Por Ariel Contreras
BAHORUCO, República Dominicana.- Los 1,226 kilómetros cuadrados que abarca el parque nacional Sierra de Bahoruco no son solo una vasta extensión de refugio para especies consideradas amenazadas o raras. Esta sierra, conocida del lado haitiano como Massif de la Selle, es también un símbolo histórico sumamente subestimado y, como las provincias que la comparten, olvidada.
Bien pueden constatar las organizaciones ambientalistas que, a pesar de su gran atractivo y de ser un área protegida de vital importancia para el balance ecológico de la isla de la Hispaniola, por su remota ubicación al suroeste del país, es un destino turístico al fondo de la lista para los dominicanos.
No es la primera vez que esta cadena montañosa ocupa la opinión pública debido a temas controversiales. Hace casi la mitad de un siglo la Sierra de Bahoruco fue protagonista en la rebelión del cacique Enriquillo, proclamado por muchos como el primer guerrillero de América. Su renuncia al mundo español y su ida a estas montañas, fue el inicio de una lucha de más una década con la que los colonizadores no pudieron, por lo menos no con los métodos tradicionales de sometimiento.
La sierra fue también donde los esclavos africanos liderados por Sebastián Lemba se convirtieron en cimarrones y se alzaron para entonces conocer el refrescante sentimiento de libertad que los hizo combatir la esclavitud también por más de una década.
Hoy volvemos a hablar de la Sierra de Bahoruco, no por razones heroicas, más bien por lo contrario. Las organizaciones ambientalistas y la sociedad civil se han unido en una sola voz que reclama que se respeten y se hagan cumplir las leyes 64-00 de Medio Ambiente y Recursos Naturales, así como la ley Sectorial de Áreas Protegidas 202-04.
Historia que viene y va
Hace tres años, la organización ambientalista SOS Ambiente RD lanzó su primer material audiovisual llamado Parques de Papel, filmado en la zona de Los Arroyos, parque nacional Sierra de Bahoruco. En el mismo expusieron plantaciones ilegales masivas de aguacate Hass dentro de los límites del área protegida. Dicha demanda quedó apilada junto a las muchas otras que desde antes había hecho Grupo Jaragua, ONG que enfoca su labor de conservación en el suroeste del país, especialmente en los parques nacionales Jaragua y Sierra de Bahoruco.
Son estos quienes, el 24 de julio de 2018, denuncian la habilitación de caminos agrícolas en Los Arroyos, apenas meses después de que el exministro de Medio Ambiente, Francisco Domínguez Brito anunciara la recuperación de la Sierra de Bahoruco, y a tan solo días después de que el presidente Danilo Medina, tras visitar sorpresivamente Pedernales, asegurara que brindaría apoyo a los agricultores produciendo legalmente fuera de las áreas protegidas, lo que para los ambientalistas y agricultores significó un alivio… Uno que no duraría demasiado tiempo.
Semanas después, el fin de semana del once de agosto, un grupo de ciudadanos preocupados visitamos el área con equipos fotográficos y de filmación para confirmar la denuncia hecha. A pesar de no poder visualizar las maquinarias operando, probablemente por visitar la zona durante un fin de semana, sí pudimos confirmar que los caminos habían sido trabajados recientemente, no tan solo por la comodidad de los mismos, sino por la resplandeciente capa de caliche que cubría la característica tierra rojiza de la zona.
En esta visita pudimos también confirmar la presencia de aguacates Hass y cultivos de ciclo corto como papas, cebolla, habichuelas y zanahorias, para los cuales son utilizados agroquímicos, lo que también va en contra de las leyes creadas para la conservación de las áreas protegidas.
Una vez documentamos los trabajos ilegales en la zona y confirmamos la denuncia de Grupo Jaragua, empezamos a hacernos eco a través de las redes sociales, sin tanto impacto como el que debería generar en la sociedad una invasión y destrucción de un parque nacional que forma parte de la Reserva de la Biosfera Jaragua – Enriquillo – Bahoruco, declara por UNESCO.
De acuerdo a Grupo Jaragua, en toda la vertiente sur del Parque Nacional Sierra de Bahoruco, más de setenta mil tareas han sido devastadas. Solo en el sector que protagoniza la denuncia, la agricultura ilegal ocupa 4.27 kilómetros del parque en dirección sur – norte, mientras que en dirección oeste – este ocupa 8.48. La herramienta utilizada, Google Earth, traza en línea recta sin contar las deformaciones del terreno, que tiene elevaciones y depresiones, por lo que los valores arrojados quedan por debajo de la realidad de la zona.
La gota que no llegó al vaso
La sorpresa nos sorprendió el veintiuno de agosto cuando Oliver Ferreras, guía turístico de Pedernales, captura y comparte imágenes de un cañón del río Mulito completamente seco, donde más tarde nos comenta que esa parte del río lo “tapaba por mucho’’.
El movimiento ambientalista, con el apoyo en difusión de la influenciadora Alejandra Gil, compartieron las imágenes el próximo día a través de las redes sociales. Alejandra, utilizando imágenes propias hechas en ese mismo cañón varios meses atrás, donde se aprecia con abundante agua, las comparó con las fotografías de Oliver y acompañó la denuncia de un texto de quien redacta.
La denuncia fue, en términos mediáticos, un éxito. Miles de personas compartieron la misma y provocó el interés de la población, así como de medios de comunicación y figuras públicas. El tramo seco del río Mulito permitió que la denuncia de la agricultura ilegal en la Sierra de Bahoruco, donde nace el mismo, se catapultara.
