SANTO DOMINGO, República Dominicana.- América Latina y el Caribe podría sumar US$11.000 millones adicionales a los flujos anuales de comercio si combinara los 33 acuerdos comerciales independientes en un solo bloque de libre comercio regional, según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Unir los puntos: Una hoja de ruta para una mejor integración de América Latina y el Caribe delinea un curso de acción para que la región alcance la esquiva meta de la integración regional y destaca que, para concretar cualquier esfuerzo de integración significativo, Argentina, México y Brasil son actores clave.
En la región, el comercio es un complejo mosaico de acuerdos comerciales preferenciales (ACP), anclados en sus dos principales bloques — la Alianza del Pacífico y el MERCOSUR. El estudio señala que si bien, desde su puesta en marcha, estos acuerdos lograron incrementar el comercio intrarregional en un 64 por ciento en promedio, dichos beneficios no estuvieron a la altura de lo que un mercado regional de US$5 billones podría ofrecer, y tampoco lograron que la región fuera más competitiva en el plano internacional.
El informe propone una hoja de ruta para maximizar estos beneficios por medio de un camino de convergencia de los ACP existentes, que conduzca a un Tratado de Libre Comercio de América Latina y el Caribe (TLC-ALC).
“La convergencia es la forma de fortalecer la relevancia económica de los acuerdos comerciales preferenciales de nuestra región”, dijo Antoni Estevadeordal, gerente del Sector de Integración y Comercio del BID. “Unidos, pueden ayudar a mejorar la competitividad de la región en el exterior, particularmente en el entorno del comercio actual, cada vez más desafiante. Aislados y sin una masa crítica, estos tratados están condenados a la irrelevancia o, incluso, a una muerte lenta, a la luz de los mega acuerdos ya vigentes en Europa, Asia y América del Norte”.
El informe examina los efectos comerciales de un TLC-ALC en distintos escenarios internacionales. En el contexto imperante, este tratado produciría un aumento promedio del 9 por ciento del comercio intrarregional de bienes intermedios utilizados en las exportaciones de América Latina y el Caribe, que fortalecería las cadenas de valor poco desarrolladas de la región.
A partir de la eliminación de aranceles impulsaría asimismo el comercio intrarregional de todos los bienes un 3,5 por ciento en promedio, que equivale a US$11.300 millones adicionales, estimados sobre la base de los flujos de 2017. El incremento de las exportaciones oscilaría desde un 1 por ciento en el caso de la minería de los países andinos hasta un 8 por ciento en las manufacturas mexicanas y un 21 por ciento en la agricultura de Centroamérica.
En un escenario de fricciones comerciales crecientes, el informe sostiene que un acuerdo panregional podría constituir una póliza de seguro efectiva contra las pérdidas de mercado. “Un tratado de libre comercio de este tipo podría atenuar en hasta un 40 % los efectos negativos de las fricciones del comercio mundial sobre las exportaciones de ALC”, agregó Estevadeordal.
Una alternativa realista
El informe reconoce que es probable que una estrategia de este tipo sea recibida con escepticismo, dadas las dificultades que enfrentaron los intentos anteriores de lograr un acuerdo de libre comercio regional único. No obstante, afirma que cerca del 90 por ciento del comercio intrarregional ya está libre de aranceles —lo cual constituye una plataforma sólida para construir un área de libre comercio regional—. Asimismo, la región nunca estuvo tan cerca de un consenso político que favorezca el comercio y la integración como ahora.
A partir de las lecciones aprendidas durante más de un cuarto de siglo de iniciativas de integración, el informe recomienda crear una zona de libre comercio centrada, primero, en los bienes y servicios, y dejar para una etapa posterior otros aspectos, como el trabajo, la propiedad intelectual y el medio ambiente. El acuerdo debería incluir adicionalmente un capítulo sobre facilitación del comercio, que no solo cubra las medidas relacionadas con las aduanas, sino también mecanismos para minimizar los costos de transporte y de transacción.
Argentina, Brasil y México son actores clave
El informe sostiene que es necesario contar con una masa crítica de países para iniciar el proceso de integración y que, en este sentido, Argentina, Brasil y México están en una posición inigualable para unir a los bloques subregionales más importantes de la región —la Alianza del Pacífico y el MERCOSUR—, cuyos mercados sumados totalizan US$4,3 billones, que equivalen al 81 por ciento del PIB regional.
Los Gobiernos podrían optar por un abordaje cauteloso, paso a paso, que amplíe la acumulación de reglas de origen y una los eslabones perdidos entre las relaciones donde sea necesario. A pesar de las ventajas políticas de dicho enfoque, el estudio aboga por una iniciativa más agresiva, ya que las complejidades que entraña contar con múltiples reglas para los productos y acuerdos comerciales preferenciales intrarregionales persistirían.
“Si los gobiernos de la región están realmente comprometidos a fortalecer los argumentos políticos y económicos en favor de la integración, tienen que moverse rápido”, dijo el investigador del BID especialista en comercio y coordinador del estudio, Mauricio Moreira, “El tiempo, lamentablemente, no está de su lado”.