Todo empezó porque la historia “oficial” ha sido un discurso de exclusión, enmarcado en una colección de datos esgrimidos de manera lineal cuando se refiere a la cotidianidad femenina. Todo empezó porque necesitaba interpelar al pasado, desautorizar al canon, romper los ojos de la autoridad masculina, subvertir ese relato oblicuo, tangencial, a veces, privilegiado para ellos, con comentarios que no se discutían en torno a los entramados de sus míticos artificios intelectuales. Todo empezó porque quería arrojar luz, hallar otros imaginarios, resolver el decir de la compleja historia palimpséstica que nos contaban; saber dónde estaban los antecedentes, desmoronar las artimañas de los que nos presentaban de manera fragmentada. Todo empezó porque no creí nacer para que me aislaran en una zona de silencio, ni me mutilaran las cuerdas vocales de la garganta para que no pudiera discutir, o cuestionar al poder.

Cortejo fúnebre de Abigail Mejía, 15 de marzo de 1941. Al frente Don Federico Henríquez y Carvajal

Todo empezó porque la historia “oficial” siempre ha sido una historia que conspira contra nosotras, que no es confiable. Se traza con la perversión de los relatos. De un plumazo se dice y se desdice cuando se hace des-creíble. Hurgar en la historia fue una decisión temeraria de mi parte, puesto que tenía necesidad de entender y vigilar por qué se manejaba como una patente de corso. Se dibujaba, se desdibujaba, pero no había una relación multivocal, ni multidialógica con la exclusión nuestra, con la esclavitud a no enfrentar a los amos de la historia. Recordaba que, las mujeres hemos sido procesadas, acusadas, quemadas, mutiladas por querer desentrañar los enigmas de la escritura. Los gobiernos civiles, políticos, militares y eclesiásticos nos han arrojado a no tener lectores ni ser lectoras de ese espacio-temporal que hemos habitado. La Historia es como una semilla: fascina, pero también se falsifica; se hace ficticia, diversa, racial, misógina, excluyente, opresiva, colonial o académica.

La Historia que cuento no pertenece a ninguna de estas esferas. Es la Historia en contrapunto la que hago, y pretendo hacer surgir del único bastión en que existo: la literatura. ¿A cuántas mujeres se les ha dado muerte desde el imaginario cultural del Estado machista? ¿A cuántas se arrojó al vacío, sin crónicas, sin un ámbito donde se pudieran comprender sus acciones, al negarle que se narre los avatares desde los cuales subvirtieron el orden?

Subvertir el orden, es lo que debemos enfatizar, y es, porque tiene igual significado que subvertir a la autoridad. A las mujeres el Estado patriarcal aun pretende negarle la capacidad de ser una lectora-crítica, puesto que la noción de poder aquí –en República Dominicana- se funda en socavar la experiencia de discernir, de reflexionar sin obedecer las relaciones-de-fuerza que se enfatiza como sumisión.

Es necesario que nosotras cuestionemos la autoridad de la Historia, que tiene como sinónimo exclusión. No obstante, hay páginas escritas por otras que se hacen cómplices de los otros, y que son un producto ideológico en el cual esas otras también se erigen en cómplices de la historia “oficial”. Éstas también se han negado a asignarle un signo a sus iguales. Se postran a los valores sociales que el sistema político le pide legitimar, porque tienen que coaccionar en función de esa autoridad que ellas también legitiman. Con raras excepciones, las mujeres que “llegan” al poder político tradicional, al Estado, no entran en confrontación con los códigos coercitivos de ese “autor supremo” del orden:

Abigail Coiscou Pimentel, Sufragista. Sustituta del 1er Vocal de la Mesa Electoral No. 7-B. Elecciones generales, 1942

se suman a sus entramados, no crean tensiones dialécticas, porque son además las garantes de aquilatar la existencia de las otras acorde al imaginario masculino; se moldean, se arman como opositoras de las mujeres que subvierten el orden; cohabitan con la historia-ficción que se hace estandarte de la anhelada historia mítica donde coexisten héroes y heroínas erigidas con el tocado de la “virilidad”. De ahí, que para ser mujer-de-Estado, heroína, dirigente, mujer-de-poder, con vocación-al-poder, se narren ellas, se asuman ellas desde el enfoque de la “virilidad”, dejando hacer, haciéndose “viriles”, cultural e históricamente “viriles”, participando de las estrategias de esa construcción, escribiendo anales “memorables” de féminas en las cimas del poder, que no se ponen en conflicto ni en dualidad con los opuestos.

