Belo Horizonte (Fernando Czyz/Brasil), 8 jul (EFE).- Lágrimas, gritos, angustia y mucho dolor fue el sentimiento que marcó el final de la historia de Brasil en este "Mineirazo" ante Alemania, una reedición de lo que había sucedido hace 64 años en el mítico Maracanazo ante Uruguay.

Sólo once minutos duró la euforia de los locales para poder quebrar la historia y soñar con festejar un título en casa, porque desde el primer tanto de Müller hasta el final decretado por el árbitro mexicano Marco Rodríguez el Mineirao se pareció una verdadera pesadilla.

Las caretas con la cara de Neymar, el grito de guerra y el mensaje emotivo de la plantilla con su casaca durante el himno poco importó a los alemanes en el momento de jugar.

La ausencia del capitán Thiago Silva en la zaga central se notó porque el hasta hoy referente David Luiz mostró su peor imagen junto a Dante.

En el medio del campo ni Fernandinho, ni Luiz Gustavo lograron parar a un verdadero 'tren alemán' que no detuvo su marcha y vengó, con creces, aquella final mundialista con derrota de Yokohama en 2002.

En creación poco y nada de Bernard, con la difícil misión de reemplazar al ídolo Neymar, desaparecidos Oscar y Hulk dejaron a un Fred en solitario que además poco sumó.

A este dolor, y como si el destino se hubiera empeñado con Brasil en esta tarde-noche de Belo Horizonte, Miroslav Klose convirtió su decimosexto tanto en Mundiales y relegó a Ronaldo en la tabla histórica.

Además de las conquistas de Müller y Klose, los dos tantos de Toni Kroos y el quinto de Sami Khedira fueron como dagas que se fueron clavando en el corazón de los 200 millones de brasileños.

El cielo de la capital mineira, que durante todo el Campeonato del Mundo había exhibido sol, se sumó al luto con su cielo ennegrecido por las nubes y una amenazante posibilidad de lluvia.

El final del primer tiempo marcó el primer baño de silbidos para una torcida tan apesadumbrada como desilusionada que no entendía que estaba sucediendo.

Los cambios en el segundo tiempo de Luiz Felipe Scolari con los ingresos de Ramires y Paulinho por Hulk y Fernandinho, sumado al orgullo verdeamarelo hizo que Brasil avanzara sobre la portería germana.

Sin embargo, en los primeros diez minutos de este complemento, las cuatro paradas monumentales del portero Manuel Neuer evitaron el descuento y el gol del honor para los locales.

Con mucha impotencia, los simpatizantes que colmaron el estadio Mineirao comenzaron a buscar blanco para expresar su furia.

La presidenta Dilma Rousseff de fuera del campo, el delantero Fred y el zaguero Dante fueron los que recibieron las mayores reprobaciones.

Y cuando el reloj marcaba el minuto 70, Alemania marcó su sexto tanto a través de Andre Schuerrle, que volvió a anotar nueve minutos después para marcar el peor registro en contra de una selección brasileña en toda su historia, superando aquel lejano 0-6 ante Uruguay en la Copa América de 1920.

Desde entonces un estadio Mineirao atónico ante una herida que tardará mucho tiempo en cicatrizar, aplaudió la fiesta ajena y gritó "Ole y ole" ante el jogo bonito de toque germano frente a once sombras verdeamarelas.

El tanto de Oscar para decorar el resultado y dar un tanto de decoro sobre el final del partido sólo sirvió para explotar un tibio "Brasil, Brasil" de las tribunas.

El 1-7 en casa y el adiós al sueño del Hexa marcó una derrota histórica, que dejó aquel lejano Maracanazo de 1950 como una leyenda y este Mineirazo de 2014 como una triste realidad. EFE