(Ilustraciones del doctor Odalís G. Pérez)

Cuando se habla de los estudios realizados al español dominicano con determinado carácter científico y/o con rigor y objetividad, debemos referirnos Maximiliano Arturo Jiménez Sabater, con su obra titulada "Más datos sobre el español de la República Dominicana" (Ediciones INTEC,1975, Santo Domingo, R.D.).

Hago esta referencia, como una forma de introducción, para referirme a uno de los siete libros de su autoría que me hizo llegar el amigo escritor, lingüista e investigador, Dr. Bruno Rosario Candelir.

Debo confesar que, cuando recibí ese sorprendente e inesperado detalle, me dije: "Aquí tengo gran parte de las actividades de lectura, para poner en mi agenda de la próxima "Semana Santa".

Como les decia más arriba, me refiero al libro titulado "Perfil del Español Dominicano -Voces y expresiones del habla criolla"- (Publicación de la Academia Dominicana de la Lengua, Santo Domingo,2019. Colección "Temas de lenguaje", número 10,dirigida por el BRC. Impresora "Amigo del Hogar" ).

 

Se trata de una obra donde el sujeto autor asume el compromiso académico de investigador, para adentrarse, no en la lengua, en sentido general, sino en un minucioso estudio de nuestra habla criolla, desde sus vices y expresiones más populares, incluyendo el decir de integrantes de esta generación z, la que nos ha situado en la encrucijada de decodificar su decir o vivir de espalda a su comunicar.

Ese comunicar de los hoy llamados "popis", contrasta, desde todos los perfiles, con los más simples parámetros normativos que han de regir a una simple comunicación cotidiana, sopena de quedar "friquitiaos", sin entender nada de lo dicho o de lo que han querido decirnos, porque estamos "quedaos". O nos ponemos a tono con ellos o seguimos "tostaos"… fuera de la esfera de su mundo.

Hay aquí un determinado interés de profundizar en las diferentes variantes de la lengua que han incidido en nuestro español dominicano, en estos últimos tiempos. Una vez más, el autor nos demuestra su marcado interés académico y personal de hurgar en nuestro español dominicano, como una forma de entendernos desde la comunicación, como interacción entre sujetos que asumen su lengua, nuestra, en uso.

Es desde le lengua en uso que el sujeto autor se asume como el otro, para procurar hacernos entender la actual condición de nuestra lengua, como fundamento vital para el conocimiento y dominio de nuestra realidad, como comunidad de hablantes, en constante cambio, desde la vitalidad de de nuestra habla criolla.

Ya antes, habiamos tenido los estudios de don Pedro Henríquez Ureña, con el "Español en Santo Domingo" (1940); Maximiliano Arturo Jiménez Sabater, con su libro "Más datos sobre el Español de la República Dominicana" (1975); Orlando Alba, con su libro "Cómo hablamos los dominicanos" (2004), entre otros estudios, como los trabajos del maestro Carlisle González Tapia, sobre el habla de los campesinos dominicanos, todos centrados en el spañol dominicano y su estado en uso.

Como bien nos señala el doctor Rosario Candelir, es en el siglo XIX que se inicia el proceso de criollización del idioma español en esta isla del Caribe hispánico y adquiere la distinción de variante dominicana del español en América, consolidando su expresión propia, dentro del español dominicano, en el siglo XX.

Respeto su concepción de la lengua y su enfoque sobre las variaciones idiomáticas que ha sufrido nuestro español dominicano, pero debo coincidir con el sujeto autor en que los hablantes vivimos generando, con la palabra, hechos de lengua que marcan nuestra razón identitaria, como nación.

Es el poder de la lengua en uso la que nos permite reinventarnos y reinventar la lengua, como sujetos hablantes, de manera permanente. Es en ese uso cotidiano que la lengua alcanza la creación y la renovación léxica que nos permite asumirnos como sujetos creadores y como entes pensantes.

De ahí el valor de esta obra, como un Recurso que nos aproxima a nuestra propia identidad como sujetos, desde la lengua en uso.