Todo empezó porque no es “verosímil” la historia, esa novelesca crónica fundada por lo que tuvieron urgencia de vencer y sentirse vencedores; esa historia que le teme a exorcizar a los demonios, que la hacen apoteosis, encarnación de “lo que es”, de lo que debemos aceptar que es, que fue, sin pies de barro. Todos los lectores de la historia “oficial” han sido sometidos al juego de los textos híbridos, a cargar con una saga de episodios que no se reescriben. ¿Por qué no se reescriben?-Porque tienen en estado de secuestro a las fuentes, a las pruebas originales, porque entre los que historiarizan también está presente el canibalismo de distorsionar, de quitarle efecto real al asunto.

La historia “oficial” tiene sus bufones que posibilitan que no se abran las heridas; esas heridas del pasado que no quieren que tengan cita conocida con el presente. Hay aquí una comunidad de quienes no quieren que se abran las heridas, de que la sangre anónima brote, de que la sangre conocida nos manche. Esa es la historia tradicional, la que ha entrampado la Historia de las mujeres, la que se ha articulado sin un discurso metahistórico, la que se nutre del olvido, la que no acepta las revueltas de las ideas, la que pretende que el mito se haga una docilidad de encantos a perpetuidad en lo colectivo, la que manda a narrar el bloque dominante, la que no admite cambios, ni representatividades adicionales, la que no se retroalimenta de otras perspectivas.

Esa historia es la que hay que desmentir, romper, subvertir, no admitirle excusas. Esa historia es la que ha borrado todo vestigio nuestro, que nos lanzó al olvido, que ha sido sofisticada; es la historia fantasmal, que le teme a las mujeres, inflexible, que hay que enfrentar, de la cual hay que desfameliarizarse, al igual que de sus repertorios. Es la historia canalla, la que nos ha hecho padecer los atropellos a la memoria, que sobrevive por el Estado patriarcal, que encubre todo aquello, y a aquellas que no sean “viriles”. Es la historia que no quiere enfrentarse a posiciones controvertibles, que huye a las muchas cruces de objeción, que está encerrada en el círculo de las bastardías. Descubrir, desnudar, aniquilar esa historia es la cuestión ahora de la Historia humana.

Aída Cartagena Portalatín, Sufragista. Última firmante del Manifiesto Feminista de Abigail Mejía

Víctimas de sea ignominiosa historia han sido Las Sufragistas. Enterradas en el silencio, cubiertas de polvo sus memorias, suprimidas de los textos que escriben las otras y los otros del sistema, porque todo aquí se hace personal o familiar. Las clases económicas, las clases sociales, y las clases políticamente dominantes, se han hecho del botín de la historia, y solo vinculan a ella, a quienes no les atraviesan los corazones, en razón de la justicia. Son estas clases las que han estratificado el pasado, y han cometido el genocidio de hacer una historia orgánica, a imagen y semejanza de sus intereses. Esa historia es la que nos ha convertido como Nación –ahora-, en un conglomerado sin rumbo, asfixiado, derrotado por la letal manipulación mediática del poder. Es esa historia la que ha creado su propia crisis de autoridad, y la crisis de la autoridad del orden, que se resiste ferozmente a todo cuestionamiento, que no desea polémica, ni polemistas a su lado, ni que escudriñen sus accidentadas fachadas y máscaras, ni que se filtren otras “verdades”.

Sin embargo, ha llegado el momento, ya se aproxima -como lo he compartido en múltiples conversaciones con la profesora Elvira Margarita Lora y la cineasta Martha María Checo Mieses- en que se derrumben esas identidades construidas al sujeto femenino; ha llegado el momento que se produzca una contrarepresentación de lo cosificado en las memorias. Nosotras tres (Martha, Elvira, y quien escribe) hemos convenido que es así, y por ello hemos traído a Las Sufragistas al presente, la hemos liberado de ese mundo aislado y opresivo en el cual estuvieron. Es una promesa hecha a nosotras mismas, a las que no están, y a las actuales que no quieren vivir en la apariencia risueña de que “todo está bien” o ungidas -para ser “aceptadas” en el mundo- por el canon de los que “oficializan” las vidas de los vivos y de los muertos.

