SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Todo nació de una confusión. El dominicano Moisés Hernández vio por televisión ganar una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 a su compatriota Gabriel Mercedes y fue tal su emoción que de inmediato se dijo a sí mismo que empezaría a practicar "kárate". En ese momento no sabía que lo que estaba presenciando era una competición de taekwondo.
Ocho años después de aquel malentendido, Hernández disputó en Río de Janeiro 2016 sus propios Juegos Olímpicos y, aunque no tuvo el éxito de su ídolo, su "hoja de servicios" ya lo había convertido en uno de los más destacados taekwondistas del continente americano en la categoría de -80 kilogramos.
Ese historial contemplaba ya por entonces una plata en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 que ahora, en la edición de Lima 2019, quiere convertir en oro.
"Para mí no fue una sorpresa la plata de Toronto. Para eso trabajamos. Fue una final bastante reñida y ahora estoy enfocado en redoblar esfuerzos para alcanzar el oro en Lima 2019″, dijo Hernández en entrevista concedida a Efe.
Ese segundo lugar en los Juegos de la ciudad canadiense en 2015 fue un gran salto en comparación con el bronce que obtuvo en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz 2014.
De ese tercer lugar, el atleta de 26 años pasó a lo más alto del podio en la cita centroamericana y caribeña del año pasado en Barranquilla (Colombia).
La experiencia acumulada y sus "ganas" de convertirse en medallista olímpico impulsan al dominicano a continuar su carrera deportiva, siguiendo una preparación rigurosa pero sin abandonar sus estudios de medicina.
El dominicano es consciente de que el deporte de alta competición es "ultra exigente" y de que siempre hay que tratar de estar a la altura de los mejores.
"Siempre es posible mejorar y aprender. Cada día se adquiere una nueva experiencia y nuevos conocimientos", indicó en tono muy pausado, tras concluir una sesión de cuatro horas de entrenamientos.
Agregó, a modo de reflexión, que un atleta puede pasar cinco o seis años preparándose para tal o cual evento y que el día esperado "lo dañe" por cualquier situación.
"Realmente, hay momentos difíciles en esto. Hay altas y bajas. En ocasiones me he preguntado para qué entreno, baja mi ánimo, pero cualquiera de mis compañeros me alienta y me da fuerzas para continuar", opinó Hernández, sin querer ahondar en sus palabras.
Durante la entrevista admitió lo estresante que puede llegar a ser el taekwondo, por el número de combates que afronta cada atleta en un solo día.
"Pero eso lo combatimos entrenando, preparándonos física y psicológicamente. Siempre me digo que el rival más fuerte para mí soy yo mismo. Vencerme en los entrenamientos es mi meta, para así tener la capacidad de hacerlo contra mi rival", afirmó.
Aunque su retiro del tatami no está en los planes cercanos de Hernández, confesó a Efe que cuando ese momento llegue quiere ser recordado como un "gran campeón" de taekwondo.
"Ese sería mi gran legado como atleta, ser reconocido de manera positiva", destacó el nativo de la provincia dominicana de San Juan (suroeste).
El taekwondo es una de las disciplinas que más éxitos depara a República Dominicana, pues además de aquella plata de Mercedes en Pekín, Luisito Pie, en -58 kilos, fue el único atleta de ese país que subió al podio en Río 2016.
Moisés Hernández ocupa el séptimo lugar en el ránking mundial de la Federación Internacional de Taekwondo en los -80 kilos. Ningún otro taekwondista le supera en América.
"Después de los Panamericanos (de Lima), toda mi concentración estará dirigida a la clasificación para los Juegos Olímpicos de Tokio (2020). En 2016 no fue posible, pero ahora vamos con todo", aseguró.
Ante sus próximos retos, de lo que Hernández está seguro es de que no puede fiarse de rival alguno.
"En taekwondo decimos que todo el que tiene dos pies puede ganar. Cualquiera que entra al ring pueda darte una sorpresa y acabar con tus sueños", advirtió Hernández.
EFE, Ramón Santos Lantigua