SANTO DOMINGO, República Dominicana. – El presidente Danilo Medina dijo que “en la República Dominicana iniciamos el más amplio programa de reforestación que se ha llevado a cabo en la región caribeña, con el objetivo de mejorar nuestra resiliencia a los fenómenos atmosféricos y recuperar la superficie boscosa de nuestra tierra que, fruto de estos esfuerzos, ha aumentado más de un 40% entre 2003 y 2018”.

Este último dato se apoya en el informe del Inventario Nacional Forestal 2018, presentado por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales el pasado mes de febrero. De acuerdo al informe, la superficie forestal o boscosa de la República Dominicana representa el 43,6 % del territorio del país.

Efectuó la declaración en la conferencia del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) 2019.

Ambientalistas y conservacionistas han considerado que la cifra no corresponde con la realidad territorial, pues dentro de la categoría de bosque se tomaron en cuenta extensiones agrícolas que, al ser explotadas, consideran que no aportan como bosque en sí.

Por otro lado, en la actualidad la población enfrenta una crisis medioambiental por múltiples denuncias de deforestación en áreas protegidas, así como asentamiento agrícola dentro del Parque Nacional Valle Nuevo y la siembra ilegal de aguacates, papa y cebolla en el Parque Nacional Sierra de Baoruco.

“Lo cierto es que, sin un medio ambiente capaz de sostener las actividades humanas y económicas, todas las conquistas son pasajeras”, dijo Danilo Medina.

Entre los empresarios señalados en las denuncias por explotación agrícola de áreas protegidas está el hermano del presidente, Ángel Milcíades Medina.

  • Discurso íntegro del presidene Danilo Medina:

Señoras y Señores;

Deseo iniciar esta breve intervención expresando nuestro aprecio y gratitud al hermano pueblo de Guatemala, por la calurosa acogida que nos han dispensado y muy especialmente a su Presidente, Jimmy Morales.

Quisiera también sumarme a dar la bienvenida al Presidente de El Salvador, Nayib Bukele, quien se incorpora por primera vez a esta cumbre de pueblos hermanos.

En un momento en que las principales potencias del mundo están mostrando públicamente sus desacuerdos sobre temas tan vitales como el comercio, la tecnología o el medio ambiente, los centroamericanos debemos centrar nuestra atención en nuestra región y los intereses de nuestros pueblos.

En este sentido, este foro es un importante generador de ideas, análisis y experiencias para hacer avanzar nuestra agenda de integración centroamericana.

A la hora de nutrir esta agenda hemos encontrado en el informe “Perspectivas económicas de América Latina 2019”, publicado por la CEPAL, un insumo que refleja, a la vez que completa, nuestro propio diagnóstico de la situación de Centroamérica.

Coincidimos plenamente en que es necesario y prioritario atender los cuatro retos principales, o las cuatro trampas, que identifica el informe.

La realidad de nuestra situación es que, tras un sostenido incremento en los niveles de ingresos logrado en los últimos años, aún persisten obstáculos que pueden frenar o incluso descarrilar nuestra marcha hacia la igualdad y la reducción de la pobreza.

Por tanto, para nosotros el reto principal y prioritario es atender lo que en el informe se ha dado en llamar la trama de la vulnerabilidad social.

Efectivamente, en nuestras naciones hemos luchado durante décadas para lograr la aparición de una nueva clase media sólida, que pueda mirar al futuro con optimismo.

Este ha sido un eje central de nuestras políticas en República Dominicana y, humildemente, nos alegra poder decir que en los últimos 7 años la clase media dominicana ha pasado de representar un 22.6% de la población a superar el 30%.

Sin embargo, si queremos que el futuro próximo cumpla su promesa de llevar prosperidad y estabilidad a todos y todas, es esencial construir la red de seguridad que impida que las grandes mayorías vuelvan a caer, como en el pasado, víctimas de ciclos económicos adversos.

Entendemos que esta red debe estar compuesta por sistemas de seguridad social, salud, educación y servicios públicos de calidad, que garanticen el bienestar de la ciudadanía y la sostenibilidad de nuestro modelo económico.

Por nuestra parte y, tal como se recomienda en el informe, seguiremos haciendo especial énfasis en mejorar la cobertura de los sistemas de protección social y apostar por la calidad educativa y la creación de empleos formales, para alejar para siempre a nuestra población de la trampa de la vulnerabilidad.

Señoras y señores,

Sin duda la productividad, y más concretamente las dificultades que nuestras naciones enfrentan para insertarse exitosamente dentro del mercado mundial es, por décadas ya, una trampa a veces insalvable para las economías latinoamericanas, especialmente si hablamos de nuestras pequeñas y medianas empresas que aún representan en promedio el 90% de nuestro tejido empresarial y el 28% de nuestro PIB.