La Historia de Las Sufragistas es por igual nuestra Historia. Nosotras estamos atrincheradas para no ser minorías oprimidas por la ideologización patriarcal. Nuestra existencia no tiene carencias de afirmaciones. Somos y estamos vinculadas por las miradas; por miradas que son anteriores a las nuestras, la de Las Sufragistas. [1]

LAS SUFRAGISTAS DE LA A A LA Z

[A]

ABIGAIL MEJÍA

Amada Nivar de Pittaluga. Representante de AFD en San Francisco de Macorís.

ABIGAIL COISCOU PIMENTEL

ACACIA DE REYES

ADELINA H. DE HERRERO

AGUEDITA FÉLIX

AÍDA RODRÍGUEZ P.

AÍDA TAVÁREZ

ALEYDA PERDOMO

ALICIA RAMÓN D.

ALTAGRACIA DE DRAIBY

ALTAGRACIA [TATÁ] DEL MONTE DE GAUTREAUX

ALTRAGRACIA OLMOS

ALTAGRACIA [TATÁ] PERDOMO

ALTAGRACIA PIMENTEL

ALTAGRACIA TRONCOSO S.

ALTAGRACIA RUÍZ DE NOBOA

AMADA NIVAR DE PITTALUGA

AMALIA AYBAR VDA. DESANGLES

Ana Teresa Paradas, Sufragista. Primera abogada de la República Dominicana

AMALIA MIESES G.

AMINTA DE FRÍAS

AMÉRICA CABRAL

AMÉRICA PIÑA

AMPARO ROLDÁN

ANA ANGÉLICA BILLINI

ANA J. BOURGET

ANA JOSEFA JIMÉNEZ

ANA JOSEFA PUELLO

ANA LUISA AQUINO

ANA TERESA PARADAS

ANA PATRIA BÁEZ

ANA ROSA CABRAL

ANDREA MORATÓ DE EGEA

ÁNGELA M. DE LOS SANTOS NOBOA

ANGÉLICA ABREU DE BÉNITEZ

Andrea Morotó de Egea, Delegada de la Capital a la Primera Reunión Nacional de AFD, el 15 de mayo de 1932

ANGELINA B. DE HERRERA

ANTERA DE LOCKWARD

ARGENTINA MONTÁS

ARMIDA GARCÍA DE CONTRERAS

ATALA CABRAL

ATALA GUERRA

ATENAS RICHIEZ

AUREA BLANDINO

AYDA CARTAGENA PORTALATÍN

AYDA M. TAVAREZ

 

[B]

BENZ DE JIMÉNEZ

BLANCA FRÍAS

BLANCA MEJÍA DE DUELO

BLANCA ORTORI

Angélica Abreu de Benítez, Representante de la Junta Provincial de Santo Domingo de AFD

[C]

CARBONEL DE PEREYRA

CARMEN ELENA GALVÁN

CARMEN DE FIGUEREO

CARMEN ELOÍSA RAVELO DE LA FUENTE

CARMEN GONZÁLEZ DE PEYNADO

CARMEN LARA FERNÁNDEZ

CARMEN RODRÍGUEZ D.

CARMELA VDA. SÁNCHEZ

CARMELITA S. DE ACEVEDO

CARMENCITA GONZÁLEZ

CARMITA LANDESTOY

CASIMIRA HEUREAUX

CEFARINA AQUINO

CELESTE A. CABRAL

CELESTE RAMÍREZ

Argentina Montás, Sufragista.

CELESTE WOSS Y GIL

CELESTINA PAVÓN

CLARA SACO

CLEMENTINA HENRÍQUEZ

CLOTILDE SALAZAR

CONCEPCIÓN GÓMEZ

CONSUELO ALMÓDOVAR

CONSUELO BERNARDINO

CONSUELO G. DE IMBERT

CONSUELO GONZÁLEZ SUERO

CONSUELO MIESES

CONSUELO MONTALVO DE FRÍAS

CONSUELO MUÑIZ DE MOLINUEVO

CONSUELO NIVAR

CONSUELO RAMÍREZ

CRISTINA CALDERÓN

Carmen González de Peynado, Sufragista. Autora del Día del Árbol.

