La muerte inesperada del presidente Rafael L. Trujillo en mayo de 1961, marcó la etapa final de la dictadura, provocando un nuevo escenario político que apuntaba a una crisis de  gobernabilidad que se entroncaba de manera turbulenta en el plano regional caribeño, bajo  incidencia de las sanciones aplicadas a la República Dominicana por la Organización de Estados Americanos (OEA).

Por igual, resultó en una situación incómoda para el gobierno de Ramfis Trujillo y Joaquín Balaguer, quienes a falta del dictador gobernaron con interés en prolongar su régimen,   la presión diplomática de los Estados Unidos para lograr una salida favorable a sus intereses  y obligar a la instauración de un gobierno de transición que se comprometiera a respetar los derechos humanos, hacer desaparecer las estructuras paramilitares, cerrar la cárcel de La Cuarenta y favorecer la salida de los principales familiares de Trujillo. Todo esto a través de discretas negociaciones a cambio del mantenimiento del gobierno trujillista y del levantamiento de las sanciones de la OEA.

Los acuerdos negociados entre Rafael L. Trujillo hijo como jefe de los cuerpos castrenses y  el doctor Balaguer en su condición de formal mandatario, se discutieron con la OEA y con la Embajada Americana durante meses, mientras la oposición política representada en la Unión Cívica Nacional (UCN), el Movimiento Revolucionario 14 de Junio (1J4), el Movimiento Popular Dominicano (MPD), y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), presionaban al gobierno con  permanentes protestas callejeras con el fin de obligar a la democratización.

La salida de Ramfis Trujillo hacia Europa provocó la estampida de los más importantes miembros de la familia

Nunca, durante los 30 años que gobernó Trujillo, el régimen mostró tanta debilidad y dificultades para mantenerse en el poder, como había quedado evidenciado desde junio de 1961 en adelante. En principios, el agotamiento de la capacidad de respuesta de parte del gobierno obligó a tener que ir aceptando los requerimientos planteados en la coyuntura, entre ellos la salida de los principales familiares del tirano; pero a la vez, de manera discreta y a espalda de Joaquín Balaguer, el hijo mayor de Trujillo, desde su posición de Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, tomaba medidas para producir un eventual golpe de Estado que de realizarse, se suponía, conllevaría al establecimiento de una Junta cívico-militar. Esta medida de fuerza, que dejaba entrever las dificultades y desconfianza de los familiares de Trujillo con el presidente Balaguer, estaba plenamente apoyada por los hermanos del dictador; sin embargo, la manera acelerada en que se desarrolló el proceso, impidió la materialización de la asonada militar.

En agosto comenzaron a salir los Trujillo

Desde julio de 1961, a solo semanas de la muerte de Trujillo, su hijo mayor procedió a centralizar parte de la riqueza de la familia y de las propiedades que fueron de su padre, trapazando muchas de las empresas y cuentas bancarias a su nombre o para que aparecieran señaladas como “al portador”; a la vez mostrando un marcado interés en alejar de la escena de conflictos a sus parientes más cercanos, no solo por la insistencia de la embajada norteamericana, también porque posiblemente presentía que todo estaba llegando a su fin y quería ponerlos a reguardo de las circunstancias; pero la insistencia y reclamos para forzar el  exilio voluntario o por conveniencia de los familiares,  se acentuó al finalizar el mes de agosto iniciándose el éxodo de los Trujillo.

Al finalizar agosto comenzó la retirada

Todavía a principios del mes de agosto, Ramfis Trujillo estaba recibiendo en el aeropuerto de Punta Caucedo a sus hijas Aida Azilde y María Altagracia Trujillo Ricart, llegadas junto a su madre Octavia Ricart Martínez desde Europa. Por el recibimiento se puede inferir que el alto militar no sentía preocupación de que sus familiares más cercanos  estuvieran en el país; [1] sin embargo, el 27 de ese mismo mes ya había procedido a sacar del territorio dominicano a su madre María Martínez viuda Trujillo.