El valor de las leyes
De acuerdo al numeral 2 del artículo 175 de la ley general de Medio Ambiente y Recursos Naturales 64-00, incurren en delito quienes produzcan alteraciones, daños o perjuicios del sistema nacional de áreas protegidas y quien corte o destruya árboles en áreas forestales de protección y zonas frágiles declaradas legalmente como tales.
La Sierra de Bahoruco está declarada como tal desde el año 1983 por el decreto presidencial 1315-83, aunque sin límites bien definidos. Cuatro decretos presidenciales más tarde y dos modificaciones en la Ley Sectorial de Áreas Protegidas, en el año 2004 se establecen los límites definitivos del parque dentro del marco legal de la ley 202-04. La misma, en su artículo 9 dicta que los terrenos pertenecientes al Estado que integran el Sistema Nacional de Áreas Protegidas son imprescriptibles e inalienables y que sobre ellos no puede constituirse ningún derecho privado, añadiendo a esto su artículo 33, que de manera clara establece que nadie puede usufructuarlas o disponer de ellas sino es de acuerdo a lo establecido por la ley.
A pesar de las leyes ser claras, hay agroempresarios que públicamente han declarado estar ocupando las tierras del parque nacional, tal es el caso de Pilo Marte, nativo de Constanza, quien confirmó haber llegado a Los Arroyos en 2008 y que para 2012 ya contaba con 40,000 tareas para la siembra de aguacate Hass. Expresó también su deseo de agregar 15,000 tareas más.
Otro agroempresario declarado en la zona es el excandidato a la senaduría de Pedernales, Saturnino Espinal, también con tierras dedicadas a la siembra de aguacates además de productos de ciclo corto. Actualmente, Saturnino, conocido en la zona como El Papero, se prepara para cosechar entre 1,500 y 1,700 tareas de cebolla. Tras consultar a un agrónomo que prefiere mantenerse en el anonimato, la cosecha de cebolla equivaldrá a una suma de ochenta millones de pesos, como mínimo.
El carácter público de estas declaraciones hace que las organizaciones ambientalistas y la sociedad civil se pregunten por qué estas personas y los demás terratenientes de la zona no han sido sometidos a los procesos y sanciones que estipulan las leyes.
De violación de leyes a violación de convenciones
La República Dominicana ratificó en el año 1991 la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas que, entre otras cosas, protege a los niños del trabajo infantil, definido como aquel que amenaza el derecho a la educación y somete a los niños y niñas a situaciones de abuso y explotación. Según el Convenio 138, las peores formas de trabajo infantil son aquellas extremadamente riesgosas para vida e integridad física y mental de niños y niñas, dentro de ellas están incluidos los trabajos nocturnos, trabajos riesgosos en la calle y trabajo agrícola con productos químicos.
Al regresar a Pedernales tres semanas más tarde, el 30 de agosto, nos topamos con algo que no es muy difícil de ver y que rompe con este acuerdo internacional que ratificamos con las Naciones Unidas: niños, niñas y adolescentes trabajando en el campo limpiando el terreno con machetes, cargando sacos de cebolla y tanques de agua con los que tienen que desplazarse largas distancias caminando.
Además, existe evidencia de que en la zona emplean a niños para fertilizar y fumigar ciertos cultivos con agroquímicos altamente tóxicos. Los mismos no utilizan ningún tipo de protección para la implementación de estos fertilizantes.
En Los Arroyos todo sigue igual
A la fecha pudimos ver que, a pesar de los esfuerzos mediáticos, la presión de las organizaciones ambientalistas y la sociedad que provocaron la visita del Ministro de Medio Ambiente Ángel Estévez a la zona, los agroempresarios de Los Arroyos siguen operando a todo vapor con equipos pesados que se están encargando de mejorar los caminos para facilitar el acceso de los camiones que bajarán las cosechas y llevarán los nuevos insumos para el próximo ciclo de cultivo.
El paisaje donde una vez hubo un denso bosque nublado lleno de especies endémicas, nativas y migratorias, se asemeja ahora al de una mina y no da para nada la impresión de ser un parque nacional. Después de la denuncia tener bastante presencia en la prensa y medios digitales, Estévez pronunció su interés de sentarse con los ambientalistas a buscar soluciones. Los mismos han confirmado su asistencia para el día 12 de septiembre, pero entienden que hasta que se defina la solución, toda actividad agrícola dentro del área protegida debe ser detenida, como manda la ley.
¿Casarse con la gloria?
Lamentablemente, de la Reserva de la Biosfera, Sierra de Bahoruco no es el único parque que es víctima de presiones humanas agresivas. Durante nuestro viaje más reciente, el primero de septiembre, documentamos una quema y desmonte de un tramo del Parque Nacional Jaragua donde se encuentran registradas más de dos decenas de madrigueras de solenodonte, uno de los dos mamíferos endémicos de nuestra isla que, debido a la pérdida de hábitat, la cacería furtiva, gatos y perros, están en peligro de extinción. La quema se había realizado tres días antes.
El área del desmonte es la misma donde, en 2013 el periodista Marvin del Cid realizó el reportaje “El último solenodonte’’, al momento de la Fundación Durrel capturar y liberar al último de 40 ejemplares de este mamífero para estudiar su comportamiento. El denunciante, Nicolás Corona, también nos comentó que esta área figuró dentro del recorrido que en 2010 hizo con investigadores y periodistas de la BBC.
Corona afirma que de seguir con la quema y el desmonte en esa zona, las madrigueras y los ejemplares investigados desaparecerán, como ya han desaparecido en otras partes del parque Jaragua y de la isla en general.
Al parecer, todo lo que requiere para que quien ocupe la cabeza del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales se case con la gloria, es que cumpla con las obligaciones de su puesto de trabajo y haga cumplir las leyes declaradas por el gobierno dominicano. ¿Tomará esa decisión el actual ministro?