SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El ingeniero Antonio Almonte, director ejecutivo de la Comisión de Energía del Partido Revolucionario Moderno, consideró que el Estado dominicano debe investigar el accidente e interrupción de la producción de la planta eléctrica de ciclo combinado AES Andrés por una descarga eléctrica causada por un rayo, debido al impacto económico para el Estado dominicano.

Almonte señaló que para los conocedores del funcionamiento de plantas eléctricas el rayo no debió de pasar de daños en la parte eléctrica de la central, pero nunca al sistema de recuperación de calor y menos destruir el turbogenerador, que es lo catastrófico.

Agregó que es muy poco probable que tantos elementos de protección y controles, distintos e independientes uno del otro, fallen el mismo día y a la misma hora, por lo que indicó, cabe la posibilidad de que una falla catastrófica ocurra si por algún desperfecto no detectado la válvula de pare no cierra a tiempo el paso al flujo de vapor al turbogenerador.

"Investigarlo con la misma atención que ya lo están haciendo los técnicos de las compañías de seguros que protegen las inversiones de AES en dicha planta y que deben determinar si todo se debió a un accidente inevitable o si se trató de una combinación de lo fortuito con alguna falla del personal de operación que permitió la propagación a niveles catastróficos del impacto del rayo", subrayó el directivo del PRM.

A continuación, la declaración de Antonio Almonte:

LA CDEEE Y LA SUPERINTENDENCIA DE ELECTRICIDAD DEBEN INVESTIGAR CON RIGOR LO SUCEDIDO EN LA PLANTA AES ANDRES.

Las consecuencias económicas del accidente e interrupción de la producción de la planta eléctrica de ciclo combinado AES Andrés, podrían ser de gran escala para el Estado dominicano, aparte del sustancial incremento de los apagones que viene sufriendo la población. Veamos algunas razones.

Es muy poco probable que en condiciones normales de operación la incidencia de una descarga eléctrica o rayo sobre una planta eléctrica de la categoría de AES Andrés produzca la practica destrucción del sistema completo de recuperación de calor y turbogenerador de la central, como se ha informado sucedió en AES el pasado lunes tres (3) de septiembre.

El incidente se inició con la caída del rayo sobre la parte eléctrica de la central, dañándole, y bloqueando la secuencia de trasferencia y conversión de energía térmica y mecánica entre caldera, la turbina y el generador eléctrico. En esas situaciones irregulares un extraordinario flujo de vapor o energía térmica se concentra – sin salida o disipación en forma eléctrica – en el turbogenerador llevándole a alcanzar exagerados niveles de velocidad, frecuencia y vibraciones que superan sus límites de resistencias o diseño.

Para evitar lo peor las plantas eléctricas tipo AES Andrés tienen múltiples mecanismos de protección que se disparan cuando esos límites son alcanzados y envían la señal a una gran válvula, llamada Valvula de Pare (Stop) para que cierre de inmediato la entrada de vapor al turbogenerador y se detenga y controle el incidente sin mayores consecuencias.

Incluso, si por coincidencia esos múltiples mecanismos eléctricos y mecánicos de control fallasen, también existe otro elemento intrínseco, asociado a la velocidad de rotación del Eje, que si sobrepasa ciertos valores también obligaría a la citada válvula a realizar el cierre.

¿Cuál es la gravedad de todo esto?

Debido a su función clave para mantener la seguridad general de la central la válvula stop  debe ser probada o verificada con frecuencia diaria o semanal siguiendo un protocolo relativamente sencillo.

La válvula de pare actúa bajo la señal u orden de numerosas mecanismos de control, eléctricos y mecánicos, que se activan por diversas razones, incluyendo el exceso de velocidad, de frecuencia y de vibración del turbogenerador, entre otros.

Debido a que es muy poco probable que tantos elementos de protección y controles, distintos e independientes uno del otro, fallen el mismo día y a la misma hora, cabe pues la posibilidad de que una falla catastrófica ocurra si por algún desperfecto no detectado la válvula de pare no cierra a tiempo el paso al flujo de vapor al turbogenerador.

No podemos asegurar que fue lo que definitivamente ocurrió en AES, empresa que hasta la fecha ha operado con gran eficiencia y responsabilidad todas sus generadoras, sino que el origen y propagación en la central de este accidente debiera ser investigado por los organismos de regulación y supervisión eléctrica del Estado.

Investigarlo con la misma atención que ya lo están haciendo los técnicos de las compañías de seguros que protegen las inversiones de AES en dicha planta y que deben determinar si todo se debió a un accidente inevitable o si se trató de una combinación de lo fortuito con alguna falla del personal de operación que permitió la propagación a niveles catastróficos del impacto del rayo.

El Estado dominicano tiene una motivación también económica para investigar el caso, toda vez que AES tiene contratada casi toda su producción para venderla a las distribuidoras del Estado a precio de los más bajos del mercado debido a su combustible de gas natural y ahora, para cumplir con sus contratos, tendría que comprarle esa energía a otras plantas que producen a costos más de dos veces mayores, lo que le acarrearía perdidas por cientos de millones de pesos durante los meses de reparación. AES tendría que comprar a un precio y vender a poco menos de la mitad del mismo. (El costo marginal de energía de AES en el mercado mayorista de generación spot) oscila entre 3.7 y 4 centavos de dólares, mientras que la energía que compraría a otras plantas para cubrir su contrato se acercan hasta los 14 centavos, casi cuatro veces mayor)

De la única manera que AES podría evitar enfrentar ese gran perjuicio económico es traspasándoles esos sobreprecios al Estado dominicano vía las distribuidorasapelando al argumento de que el accidente del rayo constituye un Caso de Fuerza Mayor, y no fruto de una negligencia de los operadores de la central. Si se llegase a esa última conclusión el gran perdedor pasaría a ser el Estado que tendría que pagar la energía de AES a los altos precios indicados.

Para los conocedores del funcionamiento de plantas eléctricas el rayo no debió de pasar de daños en la parte eléctrica de la central, pero nunca al sistema de recuperación de calor y menos destruir el turbogenerador, que es lo catastrófico.

Por esas razones, lo correcto es que la CDEEE y la Superintendencia realicen una investigación rigurosa y a fondo de lo que sucedió.

2. Reserva Caliente. La crisis actual también demuestra la fragilidad, inexplicable a estas alturas, del sistema eléctrico dominicano. Todo sistema eléctrico actúa con lo que se denomina una reserva operativa que incluye la reserva rotante o caliente (significa que ninguna planta conectada al sistema produce al 100% de su capacidad, para dejar como margen un mínimo de 5 a 6% para ser usada en caso de que ocurra un accidente como el de AES en cuyo caso la salida de esos megavatios pasarían a ser suplidos con esos porcentajes de reservas) así como otras plantas hábiles para generar a mayor capacidad si las circunstancias lo requiriesen. Esa reserva operativa es la verdadera garantía de la calidad básica del servicio eléctrico. En un sistema así, común en todos los países, la salida de una central tipo AES Andrés ocurriría sin que la población se entere.

Antonio Almonte

PRM