Finalizando la década de los años sesenta del siglo XX, el gobierno de Rafael L. Trujillo Molina dio muestras de entrar en un proceso de deterioro que amenazaba la continuidad de la dictadura, procediendo a organizar varias agrupaciones paramilitares entre ellas La Legión Extranjera Anticomunista Dominicana; un cuerpo integrado por dominicanos civiles-reservistas, y mercenarios cubanos y europeos principalmente, con el objetivo de atacar militarmente a los países vecinos que se mostraban contrarios a su política regional y se habían propuestos apoyar los proyectos expedicionarios del exilio dominicano.
Una coyuntura regional desfavorable
El primero de enero de 1959 la situación política caribeña cambio significativamente a partir de la caída del presidente de Cuba el general Fulgencio Batista, y la instauración del gobierno revolucionario de Fidel Castro quien mantenía estrechas relaciones con el exilio dominicano antritrujillista. En los meses posteriores, la Organización de Estados Americanos (OEA) acentuaba el aislamiento regional del régimen, mientras que Trujillo insistía en denunciar que desde Cuba y Venezuela, se preparaban agresiones armadas contra Haití y la Republica Dominicana. El ministro de relaciones exteriores de la vecina nación denunciaba en el seno de la OEA, que su país había sido objeto de una expedición armada el 13 de agosto del referido año que contaba con el apoyo cubano.[1]
Meses antes, en diciembre de 1958, varias organizaciones de exiliados dominicanos dieron a “la publicidad la “Declaración de La Habana, señalando que se habían unido para derrocar a Trujillo”. Más tarde—dice Emilio Cordero Michel—el mandatario de Cuba se comprometió a prestar su colaboración con los planes antitrujillistas, tal y como también lo había hecho el gobierno de Rómulo Betancourt en Venezuela, quedando constituido el Movimiento de Liberación Dominicana.[2]
Formación de la Legión Extranjera Anticomunista
La Legión Extranjera Anticomunista Dominicana fue creada en el momento que tomaba forma la coyuntura más difícil vivida por la dictadura de Trujillo. Desde 1957 el gobierno, percibiendo que se estrechaba el cerco internacional y afectado por una difícil situación económica, daba seguimiento a las actividades de los exiliados, que contaban con el apoyo de Venezuela, Costa Rica y Cuba. Durante los últimos tres años de gobierno (1958-1961), previendo una expedición armada contra su gobierno, procedió a consolidar el aparato militar a la vez que intensificó internamente la persecución política y concentró en la formación de varias organizaciones paramilitares, entre ellas Los Jinetes del Este, los Cocuyos de la Cordillera y la Legión Extranjera Anticomunista.
La Legión Extranjera Francesa, organizada muy temprano en el siglo XIX, fue tomada posteriormente como referencia, finalizada la Segunda Guerra Mundial, para la integración de estructuras parecidas en España, donde se le conoció a partir de 1920 con el nombre de “Tercio de Extranjeros”, así como en territorios latinoamericanos con fines políticos regionales, como acaeció con la integrada en Centro América y el Caribe con propósitos anti dictatoriales en 1947, y la que organizó Trujillo a partir de 1959 con el objetivo de agredir naciones caribeñas que les eran adversas.
En el caso dominicano, el nombre de Legión Extranjera podría prestarse a confusión, ya que en 1948 existió una organización integrada por exiliados latinoamericanos con el nombre de Legión del Caribe, que apoyada por los gobiernos de Costa Rica, Venezuela, Guatemala y Haití tuvieron como propósito el final de la dictadura de Trujillo.[3]
Sin embargo, para la integrada en República Dominicana en 1959, las razones eran parecidas pero a la inversa, pues tenía como objetivos el ataque a los referidos países, evitar la utilización del territorio haitiano contra el gobierno de Trujillo y preparar la defensa del régimen a través de un aparato militar en condiciones de derrotar cualquier tentativa armada que pusiera en peligro la prolongación de su mandato.