CRUZ PEÑA

 

[CH]

CHANA DE HENRÍQUEZ

 

[D]

DALILA PEÑA

DELIA WEBER

DELMIRA PAPPATERRA

DELTA GUTIÉRREZ

DOLORES ALARDO DE MORILLO

DOLORES BERNAL DE BRACHE

DOLORES BOBADILLA

DOLORES [LOLITA] PATIÑO DE GÓMEZ

DORA E. VÁSQUEZ

Carmen Lara Fernández, Sufragista. Autora de Historia del Feminismo Dominicano.

[E]

ELERCIA MORALES

ELILA MENA

ELOÍSA L. HEREDIA C.

ELPIDIA GAUTIER

EMILIA MARTÍNEZ

ENCARNACIÓN C. DE CASTILLO

ENRIQUETA T. LAMARCHE

ERCILIA O. VDA. PASTOR

ERCILIA PEPÍN

ERNESTINA PEGUERO

ESTELA DE CASTRO

ESTELA HEREDIA

EVA MARÍA PELLERANO

EVANGELINA RODRÍGUEZ

EULALIA DURÁN DE HERNANDO

 

Carmita Landestoy, Sufragista. Segunda Vocal de la Mesa Electoral No. 4-A. Elecciones generales, 1942

[F]

FELICITA GUZMÁN

FELICITA MARTÍNEZ

FLÉRIDA GARCÍA HENRÍQUEZ DE NOLASCO

FLÉRIDA M. SOTO

FLORALBA BENCOSME

FLOR DE MARÍA DE ÁVILA

FLOR DE MARÍA PELLERANO

FLOR DE ORO DEL CASTILLO

FLORIPE MIESES VDA. CARBONEL

 

[G]

GENARITA CAVALLO

GENOVEVA M. LARA

GLADYS DE LOS SANTOS NOBOA

GLADYS NIVAR LEÓN

Celeste Woss y Gil. Sufragista. Sustituta del Presidente de la Mesa Electoral No. 1-A. Elecciones generales, 1942

GLORIA LEDESMA

GLORIA G. DE RODRÍGUEZ

GRACIELA REY

GRACIOSA CABRAL

 

[H]

HADALINDA SÁNCHEZ

HEMMA APONTE

 

[I]

INOCENCIA MOTA M.

IRIS RUIZ DE NADAL

ISABEL AMECHEZURRA DE PELLERANO

ISABEL DE CASTRO

ISABEL EMILIA MOREL DE GOICO

ISABEL GILBERT

ISABEL L. CUELLO

Consuelo Montalvo de Frías. Subdirectora de la Junta Provincial de la AFD en San Pedro de Macorís.

ISABEL MAYER

ISABEL VALVERDE

 

[J]

JOSEFA AMIAMA

JOSEFA GARNES

JOSEFA HEREDIA

JOSEFA HERNÁNDEZ

JOSEFA OCTAVIA [LOLI] M. [MORETA] DE PERDOMO

JOSEFA SÁNCHEZ DE GÓNZALEZ

JOSEFINA [FIFA] MASCARÓ

JUANA A. REGALADO

JUANA GÓMEZ DE DURÁN

JUANA SANTOS

JUANITA PICHARDO ARISTAZÁBAL

JUSTA M. COLÓN

Delia Weber, Sufragista. Continuadora de la obra de Abigail Mejía. Sustituta del Presidente de la Mesa Electoral No. 4-A. Elecciones de 1942.

[L]

LAURA GERALDINO

LEONOR MARTÍNEZ

LEONOR M. FELTZ

LIDIA MENA

LIVIA VELOZ

LOLITA MARTÍNEZ

LUISA FÉLIX

LUISA GARCÍA OBREGÓN

LUISA JIMÉNEZ DE CASADO

LUISA PUELLO

LUZ E. DE QUEZADA

LUZ M. MAINARDI

LUZ TOLENTINO

 

[M]

Elila Mena, Sufragista.

MARGARITA DE MEARS

MARGARITA DESCHAMPS

MARGARITA [MARGOT] M. DE GILBERT

MARGARITA PEYNADO

MARÍA C. DE PICHARDO

MARÍA LLADÓ DE TIÓ

MARÍA DUVAL

MARÍA ENCARNACIÓN

MARÍA ESTELA SALAZAR

MARÍA JOSEFA GÓMEZ

MARÍA ISMENA CASTILLO

MARÍA LÓPEZ

MARÍA LUISA ALEMANY

MARÍA PATÍN PICHARDO

MARÍA PERALTA MOYA

MARÍA RODRÍGUEZ

Elpidia Gautier, Sufragista, Primera de izquierda a derecha sentada.

