SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Durante los últimos cuatro años, Venezuela le ha dado “bola negra” a múltiples iniciativas y ofertas concretas del sector privado e instituciones del Estado, que se le han formulado para liquidar con productos y servicios criollos parte de la deuda acumulada por la compra de crudo a través de Petrocaribe.
Desde el 2010, cuando empieza a implementarse este mecanismo de “compensación” establecido en el acuerdo, se han exportado a la nación petrolera algo más de 155 millones de dólares (US$155,015,047 millones), mayormente de bienes agrícolas. Una suma no tan significativa si se compara con el monto del financiamiento recibido hasta la fecha por la importación del “oro negro” venezolano, que según las cifras oficiales asciende a US$4,344,640,668 millones.
Al margen de la retórica gubernamental y del optimismo con que aborda el tema Pablo de Jesús Tejada, subdirector de Petrocaribe del Ministerio de Hacienda, lo cierto es que Venezuela ha venido descartando o echando al olvido propuestas de productores, empresarios y ministerios como los de Agricultura y Turismo, pese a las gestiones de autoridades dominicanas.
“Hay un procedimiento para registrarse, y con ese registro van directamente a Venezuela y hacen contactos con las empresas públicas venezolanas, porque el sector privado de allá no interviene” en las negociaciones. Una vez aprobadas, el Ministerio de Hacienda establece un contrato de intermediación con esas empresas”
Tejada indica que el intercambio de productos como mecanismo de pago de la deuda bilateral por las importaciones de petróleo se ha limitado hasta ahora a cuatro o cinco rubros: azúcar líquido, harina de trigo, pastas alimenticias, así como algunos fertilizantes y medicamentos.
“El año pasado se estuvo exportando alimentos para animales, pero este año se paró, porque todo se hace en función de la demanda, de las necesidades que tenga Venezuela, y ellos son los que establecen el tipo productos y servicios que necesitan”, explicó el funcionario al periódico Acento.
A esto precisamente –señala- se debió la suspensión de las tan anunciadas exportaciones de habichuelas negras o caraotas al país sudamericano, que se hicieron únicamente durante el bienio 2010-2011, por un valor de US$3,211,783 millones.
Para concretizar el comercio de estas habichuelas, que los venezolanos consumen masivamente, el Gobierno llegó a disponer un financiamiento por RD$100 millones, orientado a aumentar el rendimiento de los productores del Valle de San Juan, sobre todo.
“Se comenzó con las caraotas (habichuelas negras), pero se suspendió porque realmente el costo salía muy alto, y lo que se exporta tiene que ser rentable. El producto nacional que vaya a Venezuela tiene que ser competitivo en el mercado internacional, porque no es una concesión”, dice el funcionario al exponer la lógica de mercado que también impera en la nación bolivariana.
Recuerda que el pasado año, a raíz de un estudio en el que participó el Centro de Exportación e Inversión (CEI-RD), se hizo a los venezolanos una oferta “exportable, de productos que pudieran resultar competitivos” en el mercado, “pero tampoco mostraron interés”.
Otro de los alimentos que se intentó comercializar en función de Petrocaribe, también sin éxito, fue el arroz. “El arroz ha dado muchas dificultades, porque ellos quieren el arroz sin descascarar, y los molineros (dominicanos) entonces alegaron que tenían los almacenes llenos”.
José Alfredo Rizek, asesor de la Oficina de Petrocaribe, añade que empresarios criollos también querían colocar en Venezuela a la carne de pollo. Detalla que técnicos venezolanos “vinieron a chequear los mataderos y vieron que estaban certificados, pero cuando volvieron allá, parece que los pollos los consiguen en Uruguay, que es un gigante” en el ámbito avícola.
Menciona el caso de la empresa Agrifeed, que produce insumos alimenticios para animales. “Con Agrifeed estuvimos tres años bregando para certificar los alimentos, y ellos allá (En Venezuela) haciendo análisis, hasta que se exportaron el año pasado 15 o 16 millones de dólares, pero ahora no se exportó porque una empresa privada de allá parece que hizo un convenio” con el Estado venezolano.
Explica que “lo primero que hay que vencer” para exportar a ese mercado son los requisitos fitosanitarios, “y después la cuestión de los precios, porque Venezuela importa el 85% de lo que come”, lo que da lugar a que sean muchos los competidores, incluyendo a países fronterizos como Ecuador o Colombia.
Esto sin mencionar los “grandes” acuerdos comerciales que se han suscrito desde Miraflores con Argentina, los Estados miembros del ALBA (Alianza para los Pueblos de Nuestra América) y hasta con gigantes del tamaño de China Popular.
Propuestas de Estado a Estado
Otra de las posibilidades que se han explorado y planteado en el marco de Petrocaribe concierne a la industria turística, un sector en el que la República Dominicana tiene un reconocido liderazgo regional.
“Se ha hecho dos propuestas concretas en el área turística, lo que pasa es que Venezuela no se ha interesado”, apunta Tejada. “A través del Ministerio de Turismo se les presentó un proyecto para el entrenamiento en el Instituto (de Formación Turística) de San Cristóbal. Les propusimos que enviaran su personal y nosotros los capacitamos aquí, y eso nos lo rebajan de la deuda”.
A la nación que suple el 23% de la demanda nacional de petróleo “también se le propuso hacer una triangulación con Cuba, con Puerto Plata”, para incrementar el flujo turístico. Tejada agrega que Venezuela “ha dado muestras de interés” por determinadas variedades de quesos, intención que “tampoco ha cuajado”.
Aunque el país ingresó al Acuerdo de Cooperación Energética Petrocaribe en el 2005, el intercambio de bienes y servicios no pudo arrancar hasta el 2010, al cabo de un “proceso” de información y preparación de los productores locales que se tomó media década.
Desde la Oficina de Petrocaribe, se coordina todo lo concerniente al mecanismo de compensación, además de encuentros con productores y empresas interesadas en capitalizar las “bondades” del convenio que auspició el extinto gobernante Hugo Chávez.
“Hay un procedimiento para registrarse, y con ese registro van directamente a Venezuela y hacen contactos con las empresas públicas venezolanas, porque el sector privado de allá no interviene” en las negociaciones. Una vez aprobadas, el Ministerio de Hacienda establece un contrato de intermediación con esas empresas”, explica el funcionario.
Durante el presente año, se tiene proyectado pagar más de US$70 millones correspondientes a la parte de la deuda de Petrocaribe que es “de largo plazo”, que serían “compensados” mediante la venta de rubros alimenticios y fertilizantes.