SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Aunque Campos De Moya inició la conferencia ‘‘La industria: el corazón del país’’ con un aliento poético y con la premisa de ‘‘ser portador de esperanza y optimismo’’, su discurso estuvo plagado del descontento del empresariado con la situación actual de las políticas económicas del país que entorpecen la producción industrial.

El presidente de la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD) elogió de entrada el crecimiento económico, el aporte de su sector a la generación de empleos y su protagonismo en el desarrollo de un mercado formal. Citó las cifras de otras áreas que quedan en desventaja frente a los industriales, quienes, según dijo, alcanzan una la formalidad de 67%, en contraste con la agricultura y la ganadería (13%), construcción (17%), comercio (35%), hoteles, bares y restaurantes (47%) y la economía en su conjunto (49%).

No obstante, De Moya tardó poco en iniciar con una retahíla de conjunciones adversativas sobre la nueva reforma a la Ley de Proindustria, al déficit comercial y la amenaza de las importaciones; las trabas no arancelarias que obstaculizan la competitividad de la producción local; la incertidumbre frente a las políticas comerciales de Estados Unidos y Haití -principales socios de República Dominicana- y al descontrol migratorio.

También cuestionó la tardanza en reformar el sistema eléctrico y el Código Laboral; los desacuerdos para aprobar la Ley de Partidos Políticos, debatida durante décadas; el alto alcance de la informalidad que facilita la evasión fiscal y el contrabando, y las políticas desacertadas para manejar la basura.

‘‘El incremento de las exportaciones no es sólo un desafío de la industria, es más que nada una necesidad de cambiar nuestro modelo de desarrollo económico, de cambiar la forma de financiar el Estado a través de la generación de divisas, porque así podremos salir del círculo vicioso del endeudamiento externo y reducir la dependencia del mismo. Un círculo difícil de romper’’.

La ‘‘vergonzosa’’ basura

El líder de los industriales nacionales, al exponer frente a empresarios y funcionarios públicos, durante el almuerzo empresarial que ofrece la Cámara Americana de Comercio de la República Dominicana (AMCHAMDR), mencionó el ‘‘vergonzoso’’ cúmulo de basura orgánica e inorgánica en el litoral sur de la costa de la capital dominicana.

Valoró los esfuerzos de la Alcaldía del Distrito Nacional y el Ministerio de Obras Públicas, el apoyo de empresarios y voluntarios para limpiar el malecón. Pero adujo que la situación ‘‘podría repetirse muchas veces’’ si el esfuerzo no incluye todos los actores de la sociedad para lograr una cadena logística que fomente la reducción, reúso y reciclaje de los desechos sólidos.

Dijo que se necesita educación ciudadana y políticas de separación de residuos, de funcionamiento eficiente y claridad en los roles de las instituciones que intervienen en la recolección, de centros de acopio y de incentivos e inversión de las empresas en reciclaje e innovación.

‘‘No ganamos nada con prohibir el consumo de productos ya que todo material genera residuos. Lo importante es entender que esto que hoy llamamos residuos puede ser utilizado como materia prima, creando así un círculo virtuoso en favor de la sostenibilidad ambiental’’, dijo.

Ley de Partidos: ver ‘‘más allá del 2020’’

Campos De Moya llamó a los partidos políticos a anteponer los intereses del Estado, que van ‘‘más allá de las elecciones de 2020’’,  a los propios. En ese contexto, los instó a crear, de una vez por todas, un marco regulatorio fuerte. ‘‘Aprueben ya esos instrumentos jurídicos tan debatidos y tan necesarios para la democracia en el país’’, subrayó.

Pacto eléctrico

Emplazó al Poder Ejecutivo a firmar el denominado Pacto Eléctrico que debió firmarse a principios de año, pero retrasado por Danilo Medina, quien espera –según dicen funcionarios cercanos al Presidente– que más sectores apoyen las cláusulas del documento.

‘‘Los industriales estamos ávidos de contar con un sistema eléctrico eficiente y competitivo para poder desarrollarnos’’, fue el mensaje que envió el presidente de la AIRD.

Código Laboral

Reconoció la necesidad de actualizar las condiciones del mercado. Las industrias, según apuntó en su discurso, ‘‘están deseosas de fortalecer sus aportes vías empleos formales’’, pero quieren un ‘‘más flexible’’ con los empleados y empleadores.

