SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La nave principal de la Catedral Primada de América fue el escenario la historia del arte sacro dominicano con la interpretación, por tercera vez en el país, de La Misa de Requien, escrita hace 79 años por el maestro José de Jesús Ravelo, dirigida por el maestro Andrés Capellán y con el auspicio de Banreservas. Era el XXXI del Concierto de Viernes Santo.
La pieza, compuesta en 1940, nunca fue escuchada por su creador. Fue estrenada doce años más tarde, el domingo 15 de enero de 1952, por la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigida el maestro italiano Roberto Caggiano, cuando habían pasado 44 días de la muerte de su creador.
El Requiem de Ravelo, volvió a ser interpretado por segunda 16 años más tarde, el 5 y 7 de abril de 1968, en el Palacio de Bellas Artes, conducido por el nunca olvidado maestro Carlos Piantini. La Misa de Requiem fue un homenaje a un creador de profunda y hermosa música de fe.
Requien es un género sacro orientado a ser misa para despedir difuntos y ruego por sus almas. Su nombre proviene de las primeras palabras del introito: Requiem æternam dona eis.
Los solistas
Resaltó que esta vez el Concierto de Viernes Santo se apoyó exclusivamente en los talentos propios del Coro de la Catedral. De ordinario, se invita a artistas de mucha calidad y y gran reconocimiento público y mediático. Ahora no fue así. La cartelera era solo la que podría ofrecer el gran anfitrión.
La soprano Ondina Matos de Lendor mostró maestría con el marcado alcance en los agudos, de gran claridad, nitidez y agilidad que le permitió ejecutar complicados giros y requiebros de voz que emocionaron al público.
Glemmer Pérez, mezzosoprano extraordinaria, dejo sentir los tonos dramáticos de graves poderosos y agudos afinados. Su intervención sorprendía al público por la potencia y manejo de su don.
Modesto Acosta, tenor de agudo registro, exhibió destreza y una sentida emotividad en sus notas mientras que el bajo Eddison Samuel Féliz, arropó la asistencia con un tono firme y poderoso, que llenaba los espacios, con la tonalidad masculina mas grave en el espectáculo.
El rol Banreservas
El XXXXI Concierto de Viernes Santo representa uno de los patrocinios culturales de mayor extensión en el arte dominicano, aportado por Banco de Reservas y que cumplió: 31 años y que logró una cuidada calidad vocal e instrumental, dirigido por dirigido por Rafael Calderón, director invitado y Andrés Capellán, director asistente del Maestro de Capilla, Jose Delmonte Peguero, quien desde la primera fila se mantenía atento y absorto, por ser productor general del concierto.
Monseñor Francisco Ozoria Acosta, Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo, encabezó las personalidades que ocuparon primeros asientos, junto a Mirian Abreu, directora general de Negocios Personales de Banreservas. Funcionarios del Banco, artistas (entre ellos Guillermo Cordero y la directora de Museo Bellapart, Mirna Guerrera Villalona).
Antes de la Misa de Requiem, el coro infantil de la Catedral interpretó Sim Shalon (de Alan Naplan) y la balada de Cat Stevens Morning Has Broken.
En la primera parte del concierto se hicieron piezas de Joan Sebastián Bach (Guárdanos Señor contigo) el Himno Eucarístico Ave verum corpus y el anónimo ¿Sabes tu de Cristo?, Inmonte Oliveti (Giovanni Bautista Martini) y Go DownMoses (Way Horworth), dirigidas por Rafael Calderón, director invitado.