Posterior a la muerte de su esposo “Doña María Martínez de Trujillo”, como gustaban llamarle los trujillistas,  se encontraba residiendo en una vivienda propiedad de Ramfis, ubicada en la “finca Jainamosa”, en la zona oriental de la capital. Trujillo hijo era partidario de que la viuda del dictador se alejara “por un tiempo de la Republica, que se vaya a Europa, a su casa de Paris para que se desvincule de todos los recuerdos del difunto”,  aunque ella se resistía a salir del país.[2]  Por igual, Ramfis quería que también viajaran al exterior la que se tenía como formal esposa, aunque discretamente ya se había divorciado de ella, y los hijos del matrimonio.

La salida de María Martínez viuda Trujillo a Europa vía Nueva York , se efectuó el 27 de agosto y junto a ella también su hijo Rhadamés Trujillo y sus nietos  hijos de Ramfis. Antes de salir del país—dice Cesar A. Saillant—el hijo menor del dictador, quien después de la muerte de su padre mostraba una conducta desordenada y desequilibrada había jurado incendiar a “Radio Caribe”, porque él no iba a dejar que los opositores se quedaran con esa propiedad:

“No sé lo que haya de verdad en nada de esto—dice Cesar A. Saillat en sus memorias—, pero  sí observo el interés del general en que Rhadamés  abandone la Republica por un periodo de algunos meses. Le dice que será cuestión del tiempo suficiente para que doña María se reponga. Doña María esta visiblemente desmejorada y Rhadamés lo sabe; es más, Rhadamés está de acuerdo con la salida de su  madre y el general le hace ver que ella  ha aceptado salir si Rhadamés la acompaña. Rhadamés, muy a su disgusto, accede; pero previamente que  presiente que le será difícil regresar. Desde mediados de mes bebe sin descanso, acompañado de un grupo de sus  amigos y se entrega a toda clase de excesos”.[3] 

De esa manera y destacado en la prensa como viaje de descanso, se marcharon con destino a Europa la viuda Trujillo, el capitán Leonidas Rhadamés Trujillo Martínez, y  los nietos María Altagracia, Aida Azilde, Claudia del Carmen, Rafael Leonidas y Mercedes Trujillo Ricart, todos hijos de Ramfis Trujillo. En esos días también salió Doña Tatana Ricart, que en proceso de divorcio de Ramfis tuvo una crisis de salud en la ciudad de Nueva York y hasta se dijo que trató de suicidarse cuando se encontraba en Manhattan.

Negro y Petán Trujillo salieron al exilio en dos ocasiones.

Angelita salió a finales de septiembre

Un mes después de la salida de la viuda de Trujillo, le tocó a Angelita Trujillo, la presumida “reina” hija del sátrapa. Su viaje lo hizo en una embarcación de lujo que había sido de su padre,  el 29 de septiembre a las 5:50 de la tarde. A bordo del yate “Presidente Trujillo” se dirigió hasta la isla de Guadalupe junto a sus hijos y esposo Luis José León Estévez, quien era Inspector general de las Fuerzas Armadas y mano derecha del hijo del dictador. Desde Guadalupe Angelita partió sin su esposo en un avión que la llevó en vuelo directo hasta Paris, Francia.[4] 

Balaguer quería los Trujillo salieran del país

La insistencia de los Estados Unidos en lograr un acuerdo con el gobierno dominicano pasaba por el reclamo de que los Trujillo más destacados en la política represiva abandonaran el territorio dominicano. Esto llevó a que el presidente Balaguer declarara a la prensa que miembros de esa familia, entre ellos Negro y Petan Trujillo, saldrían voluntariamente antes de que finalizara el mes de septiembre.[5]  Para el 1 de octubre ya Rafael L. Trujillo hijo había hecho promesa de manera confidencial al cónsul norteamericano de nombre Calvin Hill, de que los dos señalados hermanos del dictador saldrían del país, aunque lo hicieran en contra de su voluntad, pues estaban supuestos a “comprender que tendrían que acceder”. Se entendía que con la salida al exterior de estos dos personajes se “favorecería las gestiones que se venían haciendo para obtener el reconocimiento de aquel gobierno” para el levantamiento de las sanciones impuestas por la OEA.[6

El 25 de octubre, como se prometió, Héctor-Negro-Trujillo dejó la República Dominicana y llegó a las Bermudas acompañado de otras 10 personas, utilizando un avión de la línea Pan American Air Ways procedente de Ciudad Trujillo. En esa ocasión declaró a la prensa que él permanecería un mes en esas islas y que desde allí continuaría su viaje hasta Canadá; pero en sus planes estaba permanecer cerca de Santo Domingo con el propósito de regresar cuando fuera necesario para los planes que secretamente preparaba Ramfis. Ese mismo día llego a Bermudas el “Yate Angelita”.

