Roma, 3 abr (EFE).- La agroecología puede contribuir a lograr sistemas alimentarios más saludables y sostenibles, por ello el director general de la FAO, José Graziano da Silva, instó hoy a los países a brindar más apoyo a esta practica durante la inauguración del segundo Simposio Internacional sobre Agroecología.

Unos 700 representantes de gobiernos, productores, grupos civiles e instituciones científicas participan en este simposio sobre agroecología, que consiste en aprovechar la interacción natural de plantas y animales con la actividad humana sin necesidad de insumos externos.

"Necesitamos promover un cambio transformador en la forma en que producimos y consumimos alimentos. Tenemos que proponer sistemas alimentarios sostenibles que ofrezcan alimentos saludables y nutritivos, y también preservar el medio ambiente. La agroecología puede ofrecer algunas aportaciones a este proceso", consideró.

Desde la década de 1960 -recordó- priman en la agricultura los principios de la llamada Revolución Verde, que requiere el uso intensivo de los recursos naturales y gran cantidad de insumos como pesticidas químicos, lo que tiene un alto impacto ambiental.

"Aumentar la producción a cualquier coste no ha bastado para erradicar el hambre a pesar de que actualmente producimos más que suficiente para alimentar a todos", apuntó Graziano da Silva, que llamó a cambiar la forma de producir y consumir alimentos para preservar el medioambiente.

Así, pidió a los gobiernos que brinden un mayor apoyo a la agroecología, que puede ayudar a los agricultores de los países pobres a hacer frente al cambio climático, después de que unos 30 países hayan adoptado marcos legales a favor de la agricultura ecológica.

"Para avanzar, necesitamos el compromiso de más gobiernos y legisladores de todo el mundo", dijo en su discurso el director general de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

La agroecología combina conocimientos tradicionales y científicos para aplicar enfoques ecológicos y sociales a los sistemas agrícolas, centrándose en las provechosas interacciones entre las plantas, los animales, los seres humanos y el medio ambiente.

El presidente del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA), Gilbert Houngbo, instó a llevar a cabo un "cambio de paradigma para no ver la naturaleza como una amenaza, sino como una posibilidad de aumentar la productividad y la sostenibilidad de las explotaciones agrícolas".

Consideró que la agroecología es una forma de combatir la actual pérdida de biodiversidad y promover dietas saludables, por lo que insistió en apoyar proyectos de alcance global con inversiones y políticas.

Houngbo puso de ejemplo el cultivo de legumbres, que -además de ser un alimento nutritivo- mejora la fertilidad del suelo y la productividad, reduciendo la dependencia de los fertilizantes sintéticos.

El exministro francés socialista de Agricultura Stéphane Le Foll, subrayó que la agroecología es un "proyecto colectivo que se apoya en experiencias diferentes en función de los ecosistemas", y reclamó tomar en cuenta las experiencias de los agricultores que tan bien conocen esos ambientes.

Le Foll urgió al diálogo y a la acción para crear una nueva "doble revolución verde" en la producción agrícola basada en la naturaleza, el conocimiento local y la ciencia.

Procedente de Cuba, la delegada de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, Rilma Román, afirmó que ese tipo de agricultura es el "legado" que han dejado los ancestros, pues generan conocimientos locales para "cuidar la madre tierra" y "promover la justicia social".

"La agroecología es una alternativa ante el modelo alimentario industrial, que ha generado una crisis política, económica, social y ambiental. Se basa en principios que se adaptan a cada lugar y valores compartidos como no usar tóxicos, transgénicos o tecnologías nocivas", agregó Román, en cuyo país más de 300.000 familias la practican.

El primer Simposio de Agroecología se celebró en la FAO en 2014 y desde entonces se han realizado reuniones regionales en América Latina, África subsahariana, Europa, Asia Central y Asia y el Pacífico. EFE