Washington (EFE).- Los tambores de guerra comercial resonaron con fuerza con la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de imponer finalmente aranceles a las importaciones de acero y aluminio de la Unión Europea (UE), Canadá y México, a la que ya han respondido con represalias inmediatas.
Horas antes de que se cumpliera el plazo para decidir sobre la exención de los aranceles a sus estrechos socios comerciales, el Gobierno de Donald Trump redobló su apuesta proteccionista con una medida que dispara las tensiones comerciales y la inquietud internacional.
"Hemos decidido no extender la exención para la UE, Canadá y México, por lo que estarán sujetos a los aranceles del 25 % y 10 %" al acero y el aluminio, indicó Wilbur Ross, secretario de Comercio de EE.UU., en una conferencia telefónica con periodistas, al despejar la incógnita y añadir que entrarán en vigor mañana viernes.
Hace un mes, EE.UU. decidió otorgar a la UE, a Canadá y a México una suspensión temporal de los aranceles dada su calidad de socios estrechos y para dar más tiempo a las negociaciones. Sin resultados satisfactorio.
Ross subrayó que aunque "hubo avances en las conversaciones con la UE", no fueron suficientes "para mantener las exenciones temporales o lograr exenciones definitivas".
Por su parte, apuntó que "ya no hay fecha precisa" para el fin de las negociaciones con Canadá y México sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que "se han prolongado más de lo previsto", por lo que "también quedarán sujetos a los aranceles".
A su vez, explicó que había llegado a un acuerdo con Australia, Brasil y Argentina, que asumirán unas determinadas cuotas de exportación a EE.UU. y se librarán así de estas tarifas adicionales.
Los aranceles a socios como la UE, Canadá y México supone el paso más agresivo dado hasta ahora por Trump en su desafío al sistema de libre comercio global, ya que es el primero dirigido directamente contra algunos de sus aliados más cercanos.
La respuesta desde el otro lado del Atlántico no se hizo esperar, y el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, calificó la imposición de aranceles como "proteccionismo, puro y simple".
"Defenderemos los intereses de la UE (…) EE.UU. no nos deja otra opción que proceder con la imposición de aranceles adicionales en un número de importaciones estadounidenses", afirmó Juncker en un comunicado.
Bruselas ya había señalado determinados productos que serían objeto de gravámenes como los pantalones vaqueros, las motocicletas Harley Davidson y el whisky bourbon de suspenderse la exención europea.
Igualmente, el Gobierno de México contraatacó con "medidas equivalentes a diversos productos", entre los que citó "los aceros planos (lámina caliente y fría, incluidos recubiertos y tubos diversos), lámparas, piernas y paletas de puerco".
La decisión de Trump se produce apenas una semana antes de que viaje a la cumbre del G7, organizada por Canadá, uno de los principales damnificados por ser el principal exportador de acero a EE.UU., y donde se verá con el primer ministro Justin Trudeau, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, entre otros.
El secretario de Comercio estadounidense quiso rebajar algo las tensiones al asegurar que Washington continuará sus conversaciones con la UE, Canadá y México, ya que se "puede seguir hablando con las tarifas en vigor", y reiterar la buena voluntad de Estados Unidos.
Los analistas consideran que la medida de Trump forma parte de su estrategia de negociación, y auguran algún tipo de compromiso.
"Existe la posibilidad de que haya ligeras concesiones. Creo que Trump ha subestimado la situación. Finalmente, aceptará menos de lo que pedía (…) y venderá estas concesiones como gran victoria para EE.UU.", afirmó Craig Erlam, analista de la consultora Oanda. EFE