Dos días después de la salida de Negro Trujillo, el Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas prometió a los Estados Unidos que él también estaba dispuesto a irse de República Dominicana a cambio de que la OEA levantara las sanciones.[7]  La noche del 1 de noviembre llegó a Hamilton, Bermudas, procedente de Nassau en las Bahamas, el general Arismendi-Petan-Trujillo.[8]  Se infiere, por la presencia de embarcaciones dominicanas tocando puertos de las Bahamas y Bermudas, que al iniciarse el mes de noviembre se había incrementado el exodo de familiares y personeros de la dictadura, ya que el 1 de noviembre se encontraba en Nassau uno de los yates de la familia Trujillo llevando a “un grupo de personas que salieron de Cabo Haitiano”.[9] 

En sentido contrario y de manera clandestina regresaron algunos de los que ya habían salido. El 15 de noviembre volvieron a la República  el general Petan y el generalísimo Negro Trujillo, en el tenso momento en que la plana mayor de los oficiales trujillistas discutían con Rafael L. Trujillo hijo las posibilidades de un golpe de Estado contra Balaguer, a quien se comenzaba a tener como un traidor a los planes de darle continuidad al régimen.

Presionando la salida de los Trujillo

Las presiones para provocar que se fueran los Trujillo se acentuaron a partir del 15 de noviembre con una huelga de choferes, paralización de los empleados de Obras Públicas, el cierre del comercio, los preparativos para cerrar las escuelas y dificultades al interior de los mandos militares; además de las continuas movilizaciones estudiantiles en ciudades del país. Ante la presión recibida desde el exterior y las protestas populares en territorio dominicano, Ramfis Trujillo optó por salir de República Dominicana el día 18; pero horas antes de hacerlo, procedió a asesinar a  los que participaron en el tiranicidio.

La salida de Ramfis provocó la estampida

El cadáver de Rafael L. Trujillo fue el ultimo en ser llevado al exterior

Las noticias referidas a la escapada de Ramfis Trujillo circularon desde el domingo 19 de noviembre temprano en la mañana,  pero en realidad el hijo mayor de Trujillo había escapado de territorio dominicano a bordo de la “Fragata Mella” el 18 de noviembre, via Guadalupe camino a Europa donde llegó el día 22;[10]  todo quedó controlado por el doctor Balaguer y sectores militares y civiles que comenzaban a nuclearse en torno al mandatario. Fue pública la desorientación que afectaba a los caliés, chivatos y confidentes de los barrios, mientras altos militares buscaban ponerse a resguardo o se adherían al movimiento militar encabezado por el general Rodríguez Echavarría; mientras los partidos de izquierda, los miembros de la UCN  y los del PRD se mezclaban con la población en acciones que terminaban en la destrucción y despojos de las viviendas de los más destacados trujillistas.

Como un dato que evidencia las negociaciones para la salida al exterior de muchos de los Trujillo, está el hecho de que varios miembros de esa familia quedaron nombrados en esos días por el presidente Balaguer para que ocuparan  cargos diplomáticos en los países que habían escogidos como refugios.[11] 

Por ejemplo, el  teniente general J. Arismendi Trujillo (Petán) salió del país acompañado de varios amigos la noche del 19 de noviembre en vuelo Clipper Great Lakes de la Pan American con rumbo desconocido.[12]  Ese mismo día el general Pedro Rafael Rodríguez Echevarría se pronunció en la Base Aérea de Santiago de los Caballeros en contra del sector trujillista y en apoyo del presidente Balaguer. De inmediato, el doctor Balaguer designó a los generales Félix Hermida hijo Jefe de Estado Mayor de la Aviación Militar y al también general Luis Román como Jefe del Ejército. Por igual al  brigadier Pedro R., Rodríguez Echevarría como Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas.

Mientras tanto,  aviones de guerra lanzaron volantes proclamando el apoyo de la Fuerza Aérea al gobierno de Balaguer. En las calles de Santiago se escuchaban disparos y las oficinas públicas y el comercio cerraron sus puertas; en la capital se vivió una tensa situación y era común ver la alegría de la gente celebrando en las calles y el pánico en las caras de los caliés  y sus familiares quienes empuñando armas y nerviosos, buscaban la forma de escabullirse y desaparecer del escenario.