¿Competitividad?

‘‘Estamos llegando al momento en que los pagos de esta deuda serán mayores a los flujos de nuevos préstamos. Por eso debemos darnos cuenta del rol fundamental que juegan nuestros generadores de divisas para empujar el crecimiento futuro del país. Debemos diseñar un círculo virtuoso basado en la generación de divisas fundamentadas en las exportaciones de bienes y servicios’’.

Campos De Moya criticó las trabas burocráticas que imperan en el país, a pesar de que el Gobierno declaró 2018 como “Año de Fomento a las Exportaciones’’. Desde el principio de su discurso, los obstáculos industriales representaron frases estelares para referirse a diversos temas.

‘‘Para poder crecer a un ritmo igual o mayor al de la economía, necesitamos superar las trabas que restan competitividad a la industria, entre ellas: el suministro eléctrico costoso y deficiente; la falta de financiamiento de largo plazo, para las exportaciones y para la adquisición de maquinarias; la ausencia de recursos y programas del Estado para la promoción de la innovación, investigación y desarrollo; las prácticas monopólicas en el transporte de carga; las trabas burocráticas que afectan la productividad y los encadenamientos productivos; y la actual estructura fiscal que penaliza las inversiones, los activos y la generación de mayor valor agregado, que a la vez favorece las importaciones’’.

Relaciones con China: déficit comercial y políticas ‘‘bien estudiadas y coherentes’’

El empresariado local que Campos De Moya representa y en nombre de quien, según dijo, habló durante la actividad, se muestra descontento con el nivel descontrolado de las importaciones de productos. Mencionó la necesidad de ‘‘defender nuestro mercado de prácticas desleales de productos importados’.

Precisó que mientras se alega que el camino se construye para mejorar las exportaciones, la balanza comercial evidencia otros pasos. Los niveles de déficits superan durante los últimos años los US$7,000 millones anuales. A esto agrega ‘‘la excesiva burocracia y desconfianza de las autoridades’’ que provocan el efecto contrario al discurso de Estados pues incentivan la exportación y crean una brecha cada vez más ensanchada a los productos nacionales.

‘‘He oído a colegas decir que el industrial es masoquista porque prefiere pasar trabajo produciendo, en lugar de usar su capital financiero para desde una pequeña oficina con tres empleados contactar a un suplidor de China o de Estados Unidos e importar los mismos bienes que produce para venderlos en el mercado local’’, contó.

Al pronunciarse frente a figuras estelares del Poder Ejecutivo, de la categoría de José Ramón Peralta, ministro Administrativo de la Presidencia, e Isidoro Santana, de Economía, Planificación y Desarrollo, el empresario industrial hizo hincapié en la necesidad de que cada proyecto que se planifique desarrollar con China –tras la formalización de las relaciones diplomáticas– sea ‘‘bien estudiado’’ y resulte coherente con las metas comerciales del país.

‘‘Nuestro país debe ser proactivo y presentar proyectos reales que sean atractivos para el financiamiento o la inversión china, tomando siempre en cuenta nuestras grandes asimetrías con ese país. Las relaciones con China no constituyen un viaje turístico. Se trata de establecer compromisos que nos beneficien como país y que no perjudiquen nuestro desarrollo industrial’’, dijo.

Estados Unidos y Haití: desde el proteccionismo de Trump a la incertidumbre del mercado comercial haitiano  

Campos De Moya reconoció los efectos que podrían arrastrar para la economía local las medidas proteccionistas de Estados Unidos, China y la Unión Europea.

Como una amenaza para las exportaciones dominicanas, citó el caso de la primera economía del mundo y principal socio comercial de República Dominicana: Estados Unidos, que cada vez se conduce a cuidar más su producción local, ‘‘un elemento fundamental para el bienestar de su pueblo’’.

También mencionó la incertidumbre política y comercial de Haití, segundo socio del país, quien ha impuesto veda a productos dominicanos.

Ley de Proindustria

Criticó las constantes modificaciones a la Ley de Proindustria que en 12 años se ha reformado siete veces.

‘‘Hoy en día muchas de esas reformas no han sido implementadas y otras se han constituido en trabas que, en lugar de favorecer la competitividad y las exportaciones, las han afectado. Otras, se han aplicado pero han carecido de consistencia en el tiempo para que podamos valorar sus resultados’’, dijo.