Como hemos señalado anteriormente en este foro, apoyar a las pequeñas y medianas empresas en su internacionalización, así como crear encadenamientos productivos que las inserten en el mercado global, debe ser no sólo una prioridad en nuestras agendas de cooperación, sino parte de nuestra labor diaria.

Porque lograr que miles de pequeños empresarios alcancen la capacidad de producir y de exportar bienes de mayor valor añadido es, sin duda, el mejor camino para multiplicar el crecimiento con justicia social en nuestra región.

De acuerdo con esta visión, en la República Dominicana declaramos 2018 el año de las exportaciones y durante doce meses nos centramos en apoyar a los pequeños productores con créditos blandos, con inteligencia de mercados y promoviendo los encadenamientos productivos entre campo e industria, gracias a lo cual nuestras exportaciones crecieron un 9%.

Y este año, dando continuidad a ese esfuerzo, estamos empujando una completa agenda de Innovación y Competitividad. Con la participación del sector privado y la academia, no sólo estamos reduciendo drásticamente las trabas burocráticas para producir y hacer negocios en nuestro país, sino que elaborando una  Estrategia Nacional de Innovación, para impulsar una agenda conjunta de transformación de nuestro aparato productivo.

Señoras y señores,

La tercera trampa mencionada en el informe es la medioambiental. En este caso, es justo señalar que la realidad y la responsabilidad de este problema va más allá de nuestro continente y alcanza a todo el planeta.

Ni por un momento quiero decir con esto que las naciones de América Latina podemos dejar de lado esta gran responsabilidad. Sin embargo, sí es necesario señalar que, en la lucha contra el cambio climático,  cualquier esfuerzo será en vano si no contamos con el apoyo de los países más industrializados.

Lo cierto es que, sin un medio ambiente capaz de sostener las actividades humanas y económicas, todas las conquistas son pasajeras.

Y esto es incluso más pertinente en nuestra área centroamericana y caribeña, que se encuentra especialmente expuesta a los estragos del cambio climático.

Conscientes de la importancia de este reto, en República Dominicana iniciamos el más amplio programa de reforestación que se ha llevado a cabo en la región caribeña, con el objetivo de mejorar nuestra resiliencia a los fenómenos atmosféricos y recuperar la superficie boscosa de nuestra tierra que, fruto de estos esfuerzos, ha aumentado más de un 40% entre 2003 y 2018.

Pero más allá de los esfuerzos nacionales, es prioritario que los miembros del SICA coordinemos nuestras posiciones en torno a este tema en todos los foros internacionales y que trabajemos en conjunto con el resto del países que, responsablemente, estamos esforzándonos para que las futuras generaciones puedan heredar un planeta más seguro, más limpio y más verde.

El  último de los obstáculos que señala el informe, pero no menos importante es la llamada “trampa institucional”, que no es otra cosa que la desconfianza y el distanciamiento creciente entre la población y las instituciones.

Vale decir que este no es un fenómeno que afecte solamente a nuestra región, sino más bien un signo de los tiempos en que vivimos, que se corresponde con la llamada “revolución de las expectativas” de la  que ya en 2013 nos hablaba Moisés Naím en su obra “El fin del Poder”.

El hecho de que, a pesar de la ya mencionada mejoría en su calidad de vida, los ciudadanos son cada vez más escépticos y críticos con quienes los gobiernan.

Por tanto, se hace necesario buscar nuevas formas de acercar el gobierno a las personas, agilizando y transparentando los procesos de las instituciones públicas.

En este sentido, en la República Dominicana hemos apostado por usar la tecnología para que se realicen de forma más eficiente y transparente, al tiempo que impulsamos medidas de acceso a la información, gobierno abierto y de control del gasto público en todos los niveles de la administración.

Amigas y amigos,

He señalado brevemente estos cuatro retos que, de una u otra manera, afectan a todas nuestras naciones.

De forma aún más breve he apuntado a algunas maneras en las que en mi país estamos abordando estos retos, porque sé lo importante que es que compartamos experiencias en un foro como este.

Pero sobre todo, lo que urge ahora es encontrar formas de actuar juntos.

Debemos actuar con decisión, para que nuestras economías logren competir con éxito en el mercado mundial, combatir las desigualdades y dejar a nuestros hijos e hijas unas sociedades más sostenibles y democráticas.

Como siempre, cuenten con la República Dominicana para contribuir a este proceso y para intercambiar ideas y experiencias.
Confío en que, en los próximos seis meses, podamos desarrollar una agenda proactiva, que nos permita encarar de manera exitosa los retos que tenemos por delante.

Muchas gracias.