A partir del año 2006 y hasta hoy la Comisión Europea, el órgano ejecutivo de la Unión, organiza celebra la Semana Europea de la Energía y la Sostenibilidad.

Desde el pasado día 23 y hasta ayer día 27 de junio del presente año se ha celebrado  este evento, teniendo como tema central el ahorro y eficiencia energética.

Junto a la Comisión Europea en esta novena  edición y los países que confirman la Unión,  han participado varias organizaciones y agentes sociales  del sector quienes han promovido con mayor énfasis, en estos días, los planteamientos y proyectos a favor de la sostenibilidad.

Desmontar estructuras

De declaraciones de intenciones estamos más que satisfechos y nos alegra que en cuanto se presenta una oportunidad de exposición pública los organismos estatales y supraestatales hacen públicos manifiestos de sus deseos de sostenibilidad.  Lo cierto es que mucho más que palabras existen planes muy bien establecidos, como la directiva 20/ 20/ 20, que propone de manera vinculante que todos los estados de la Unión Europea entren por la puerta de ahorro y de la eficiencia energética.

Pero el tan comentado objetivo 20-20-20 aprobado en 2008 y que se esperaba que llevara a la  UE, en 2020,  a emitir un 20% menos de CO2 que en 1990, consumiendo un 20% menos de energía y a generar el 20% de su energía primaria con fuentes renovables a veces se tambalea.

Es obvio que hay estructuras económicas y de poder que no permiten que este plan fluya con el ritmo deseado. Ya incluso se habla de flexibilizar el objetivo y postergarlo para el 2030 aspirando a un 27% menos de emisiones.

El tema verdadero está en que quienes tienen cierto control sobre las cosas, generalmente políticos, no siempre creen realmente en que se está produciendo un cambio climático real a una velocidad nada conveniente. En más de una ocasión hemos leído o escuchado decir a muchas de estos líderes que el cambio climático forma parte del ciclo natural de la tierra y que no es para tanto. Obviamente estas mismas personas luego de ejercer sus cargos, mantienen relaciones con los grandes lobbies de las energías convencionales, que les garantizan retiros dorados.

Los que vigilan el queso

Dicho lo anterior, luego, lo que sucede es que los que vigilan el queso son los propios personajes que desean comérselo y así no se avanza mucho en los objetivos de reducción de emisiones por el uso de combustibles fósiles.

Cambiar las estructuras político-económicas no es tarea fácil y de hecho no creemos factible que se puedan sustituir en corto y mediano plazo.  A lo que si aspiramos es a que la comunidad científica y los buenos actores de cambio que existen en el escenario puedan continuar un trabajo de concienciación sobre los que aún defienden intereses particulares, para se enfoquen en el bien colectivo que es  -a final de cuentas- el que beneficia a todos…incluso a los particulares.

Quizás para las próximas celebraciones de La Semana de la Sostenibilidad  los procesos positivos de preservación del medioambiente adquieran el carácter de lo irreversible.