En ese ambiente, el presidente Balaguer se dirigió por radio y televisión al pueblo dominicano para informarle sobre las contradicciones internas dentro de las Fuerzas Armadas, que habían llevado el país al borde de una “guerra civil”,  y expresando que existía la posibilidad de una intervención militar de los Estados Unidos, cuyos barcos de guerra se encontraban frente a la costa de Santo Domingo. En el discurso pidió que todos los sectores se unieran en torno a su gobierno y decretó de inmediato un “estado de emergencia nacional.”  Su nuevo gobierno contó con el apoyo público del Partido Dominicano. La salida de Ramfis y otros Trujillo fue de agrado para la OEA y los Estados Unidos; pero ese mismo día el diario oficialista “La Nación”, sin proponérselo, trajo la consigna para las nuevas luchas contra los remanentes de la dictadura.  La consigna a partir de ese día fue “Navidad con libertad”, en el entendido de que Balaguer representaba la continuidad del régimen trujillista y debía también abandonar el poder antes de que terminara el mes de diciembre.

Júbilo por  la salida de los Trujillo

En el momento en que los familiares de Trujillo escapaban por las vías aérea y marítima, la policía trataba de mantener a raya a los que protestaban en las calles. Entonces se puso de moda la consigna de “Policía, lambón, tu no cabe en el avión”, que era una forma de reclamar a los uniformados el cese de la represión, pues los que así actuaban reprimiendo a la población no tenían los recursos ni las relaciones para salir del país acompañando a los Trujillo. En medio del júbilo motivado por la escapada de los Trujillo, la población procedió a asaltar las viviendas de los expatriados, cargando con todos los objetos que tenían  valor económico o de uso; en esos días se popularizaron las acciones de las que Balaguer señaló en discurso como “las turbas”, que en realidad eran pobladas integradas por personas enardecidas que contaron, se decía, con la indiferencia de las autoridades. Al mismo tiempo que se sucedían las señaladas movilizaciones, siguieron alejándose del país de manera atropellada, otros familiares de Trujillo, como quedó registrado en la prensa: 

La familia Trujillo emigró de manera masiva a partir del 20 de noviembre de 1961

Por ejemplo, El Caribe del  22 de noviembre bajo el titular de “Se ausentan del país varios miembros familia Trujillo”, trajo la crónica de que un nutrido grupo había salido a las 10:56 de la mañana a bordo del avión San Cristóbal HI-41 de la Compañía Dominicana de Aviación: “Pedro V. Trujillo Molina, quien había sido designado  recientemente ministro consejero en la embajada de la República Federal de Alemania; Pedro José Trujillo Nicolás, ministro consejero de la misión permanente de la Republica ante las Naciones Unidas; José Oliva García, cónsul dominicano en Ottawa, Canadá,  Virgilio García hijo; doctor Rodolfo Leyba Polanco, Carlota Kushner de García Trujillo, e hijos; doctor Manuel Robiou y otras personas, familiares y amigos de los arriba citados”.[13]

También, el día 23 en la  noche llegó al aeropuerto de  Miami sentada en una silla de rueda la señora Julia Molina, una anciana de 96 años que vivido con ínfula de “gran matrona” por el solo hecho de ser la madre del dictador.[14] La anciana señora llegó a Estados Unidos acompañada de su hijo Romeo Amable Trujillo, Luis Trujillo Reynoso, y Francisco Trujillo Reynoso.

El 24 de noviembre una farsa alarma de bomba se produjo en el Aeropuerto Internacional Idlewild (Aeropuerto J.F. Kennedy) de la ciudad de Nueva York, al momento en que cinco familiares de Trujillo abordaban un avió DC-8 de la línea Pan American que se disponía partir para Portugal, Europa. El día 26 abandonó el país para viajar a ese continente vía Miami, un importante grupo de personas sindicadas como trujillistas y se anunciaba que entre los llegados a la Florida se encontraba Petan Trujillo quien se alojó, se dijo,  en la residencia del ex cónsul Miguel Herrera.[15] Entre los pasajeros que viajaban al viejo continente se encontraban el coronel Luis Trujillo Reynoso y Francisco Trujillo Reynoso, sobrinos del dictador. También Caridad Trujillo Reynoso, esposa del coronel y sus hijas Teresa Y Luisa.[16]