MARÍA S. COLLADO

MARÍA SOLER

MARÍA V. DE LA CRUZ

MARICUSA MERCADO

MARINA COISCOU PIMENTEL

MARTHA MARÍA LAMARCHE

MELANIA THEVENIN

MÉLIDA MORALES VDA. DEL CASTILLO

MERCEDES BATISTA

MERCEDES CLOTILDE SALAZAR

MERCEDES DE CASTRO

MERCEDES DE SANTAMARÍA

MERCEDES LAURA AGUIAR

MERCEDES LUISA VDA. RÍOS

MERCEDES M. AMIAMA BLANDINO

MERCEDES ROJAS

MERCEDES SÁNCHEZ

Enriqueta T. de Lamarche, Secretaria Provincial de AFD en el Seybo.

MERCEDES SANTAMARÍA

MERCEDES SOTO

MERCEDES TEJADA DE VENTURA

MERCEDES YUQUET

MICAELA ECHENIQUE VDA. GARCÍA

MILADY FÉLIX MIRANDA

MINERVA BERNARDINO

 

[N]

NIEVES DE PEREYRA

NINÓN LAPEIRETA PICHARDO

 

[O]

OFELIA MEJÍA

OFELIA VELOZ

OLIVA PICHARDO DEL CAMPO

Ercilia Pepín. Fundadora de la Junta Provincial de la Acción Feminista Dominicana en Santiago. Civilista y patriota

ONANEY SÁNCHEZ DE GUERRA

ONEI MAÑÓN

ORFELINA VICENS DE LEÓN

OZEMA DE VELOZ

 

[P]

PATRIA MELLA DELMONTE

PAQUITA HERRERO

PAQUITA MARTÍNEZ

PETRONILA ANGÉLICA GÓMEZ

PILAR CONSTANZO DE MAÑÓN

PILAR GÓMEZ

POUPPÉ SOLER DE MOLINARE

PROVIDENCIA FANDUIZ

PURA PELLERANO A.

 

[R]

Esthervina Matos, Sufragista. Alumana de Abigail Mejía.

RAFAELA A. LUNA

RAMONA S. DE LÓPEZ

RHINA ESPAILLAT

ROSA A. ABAD

ROSA AURORA MIRANDA

ROSA CELIA DELMONTE

ROSA OLIVA CADET

ROSARIO RODRÍGUEZ

ROSA SMESTER

ROSITA TAVÁREZ

 

[S]

SEBASTIANA SEPÚLVEDA

SERVIA RUIZ DE RODRÍGUEZ

SILVERIA RODRÍGUEZ CASTELLANOS

SOFÍA OLIVA

Evangelina Rodríguez, Sufragista. Primera Médica de la República Dominicana.

 

[T]

THELMA DE HERNÁNDEZ DE FRANCO

THELMA FRÍAS DE MONTALVO

 

[V]

VICTORIA DE CASTRO

VICTORIA SOFÍA OLIVA

VIOLETA RAMÍREZ

VIRGINIA DE RODRÍGUEZ

[U]

URANIA MONTÁS

Floripez Mieses Vda. Carbonel, Representante de la Junta Provincial de Santo Domingo de AFD

 

[Z]

ZAIDA MONTÁS [2]

 

NOTAS

[1] En la página 27 del libro de Livia Veloz Historia del Feminismo en la República Dominicana (Santo Domingo: s/n, 1972), aparece consignado el nombre de mi abuela Josefa Octavia, Maestra Normal, conocida y estimada por sus colegas y sus discípulos con el apodo de «Doña Lolí», como dirigente de la Junta Provincial de Acción Feminista Dominicana (AFD) en Barahona, en la época en que ella laboraba con Patria Mella del Monte, junto a «Genarita Cavallo (Directora), Ozema de Veloz (Subdirectora), Isabel L. Cuello (Secretaria), Loli M. de Perdomo (Tesorera), Br. María Duval, Cruz Peña, Nieves de Pereyra, Aguedita Félix (Sub-Junta de Enriquillo), Dora. E. Vásquez (Vocal), Flor de María de Ávila (Vocal), Josefa Garnes (Vocal), Graciela Rey (Vocal)».

