SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El embajador José Singer, enviado especial ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, reiteró la necesidad de dar una respuesta “coordinada, global y centrada en las personas” para el combate de la pandemia de COVID-19, con la finalidad de garantizar la seguridad de las naciones y sus ciudadanos, en especial entre las personas más vulnerables.

Singer, durante la reunión del organismo para debatir sobre el impacto del COVID-19 en la paz y seguridad internacionales, del pasado 2 de julio, afirmó que el potencial y la magnitud sin precedentes del brote a nivel mundial, “constituyen una amenaza para la paz y la seguridad internacionales, y podría afectar de manera crítica la seguridad humana en todo el mundo”.

Reiteramos que es crucial una respuesta coordinada, global y centrada en las personas, con un renovado sentido de solidaridad y humanidad común y con un énfasis particular en los más vulnerables.

En ese orden, el embajador destacó que la pandemia ya está estrangulando la economía mundial y ejerciendo una enorme presión sobre los recursos de salud.

Asimismo, señaló que si no se toman medidas de prevención y respuesta adecuadas con urgencia, la seguridad alimentaria estará en mayor riesgo, citando como ejemplo países como Yemen, nación que afirmó se encuentra “debilitado por el hambre y las enfermedades y con un sistema de salud devastado por el conflicto”, y que ahora debe prepararse para enfrentar las amenazas asociadas a la COVID-19.

A continuación, el discurso de José Singer ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas

 

Reunión VTC Abierta sobre el impacto del COVID-19 en la paz y seguridad internacionales.  

2 de julio de 2020

Nos gustaría agradecer a los ponentes por sus declaraciones y valiosas consideraciones.

La pandemia de COVID-19 nos atrapó sin previo aviso y las medidas para enfrentarlo y detenerlo, simplemente abrumaron al mundo.

A medida que navegamos por lo que pudiésemos llamar el actual modo de suspenso, no estamos seguros de si las consecuencias serán incluso peores que la pandemia en sí.

Pero antes de continuar, la República Dominicana quisiera expresar sus más profundas condolencias a las familias de todos aquellos que han perdido la batalla contra el virus, incluidos los 754 dominicanos que, lamentablemente, hemos visto fallecer.

Señor Presidente, el COVID-19 está corriendo por todo el mundo.

El potencial y la magnitud sin precedentes de su brote a nivel mundial, constituye una amenaza para la paz y la seguridad internacionales, y podría afectar de manera crítica la seguridad humana en todo el mundo. Ya está estrangulando la economía mundial y ejerciendo una enorme presión sobre los recursos de salud.

La cooperación internacional es esencial y debe continuar fortaleciéndose.

Reiteramos que es crucial una respuesta coordinada, global y centrada en las personas, con un renovado sentido de solidaridad y humanidad común y con un énfasis particular en los más vulnerables.

En este sentido, encomiamos al Secretario General, la Organización Mundial de la Salud y otras organizaciones humanitarias por su liderazgo y sus esfuerzos para organizar y coordinar un enfoque global de esta pandemia global que ha sacado a la superficie las necesidades existentes y ha creado otras nuevas; ha agregado otra capa de sufrimiento a las poblaciones ya extremadamente vulnerables que viven en un estado de crisis humanitaria.

Las personas que viven en contextos de conflicto son profundamente vulnerables al impacto de la pandemia de COVID-19, particularmente las personas con discapacidad, niños, mujeres, personas mayores, refugiados, desplazados internos y aquellos en centros de detención, campamentos y áreas densamente pobladas.

Debemos asegurarnos de que su protección y necesidades sean priorizadas y que la distribución y el acceso continuos de la ayuda humanitaria estén en línea con el derecho internacional humanitario, pero también con la seguridad y la salud de los trabajadores humanitarios y los socorristas.

Si no se toman medidas de prevención y respuesta adecuadas con urgencia, la seguridad alimentaria está más en riesgo ahora que nunca. Yemen, ya debilitado por el hambre y las enfermedades y con un sistema de salud devastado por el conflicto, ahora se está preparando para el impacto de las amenazas asociadas a COVID-19.

Del mismo modo, en Afganistán y en muchos otros contextos, incluso en América Latina y el Caribe, COVID-19 se está convirtiendo en una pesadilla perfecta para millones de personas, incluidos los niños.

Acogemos con beneplácito el plan de respuesta humanitaria mundial de 2,000 millones para financiar la lucha contra COVID-19 en los países más pobres del mundo, que también debería tener en cuenta a los países en transición, y encomiamos los esfuerzos que el FMI, el Banco Mundial y el Fondo de Consolidación de la Paz están también haciendo a este respecto.

Los países en desarrollo deben contar con un mejor acceso a los datos de investigación de COVID-19 y un acceso asequible a medicamentos, vacunas y equipos médicos como se describe en la Resolución de la Asamblea General 74/274, orgullosamente respaldada por la República Dominicana.

Señor presidente,

La educación ha sido duramente afectada en todo el mundo. Si bien el cierre de escuelas y universidades son parte de las medidas de mitigación, se deben establecer oportunidades educativas alternativas.

El encierro exacerba la situación de vulnerabilidad de las mujeres y las niñas en los conflictos armados, trayendo otros tipos de peligro, como la violencia de género. La pandemia tiene impactos más amplios para la prevención de la violencia de género y los esfuerzos de respuesta.

Por lo tanto, todas las decisiones relacionadas con COVID-19 deben contar con la participación de mujeres, jóvenes y la sociedad civil.

Los jóvenes están movilizando a sus comunidades para ayudar a detener la propagación de este virus, generando confianza y desencadenando acciones comunitarias. Se deben priorizar las asociaciones con los jóvenes para dar forma a la respuesta.

Debemos articular las lecciones aprendidas y las mejores prácticas, partiendo  de las del Consejo de Seguridad abordando el SARS y el VIH y el SIDA y respondiendo a la crisis del brote de ébola.

Finalmente, reiteramos el llamamiento de la Resolución S/2020/607 del Consejo de Seguridad, adoptada el día de ayer, para que todas las partes en conflicto pongan fin a todas las hostilidades y faciliten las operaciones humanitarias tan necesarias para satisfacer las necesidades de las personas afectadas.

Muchas gracias.