Tal y como lo anota Robert Crassweller en su conocida obra Trujillo: la trágica aventura del poder personal, la Legión Extranjera Anticomunista Dominicana, que también es citada por algunos como la Legión Extranjera Anticomunista del Caribe, surgió en 1959 con el “propósito de defender a Haití para el caso de que se intentara la invasión de dicho país o de la Republica Dominicana a través de él”. [4] Sin embargo, es justo aclarar que esa agrupación no fue constituida en marzo, como dice el historiador norteamericano, sino en febrero del referido año, y dado a conocer el 3 de marzo a través de la prensa. De hecho, ya el 27 de febrero, como lo informa el periódico El Caribe, “trabajadores de la Confederación de Trabajadores Dominicanos” declararon estar dispuestos a unirse a la Legión Extranjera”.
La fecha de formación: maniobra propagandística
Organizar una agrupación paramilitar con propósitos intervencionistas en otros países no es una tarea que se puede lograr con anuncios de prensa. Evidentemente, al momento de darse a la publicidad ese proyecto militarista, ya el gobierno daba los pasos necesarios para el reclutamiento de los mercenarios extranjeros, que sirvieron de excusa para el nombre de Legión Extranjera, tal y como habían existido en otras naciones.
Sin embargo, los mecanismos propagandísticos del régimen hicieron aparecer la fecha del 3 de marzo de 1959 como la indicada, en la que se dio comienzo a la unidad paramilitar; esa fecha se corresponde con el inicio del ingreso masivo, casi siempre compulsivo y bajo manipulación mediática, de hombres y mujeres de nacionalidad dominicana residentes en el país. En los meses posteriores al anuncio de prensa, muchos presos comunes fueron liberados de la “Penitenciaria de La Victoria” y otras prisiones, e integrados a La legión a cambio de su libertad.
En otros casos, las patrullas militares se movían en las ciudades en horas de las noches, apresando hombres que no portaran las cedulas de identidad, ni las tarjetas de miembros del Partido Dominicano (PD) y del Servicio Militar Obligatorio. En esos casos, los detenidos eran llevados al Estadio Presidente Trujillo, y desde allí trasladados al campamento principal del organismo, en las proximidades de la Feria de la Paz. Otros ingresaban, simplemente por su militancia en el PD y por vocación trujillista.
La estrategia propagandística para promover La Legión estaba dirigida principalmente a amenazar a los gobiernos de Cuba, Costa Rica y Venezuela, así como amedrentar a los exiliados y a la población dominicana. Era una forma de chantaje y amenaza contra Fidel Castro y contra Rómulo Betancourt, además de una advertencia contra los exiliados que preparaban en Cuba la expedición armada.
Por esa razón, Trujillo hizo publicar en la prensa escrita una información que detallaba la formación de la agrupación y su responsabilidad como principal promotor.