«Doña Lolí» (1910-1999, mi abuela, fue de las Maestras Normales que desafiaron las restricciones que imponía el Estado patriarcal a la emancipación y a la participación política de la mujer; se movilizó y se integró a esta lucha en Barahona, cuando aún esta demarcación no era Provincia, para que el movimiento de Las Sufragistas alcanzara la igualdad de derechos; trabajó por el derecho al voto en un ambiente desfavorable en esa región geográfica enclavada en el sur agreste y olvidado donde transcurría la vida de sus iguales en un ambiente mayormente rural.

Mi abuela creía en la posibilidad reivindicativa de la mujer, en los manifiestos que llamaban a la reflexión crítica. Hizo actividades no remuneradas a principios del siglo XX para encaminar junto a las primeras votantes del 42, la cruzada de la emergencia de la mujer como sujeto político. Trabajó junto a su amiga la Maestra Normal Patria Mella del Monte (1895-1986) en la organización de la Junta Provincial de la Acción Feminista Dominicana (AFD) en Barahona, de la cual fue su Tesorera. Aunque de fe católica, afirmaba estar consciente de que las desigualdades de clases, la discriminación y los privilegios debían abolirse. Ella no actuó solamente desde el ámbito de lo doméstico; fue parte de esa red electoral, de ese ejército de Maestras que de manera voluntaria sensibilizaron a sus iguales para que se desligaran de la pasividad y de la ignorancia.

Gladys de los Santos Noboa. Secretaria General de la AFD, 1931

Es por todo esto, que en mi caso, entendía que tenía que cumplir con ellas, con las de antes, con las del 42. Han transcurrido desde el 16 de mayo de 1942 al presente 75 años de la primera participación política de la mujer en unas elecciones generales, y he recordando la otra historia, la historia “oficial”, la escondida por los historiadores tradicionales. A las 5.25 de la madrugada alojé en mi pensamiento, de manera íntima, no sólo un sentimiento de nostalgia, sino de reflexión por la resistencia y la incomprensión que aun persiste a esta hazaña de mujeres, porque no se reivindica aún como un gran estallido de conciencia los años de lucha que había costado la abolición de la subordinación de la mujer para que emergiera la afirmación de nuestra libertad y de nuestra ciudadanía: el derecho al sufragio.

Por todo esto, escribí sobe ellas, las de antes y las de ahora, proyectando un diálogo entre dos generaciones de mujeres: las del 42 y las del 16, para posibilitar el debate, la crítica y la expresión que trae la palabra del sujeto político, para lograr una equilibrada relación entre los géneros.

En las elecciones generales ordinarias del 16 de mayo de 1942, mi abuela votó con la Cédula No. 18-79 –la cual conservó en mis archivos-, para la cual se le expidió un acta de nacimiento. Había nacido el 30 de mayo de 1910. Era Maestra Normal de Segunda Enseñanza, graduándose en 1943 con la tesis “La Revolución Industrial. El socialismo de Carlos Marx”. Fue profesora de la Escuela Graduada Mixta y de la Escuela Graduada de Varones de Barahona, así como del Instituto Politécnico Loyola de San Cristóbal.

Hija de Gregorio Lluberes Santana (Gollito) y de Eugenia (Nina) Moreta Sánchez (1883-1966). Estaba emparamentada a los García-Lluberes y al historiador José Gabriel García. Su padre Gollito le puso por nombre Octavia en homenaje a una tía suya que vivía en la ciudad Capital. Gollito llevaba las cuentas del Ingenio Barahona. No obstante, la madre de él, no aprobaba su relación con Nina.

Isabel Amechezurra de Pellerano, sexta de izquierda a derecha, Sufragista.

Fue así, como un día –que aún no se consiga en los datos biográficos de mi abuela- que, su padre Gollito se “marchó” de Barahona a caballo, dejando a su compañera Nina de 23 años, una pelirroja, con dos hijos.