Los restos de Trujillo llevados a Europa

El 17 de noviembre, un día antes de partir al exilio, Ramfis Trujillo se dirigió a la iglesia de la ciudad de San Cristóbal y  sacó de la sepultura el cadáver de su padre. Desde allí hizo que lo llevaran al puerto de Haina y lo embarcó en el “Yate Angelita” rumbo a Francia, pero las nuevas autoridades solicitaron a la tripulación el regreso de la embarcación a la base de La Caldera el 29 de noviembre.[17]  Los restos de Trujillo fueron llevados desde La Caldera de Ocoa hasta la ciudad de Barahona y luego trasladado en avión la Base Aérea de San Isidro, en la zona oriental de la capital. Desde ese centro militar el cadáver se trasbordó a un avión DC-7 de la línea Pan American y  enviados a Paris, Francia.[18]  Junto al cadáver también llegaron a Paris varios miembros de la familia Alba, entre ellos cinco niños.

El retorno a Santo Domingo de los restos de Trujillo, se convirtió en un caso que fue manejado a discreción por el gobierno de Balaguer.[19]  Sobre el referido incidente existen varias versiones. Una de ellas la aporta el periodista  español Carlos Fresneda del periódico “El País” de España, recibida del reconocido trujillista Salomón Sanz, quien le narró lo siguiente:

"Corría el mes de noviembre de 1961 y el cadáver embalsamado de Trujillo navegaba en el lujoso yate Angelita con rumbo a Francia. Al llegar a las islas Azores, se ordenó al comandante del barco que regresara a la República Dominicana. La orden llevaba tras de sí un argumento de peso: la Prensa había revelado que el yate transportaba 95 millones de dólares en lingotes de oro. Se requisó la carga del barco", añade Salomón Sanz, "sin que aparecieran los lingotes. El féretro, sin embargo, fue respetado y pudo salir a duras penas de las islas en un DC-7 de la compañía Pan American con destino al aeropuerto de Orly (París). En diciembre de 1961 fue enterrado en el cementerio de Pére Lachaise, a escasos metros de la tumba de Beethoven".[20]

De ser cierta la versión narrada por  Salomón Sanz, como parece que lo era, el cadáver de Rafael Leonidas Trujillo Molina, que gobernó la República Dominicana por más de 30 años, terminó siendo uno de los últimos en salir hacia Europa, y por igual trasladado a ese continente de manera apresurada para evitar la ira del pueblo dominicano.

Algunos de los familiares de Trujillo salieron al exterior a ocupar cargos diplomáticos.

(Notas bibliográficas:  [1] (La Nación, 3 de agosto 1961); [2] Cesar A. Saillant, Memorias 1957-1961. (4). Versión de R. Cassá, 1961, p. 339; [3] Ob. cit., pp. 343-344; [4] Ob. cit., p. 399. Véase  también El Caribe, 1 de octubre 1961; [5] El Caribe, 24 de octubre 1961; [6] Saillant, ob. cit., p. 322; [7] Véase El Caribe, 28 de octubre de 1961; [8] El Caribe, 2 de noviembre 1961; [9] Véase El Caribe, 2 de noviembre 1961; [10] La Nación, 30 de noviembre 1961; [11] El Caribe, 20 de noviembre 1961; [12] El Caribe, 20 de noviembre 1961; [13] El Caribe, 22 de noviembre 1961; [14] “Doña Julia llega a Miami en avión”. El Caribe, 24 de noviembre de 1961; [15] La Nación, 26 de noviembre 1961; [16] “Ante una falsa alarma bajan de un avión 5 de los Trujillo”. El Caribe, 28 de noviembre 1961; [17] Manuel de Jesús Javier García, Mis 20 años en el Palacio Nacional Junto a Trujillo. Santo Domingo, Taller, 1986, p. 410; [18] Ob. cit., p. 4312; [19] El  caribe, 30 de noviembre 1961; [20] Carlos Fresneda, “El dictador Leónidas Trujillo está enterrado en El Pardo”. Periódico El País, España, 4 de febrero 1986)

Algunos de los familiares de Trujillo salieron al exterior a ocupar cargos diplomáticos