La portada del periódico El Caribe del 5 de marzo de 1959, trajo como título: “Gobierno respalda legión Extranjera; ordena armarla”. La nota recoge la respuesta del Secretario de las Fuerzas Armadas general José García Trujillo, a una carta recibida el 27 de febrero, enviada por un grupo de veteranos militares muy cercano al presidente de la República, quienes pretendían aparecer como los iniciadores del proyecto, solicitando la formación de la Legión Extranjera Anticomunista. En la misiva, indicaban que la organización de la Legión era para contrarrestar los preparativos bélicos que buscaban atentar contra Haití.[5]
Pero además, el Secretario de las Fuerzas Armadas les dice en su respuesta, que él estaba autorizado para manifestar que la iniciativa contaba con “la simpatía y apoyo del gobierno, que ha impartido sobre la entrega de armas y otros pertrechos” y que el “propósito perseguido por ustedes debe ponerse en ejecución sin demora y sin omisión de ningún sacrificio, por la importancia que reviste para la preservación de la paz continental”.[6]
El Secretario de las Fuerzas Armadas respondió a los veteranos firmantes de la carta, entre ellos los tenientes generales Federico Fiallo, Fausto E. Caamaño, Antonio Leyba Pou y los mayores generales Félix Hermida y Arturo R. Espaillat que el gobierno dominicano “había expresado su respaldo y simpatía a los dirigentes y organizadores de la Legión Extranjera Anticomunista, en proceso de formación en la República Dominicana, ordenando que se ponga a su disposición la cantidad de 23,000 ametralladoras, de 3,000,000 de capsulas y de 25,000 machetes para las acciones al arma blanca, material que será entregado en etapas sucesivas”.[7]
Principales jefes de la Legión Extranjera
Como principales responsables de la Legión Extranjera Anticomunista” aparecen registrados los generales Fausto Caamaño y Santos Melido Marte, así como Henry López Penha y Anselmo Pilarte. Además, Alfredo Malibrán. El entrenamiento estaba a cargo de los oficiales extranjeros Vladimir Secén Mile Ravlic y de los cubanos José María Salas Cañizares y Ángel Sánchez Mosquera. Las operaciones de los legionarios en el Cibao y la línea Noroeste estuvieron bajo la responsabilidad de Juan Isidro Vicioso, quien fundo el “Batallón Suicida de La Joya”.[8]
Objetivos de la Legión Extranjera
En las miras de Trujillo, los objetivos de la Legión Extranjera estaban relacionados principalmente contra el gobierno de Cuba, pero, como lo explica el historiador Eliades Acostas en La Telaraña cubana de Trujillo, este tenía como uno de sus objetivos acciones encubiertas y preventivas contra Costa Rica y su presidente José Figueres.[9] Entre los planes regionales del dictador, también estaba el ataque a Venezuela y su presidente Rómulo Betancourt, a quien posteriormente intentó asesinar en un fallido atentado contra su vida.
Al respecto, dice Salvador Morales en su libro Almoina un exiliado gallego contra Trujillo, que el dictador “consciente de la amenaza que representaban para él, Rómulo Betancourt en Venezuela y Fidel Castro en Cuba, trató de armar inmediatamente una legión de 25,000 efectivos con el propósito de atacar a Cuba”.[10]
Una Legión de mercenarios extranjeros
La Legión Extranjera Anticomunista tuvo como componentes a reservistas dominicanos y a civiles que fueron obligados a integrarse a dicha organización; pero la punta de lanza de esa agrupación, eran los mercenarios extranjeros contratados por Trujillo, que actuaban como “grupo paramilitar y mercenario a la vez”. Su misión—dice Nelson Moreno Ceballos—“era enfrentar la esperada invasión de los exiliados, reprimir posibles movimientos en su apoyo y realizar actividades bélicas en otros países del Caribe”.[11] Dirigida por Fausto Caamaño, llegó a tener más de 25,000 miembros.
Sobre la integración de extranjeros mercenarios con civiles dominicanos, el periódico El Caribe informó el 3 de marzo que existía el plan de colocar hombres armados en la frontera, y que “en el nuevo cuerpo militar, en proceso de formación, podrá tomar parte toda persona extranjera o dominicana de reconocido sentimiento anticomunista y no permitirá el enrolamiento en el mismo de ningún miembro de las Fuerzas Armadas en actividad de servicio”.[12]