Sus dos hijos abandonados a su suerte, producto de su irresponsabilidad paterna, Rafael y Josefa Octavia crecieron al lado de su madre Nina, y bajo el amparo, protección y cariño de su tío materno el Alférez Andrés Moreta, oriundo también de Barahona. Sin embargo, Andrés decide emigrar a San Pedro de Macorís en la época de la bonanza económica de este Distrito Marítimo, para luego mandar a buscar a sus dos hermanas, y sus sobrinos. Empezó a laborar en el Ingenio Central Colón como Tenedor de Libros, y encargado de la paga de los peones, por lo cual tenía que incursionar en los ingenios para efectuar la entrega del salario de los braceros. En momentos de la Ocupación norteamericana, cuando los gavilleros del Sur y del Este se enfrentaban a los invasores, perdió la vida al ser atacado en una emboscada en el ingenio Consuelo. Dejó en la orfandad a su única hija, Altagracia Moreta (Tatita), llamada la «Dama Elegante». Al quedar viuda su esposa, Tía Brígida, mi bisabuela la acogió en su casa también con sus dos hijas. Nina, madre soltera, entonces se hizo cargo de una familia de siete miembros. Tenía que producir. Era Maestra de Primera Enseñanza, y se marchaba el lunes de madrugada y regresaba los viernes en la noche, a caballo, a impartir docencia en las escuelas rurales de La Ciénaga y Paraíso en Barahona.

Cuando sus vástagos Rafael (16 años) y su hija Josefa Octavia (18 años) «Doña Lolí», eran adolescentes su padre, Gregorio Lluberes Santana (Gollito), le envió el reconocimiento de su paternidad, desde La Vega, ciudad donde contrajo nupcias con la Srta. Paxtot. Allí muere muy joven de tuberculosis.

A la edad de cuarenta y ocho años, antes de irse al exilio a Puerto Rico, es cuando mi abuela «Doña Lolí», va a la casa “paterna”. Los García-Lluberes le reclamaron que “cómo no aceptaste el apellido Lluberes que es tan honorable”, al momento de visitarles en la calle Hostos, casi esquina Arzobispo Portes, en un viejo caserón colonial donde residían dos tías jamonas de ella, que no salían a la calle por aquello de la leyenda de Las Vírgenes de Galindo, aún cuando fueran invitadas por el Presidente Ulises Heureaux al Palacio de Borgellá a actividades oficiales.

Mi abuela Lolí, sufragista de vanguardia, le contestó al Dr. Alcides que “si antes no lo necesitó, menos ahora que era una mujer adulta, y había luchado sola, al igual que

Josefina Sánchez de González. Representante de AFD en La Vega.

su madre para criar a sus cinco hijos”. [Ylonka Nacidit-Perdomo].

Isabel Mayer. Directora de la Junta Provincial de la AFD en Montecristi.
Josefa Octavia, Loli, Moreta de Perdomo. Tesorera de la Junta Provincial de la AFD en Barahona.

[2] Presentamos la más amplia lista de los nombres de Las Sufragistas de la A a la Z, logrados hasta el presente identificar, luego de hurgar en documentos de la época, y contactar su participación activa en la conquista de la Ciudadanía y del Derecho al Voto de las Mujeres de la República Dominicana, efemérides de la cual se cumple en este 2017 el 75º Aniversario. Presentamos, además, el rostro de 42 Sufragistas. Esta labor continuará.

Livia Veloz. Delegada de la Capital a la Primera Reunión Nacional de AFD, el 15 de mayo de 1932.
María Patín Pichardo. Representante de la Junta Provincial de AFD en La Vega.
María Rodríguez. Sufragista . Presidenta de la Mesa Electoral No. 13. Voto de Ensayo de 1934.
Marina Coiscou Pimentel, Sufragista. Representante de Acción Femninista Dominicana al Primer Congreso Femenino Dominicano en 1943.

 

Maricusa Mercado, Sufragista
Mercedes Laura Aguiar, Secretaria Provincial de AFD de Santiago.
Ninon Lapeireta Pichardo de Brower, Sufragista.
Ofelia Mejía, Sufragista.
Patria Mella Delmonte. Secretaria Provincial de AFD en Barahona.
Petronila Angélica Gómez. Secretaria de Actas de la Junta Provincial de la AFD en San Pedro de Macorís
Olivia Pichardo Marchena del Campo, Sufragista
Popupe Soler de Molinari, Sufragista.
Rosa Tavárez, Sufragista
Silveria Rodríguez, Delegada de la Capital a la Primera Reunión Nacional de AFD, el 15 de mayo de 1932.
Sofía Oliva. Sufragista. Presidenta de la Mesa Electoral No. 12. Voto de Ensayo de 1934.
Urania Montás, Sufragista. Sustituta del Secretario de la Mesa Electoral No. 6-A. Elecciones generales, 1942.
Reconocimiento de la Comisión Interamericana de Mujeres a Abigail Mejía en su Boletín.