SANTO DOMINGO, República Dominicana.- No es nada nuevo en él. Esta vez tenía al frente al joven noruego Casper Ruud. Tras perder su servicio en el tercer y definitivo set, y enfrascarse en diatribas con los jueces, el australiano empezó a dar patadas a las botellas que tenía en su zona de descanso antes de lanzar una silla por los aires hacia la cancha romana.

Primero se enfadó con una juez de línea, golpeó su raqueta contra el suelo frente a ella, y luego mantuvo un intercambio verbal con el juez de silla y después con el supervisor. Todos se mantuvieron firmes en su decisión de expulsarle.El marcador era de 6-3, 6-7 (5) y 2-1 a favor del noruego.

Son muchos los vídeos que registraron la nueva rabieta de este jueves. Este es uno, donde se ve que, pese a todo, se despidió educadamente de su rival y del juez principal, lo que debería considerarse un atenuante:

Una multa económica que asciende a los 20 mil euros, además de la pérdida de los 45 puntos que le corresponderían por la segunda ronda y de los 33,635 euros de premios. Además, deberá costearse el alojamiento. Esto fue lo que le costó hoy su proceder. Sin embargo, hay voces que reclaman un castigo mayor. Por ejemplo, el noruego Ruud, que vivió el escándalo al otro lado de la red opinó de esta manera: "Soy de los que creo que debería estar medio año fuera".

Nick Kyrgios lanza una silla a la cancha romana.

En la misma jornada se publicó una entrevista que concedió al The New York Times, en la que el australiano admitió que recientemente ganó el ATP 500 de Acapulco pese a que -reconoció- “salí todas las noches y me iba a dormir a las 4:30 de la mañana”.

“La fiesta de los jugadores estaba planeada para ir todos de blanco y decidí ir de negro. No sé cómo gané esa semana (…) Me siento como un genio en la cancha", señaló el australiano.

Sobre el serbio Novak Djokovic, número 1 del tenis mundial, opinó con dureza: "Puede ganar todos los Grand Slams que quiera, pero nunca será el mejor. Le gané dos veces y no hice mucho esfuerzo. Él nunca será el mejor de toda la historia para mí".

El inglés Andy Murray, por ejemplo, sostuvo el australiano malcriado, “es mucho mejor que él (que Djokovic), que tiene una obsesión enfermiza con querer ser querido. Siento que quiere gustar siempre… no lo soporto".

Por último, contestó con un "sí, creo que hay bastante de esto en mí" al responder a la siguiente pregunta: ¿Sientes que tienes miedo de dar lo mejor de ti y que dando el mayor esfuerzo posible, tu 100%, no logres igual ganar un Grand Slam y que eso demuestre que no eras lo suficientemente bueno?

Hace dos días optó por dar la espalda y mostrarle su trasero al rival en lugar de seguir al disputa de un punto.

 

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