Constancio Cassá Bernaldo de Quirós, considerado como el historiador que más ha profundizado en el estudio de la historia de la citada organización de mercenarios, narra en su escrito La Legión Extranjera Anticomunista, que estos extranjeros habían sido traídos desde otros países bajo engaño, “siendo los primeros contratados por el coronel Ernesto Vega Pagan, lo cual hizo en diferentes puntos geográficos de Europa”.[13] :
“El 4 de mayo de 1959 se contrataron setenta yugoslavos a través de la embajada dominicana en París, que llegaron a República Dominicana el 5 de junio del mismo año. Sin embargo, el periódico Unión Cívica indicaba que entre esos setenta legionarios se encontraban únicamente cuarenta y cinco de nacionalidad yugoslava a los que les fue ofrecido un salario de RD$200.00 mensual para trabajar en fábricas dominicanas. Dicho periódico añadía que los contratos fueron hechos por un polaco de nombre Marcel, ex cabo de la Legión Francesa, en el “Bar de la Aviación” que estaba ubicado frente a un campamento militar en el sector de Vincent”.[14]
Además—dice Constancio Cassá—que “fueron incorporados doscientos franceses que habían pertenecido a la Organización Nacional de Combatientes Chipriotas (EOKA). En Atenas fueron contratados cuarenta y siete griegos (…); ese grupo arribó al país a fines de agosto de 1959. De España salieron ciento veinte legionarios a bordo del trasatlántico “Virgen de Begoña”, escoltados por Luis Manuel González (…). La Legión contaba además con ciento ochenta españoles (de los cuales noventa y seis tenían antecedentes penales), siete italianos y ocho alemanes, casi todos veteranos de la Segunda Guerra Mundial o de la Guerra Civil Española. Luego se incorporó un grupo de aproximadamente setenta cubanos batistianos que desde marzo de 1959 se entrenaba en el país con el objetivo de invadir Cuba”.[15]
Posteriormente, como aparece en las crónicas de los periódicos La Nación y El Caribe, miles de dominicanos ingresaron a la Legión Extranjera. Luego utilizados para desfilar por las calles de la capital, Santiago y otras ciudades, en demostraciones del poderío militar de Trujillo y de las supuestas o reales adhesiones al proyecto intervencionista.
Reseñando la historia de la Legión
El 19 diciembre 1961, durante el gobierno del primer Consejo de Estado presidido por el doctor Joaquín Balaguer, el periódico oposicionista de la agrupación Unión Cívica Nacional publicó una crónica relativa a la formación de la organización mercenaria. Bajo el título de “Las verdades históricas de la Legión Extranjera”, el medio informativo dice haber obtenido testimonio de un integrante de la macabra agrupación, con el que quiso presentar su historia. Entre los aportes de la reseña se destacan las circunstancias relacionadas con la contratación de los mercenarios que copiamos a continuación:
“Paris, junio de 1959.- En el sector de Vincent frente a un campamento militar, se alza el Bar de la Aviación. A este bar acuden diariamente numerosos ex miembros de la Legión Francesa, todos europeos: refugiados del Telón de Acero, ex combatientes de la Segunda Guerra Mundial, jóvenes aventureros… Todos ellos tienen larga experiencia den la guerra. Han peleado en los frentes de Rusia, Italia, Indochina, Corea, Suez, Argelia, Sahara… Mientras toman cerveza charlan de sus proezas, de sus aventuras…
“Un día se presenta al Bar de la Aviación un polaco de nombre Marcel, ex cabo de la Legión. Trae una misión especial por encargo de la embajada dominicana en Paris: reclutar gente para “trabajar” en Santo Domingo. No importa la profesión u oficio; para todos hay puestos. (…).
“Setenta hombres aceptan la proposición de Marcel. Son alemanes, rusos, yugoeslavos, italianos, españoles y búlgaros. “Trabajaran” en fábricas dominicanas, con sueldos de $60.00 más ropa, comida y cama. Al llegar recibirán 200.00 No habrá ninguna dificultad con pasaportes y papeles: solo tienen que firmar un contrato. En la noche del 4 de junio, un avión de una compañía norteamericana los espera en el aeropuerto. La ruta: Paris-Islandia-Canadá-Bermuda-Republica Dominicana. Dos días más tarde, a las 11 de la noche, llegan a tierra dominicana. Afuera esperan dos guaguas de la Marina de Guerra. Los legionarios pasan rápidamente por Inmigración, suben a las guaguas y son llevados a la base naval de Las Calderas (…).
“En Las Calderas se hallan, desde hace dos semanas, 230 españoles, los cuales reciben entrenamiento militar bajo el mando de dos tenientes de la misma nacionalidad: un tal Ismael y Pérez Vargas.
