SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El capital mínimo que se requiere para abrir una empresa se erige en una “carga adicional” y una barrera de entrada al mercado formal para muchos emprendedores, particularmente en la República Dominicana, donde más de la mitad del empleo proviene de la micro y pequeña empresa, y los costos compiten en altura con las nubes.

En efecto, el estudio “Doing Bussines” (Haciendo negocios) 2015 del Grupo del Banco Mundial, establece que los emprendedores dominicanos deben disponer de un capital mínimo “equivalente al 43% del ingreso per cápita, siendo el más alto entre todas las economías de Latinoamérica y El Caribe” (Ver gráfico).

Destaca que en Guatemala y Honduras el gasto de apertura de un comercio “representa el 18.7% y 11.5% de sus ingresos per cápita, y en El Salvador el 2.7% (US$100)”, naciones éstas con las que el país compite y tiene estrechos lazos comerciales en el marco del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Centroamérica (DR-CAFTA, en inglés).

Este requisito “representa una carga adicional” para los emprendimientos y solo se exige “en diez economías de Latinoamérica y el Caribe, tres de ellas de Centroamérica, más la República Dominicana”, señala el informe, en el que 22 ciudades de la región fueron evaluadas y contrastadas con otras 189 economías. En el plano local la evaluación abarcó a la capital y las ciudades Santiago, Higüey y Dajabón.

Con relación al registro del nombre de las empresas, el Grupo del BM recomienda al país “considerar las buenas  prácticas internacionales que sustituyen” este trámite “por una reserva provisional del nombre, libre de costo”. Otras “formalidades” que según el informe pueden revisarse son “la elaboración de sellos para la empresa y la legalización de libros contables, una práctica que está cayendo en desuso para ser reemplazada” por la contabilidad electrónica.

Añade que República Dominicana tiene también el costo de registro más alto en la región: 17% del ingreso per cápita, al tiempo que una coordinación más eficaz entre los registros mercantiles y las alcaldías “podría eliminar la necesidad de tramitar registros municipales”.

 

De las 189 economías del mundo que mide el Doing Business, “más de la mitad no imponen capitales mínimos” a sus emprendedores”. Se explica que estudios recientes han “desvirtuado” la utilidad de este requisito como mecanismo de protección para acreedores e inversionistas, al tiempo que otros asocian los niveles de capital mínimo con el crecimiento de la informalidad comercial.

Se cita el caso de México, que siguiendo el ejemplo de Estados miembros de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), llevó a cabo en el 2012 una reforma que eliminó el requisito de capital mínimo para la apertura formal de un negocio.

Gastos y servicios “paralelos”

Embarcarse en abrir su propio medio de producción sale a un emprendedor dominicano por no menos de 25 o 30 mil pesos (incluyendo los honorarios del abogado), una suma considerada alta para una microempresa, habida cuenta que el 76% de estos negocios no pasa de dos empleados, y el 63% son unipersonales.

Isachart Burgos, presidente de la Confederación Dominicana de la Pequeña y Mediana Empresa (Codopyme), asegura que este costo limita en gran medida el emprendimiento y la formalización de las microempresas, un sector donde el 90% opera en la informalidad, según el más reciente estudio de la ONG Fondomicro.

Otros componentes locales que quitan bríos a un emprendedor son el limitado acceso al crédito, a mercados, la “alta tributación” y ciertos “servicios paralelos”, de los que están prácticamente exentos los microempresarios de otras naciones de la región, explica Burgos.

Menciona entre estos gastos adicionales a las inversiones en plantas eléctricas o inversores, en instalaciones para la provisión de agua, y en seguridad particular o privada, ante los altos niveles de inseguridad.

"En la mayor parte de Centroamérica tú tienes una energía más eficiente y más económica, no hay necesidad de todos esos servicios paralelos; el agua potable es otro problema, porque las pequeñas fábricas de lácteos o dulces, las panaderías, aquí deben tener su propia planta de procesamiento y purificación” del agua.

Pone de ejemplo a los colmados, pequeños supermercados, panaderías y salones, negocios en los que el costo del servicio eléctrico equivale a “por lo menos el 10% de sus ventas netas” mensuales.

“Aquí las se han hecho sin tener en cuenta que las empresas son de diferente tamaño, sin regímenes distintos en la seguridad social y de impuestos. No puede ser que un trámite cueste lo mismo a una empresa con un capital de RD$500 millones, que a una con capital de 100 mil pesos”, apunta el presidente de Codopyme.