ha intentado usar la amenaza de restricciones comerciales como una palanca para obtener concesiones de la UE. Esta no es la forma en la que hacemos negocios y ciertamente no entre socios, amigos y aliados consolidados", advirtió la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, que ha encabezado el bloque europeo en esta negociación.
Desde el anuncio del presidente de EEUU, Donald Trump, a principios de marzo de su intención de imponer a varios países, incluyendo el bloque comunitario, esas medidas comerciales, la UE ha tratado de quedar exenta alegando que la justificación planteada por Washington era en realidad una salvaguardia comercial disfrazada.
La prórroga de su exclusión temporal de los aranceles, que concluía esta medianoche, ha acabado con la aplicación completa de las tarifas anunciadas en un primer momento, pese a que se había planteado la posibilidad de que las restricciones tomaran la forma de cuotas de exportación en lugar de aranceles.
"Esto es proteccionismo, simple y llanamente", criticó el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en un comunicado en el que recordó que el origen del problema, el exceso de capacidad en el sector siderúrgico, afecta también a la UE.
El mensaje del bloque europeo, respaldado activamente por parte de los líderes y jefes de Estado de los países miembros, ha sido desde el principio que se buscará proteger a la industria europea del impacto de esta decisión, pero siempre de una manera proporcionada acorde a las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Así, la decisión más inmediata que llevará a cabo Bruselas será plantear mañana una denuncia ante la OMC, que deberá decidir si los aranceles cumplen con sus normas o no, uno de los puntos en los que Washington y Bruselas difieren.
La posibilidad de lanzar este procedimiento de resolución del litigio fue respaldada el martes por los comisarios europeos en su reunión semanal y consultada con representantes de los Estados miembros, y se hará de forma coordinada con otros países afectados por los aranceles.
La segunda represalia será la imposición de aranceles a productos estadounidenses que entran en la Unión Europea, reflejados en una lista que incluye alimentos como el maíz dulce o los arándanos, productos como el maquillaje o el tabaco y otros como varios tipos de tuberías, tubos, planchas y estructuras de acero.
Si llegan a ponerse en marcha las represalias, estos productos estarían sujetos a aranceles de entre el 10 % y el 25 %, las mismas tasas que pretende aplicar EEUU al aluminio y acero, respectivamente, y en un volumen equivalente a las exportaciones europeas que se verán afectadas, de unos 6.400 millones de euros.
La OMC fue informada de la lista completa el pasado 18 de mayo y la UE no necesita ningún tipo de luz verde por parte de la organización comercial para aplicar los aranceles, aunque deberá esperar 30 días, hasta el 17 de junio, para hacerlo, según las normas de la entidad.
El Ejecutivo comunitario se coordinará con representantes de los Estados miembros, en el llamado procedimiento de comitología, para decidir cómo aplicar estas medidas de reequilibrio.
El último tipo de represalias que prepara la Comisión supone una potencial aplicación de medidas de salvaguardia en el caso de que el cierre parcial del mercado estadounidense desvíe un exceso de acero o aluminio al mercado europeo, lo que podría distorsionar los flujos en este mercado.
Respecto al acero, la Comisión lanzó el pasado 26 de marzo una investigación para determinar si son necesarias estas medidas de salvaguardia, una decisión para la que tiene un plazo de nueve meses pero que podría tomar cuando se confirmase que es necesaria.
El anuncio de Estados Unidos ha provocado una tormenta de reacciones de dirigentes comunitarios, nacionales y organizaciones empresariales, que han criticado como proteccionistas estas medidas y han llamado a la UE a imponer sin demora medidas de salvaguardia para proteger a la industria. EFE