SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Yo no quiero ser actor es teatro crudo y testimonial, adornado por una sorpresiva depurada técnica de teatro negro (una expresión escénica de enorme criterio profesional que refuerza a historia) y una escena final que vale la pena verla y nunca contársela a nadie. El montaje se acerca a su último fin de semana en Sala Ravelo.

Escrita por Rodríguez, Yo no quiero ser actor no es una ficción teatral, sino un testimonial de las agruras, amarguras e incidencias que moldean el camino de un artista de las tablas en un país sin demasiada conciencia de la trascendencia del arte.

José Manuel Rodríguez teatraliza su discurso con verdades y acontecimientos que marcan la vida, para bien o para mal, la vida del actor.

Los recursos en que se apoya Josema incluyen una banda sonora adecuada, una dramaturgia que vincula textos clásicos teatrales y su adaptación al lenguaje popular, y sobre todo, verdades en las que nadie repara sobre la inspirada y empedrada trayectoria escénica de los actores y la miseria en que muchas veces se transforman sus vidas.

El teatro negro

Dirigido por Daniel Sosa, el teatro negro, desarrollado con talento local, tiene un sello da alto vuelo profesional, al lograr el mágico de sus objetos figuras lumínicas y sus gráciles personajes del mimo.

Pero el valor de ese recurso se hace concreto al y la inserción de sus pasajes para reafirmar el relato de Rodríguez.

El espectáculo resulta una producción recostada en sus escenas silentes de Teatro Negro, música creada al efecto de su dramaturgia y sobre todo, un diseño de luces que ofrece perfección y una elevada estética visual.

Ficha Técnica

Título: Yo no quiero ser actor

Dirección y actuación: José Manuel Rodríguez

Dirección Teatro Negro: Daniel Sosa

Coreografía: Smelin García Núñez

Gráficos Teatro Negro: Kristal Marie Caamaño

Diseño de luces: Claudio Feliz