“Los 70 expedicionarios, al día siguiente a su llegada, recibirán la orden de ir a la Intendencia para vestir uniforme militar. Ante ese mandato inesperado, los yugoeslavos-en número aproximado de 45- protestan airadamente y piden trabajar según los términos del contrato. Los oficiales dominicanos, tras consultas misteriosas, les informan que podrán trabajar conforme lo desean. Una guagua los saca de Las Calderas y los lleva a… ¡La cárcel de La Victoria! El resto de los hombres, todavía confusos, optan por obedecer. Pasan los días. Los legionarios permanecen incomunicados, sin saber a qué han venido. (…).
“A mediados de junio, los legionarios son llevados al campo de tiro. Los acompaña el comandante de la Legión Extranjera Anticomunista Dominicana, (…), quien tiene como ayudante a un sargenteo mayor español. Doce ex miembros de la Legión Francesa son separados del grupo y devueltos a Las Calderas, donde les suministran carabinas San Cristóbal. En dos jeeps herméticamente cerrados son transportados a la base de la Marina de Guerra de la Capital. Ahí les presentan a dos civiles yugoeslavos–Vladimir Secén y un tal Mille—quienes luego reaparecen como teniente coronel y mayor, respectivamente. Ambos procedían de la Argentina. (…)
“Los doce legionarios pasan a San Isidro, siempre en los jeeps cerrados. De San Isidro, en un avión de la AMD, los trasladan a Constanza. Son las 6 de la tarde del día 16 de junio. Los doce legionarios caminan a pie hacia la fortaleza militar de Constanza. Un pesado silencio llena el paisaje. Nadie habla; no se oye ningún ruido. Numerosos soldados patrullan la carretera. El pueblo de Constanza permanece a oscuras. Al día siguiente los legionarios dejan las fortalezas y salen en dirección a Tireo Abajo. Va con ellos el general M. Marte, quien los manda patrullar unas lomas.
“Los doce legionarios, ya en las lomas, se encuentran con dos pelotones, también en patrulla. Alrededor de las cinco de la tarde ocurre algo inesperado. Tres jóvenes surgen, pañuelo blanco en alto, de una pequeña hondonada que forman dos lomas. Los jóvenes—dos dominicanos y un venezolano—quieren entregarse a las patrullas y así lo hacen. El sargento mayor español los interroga y luego los conduce al puesto de mando, pero no llegan a él: los tres jóvenes son ultimados a balazos. Uno de ellos es despojado de 1,000 dólares en efectivo que llevaba en un bolsillo. Los legionarios supieron, a partir de ese momento, a qué habían venido. La Republica Dominicana había sido invadida y ellos eran la “carne de canon” de los invasores. Una sorda protesta endureció los rostros de los legionarios”.[16]
Los Expedicionarios del 14 de Junio contra Trujillo
A mediados del mes de junio de 1959, un grupo de 198 dominicanos y caribeños desembarcaron en República Dominicana por Constanza, Maimón y Estero Hondo procedentes de la isla de Cuba, con el propósito de derrocar a Trujillo y establecer un gobierno democrático de “liberación nacional” que contemplaba la eliminación de los monopolios trujillistas, del capital extranjero, reformas tributarias y una profunda reforma agraria.[17] Sus llegadas, que era evidentemente esperada por el régimen, pues hasta Trujillo habían llegado los rumores “de que, cerca de Cuba, se preparaba una invasión armada hacia Santo Domingo. (…) y, no queriendo utilizar su ejército, tan extenso como inexperto en esas lides, se las ingenió para hacer venir del extranjero los hombres necesarios para repeler la agresión armada que se avecinaba”.[18] A estos mercenarios las autoridades sumaron a los “Cocuyos de la Cordillera” y a muchos campesinos que fueron motivados a la persecución de los expedicionarios.
Trujillo contra Fidel: Un episodio poco conocido
Posterior a las expediciones de junio de 1959, el régimen de Trujillo acrecentó los preparativos de la Legión e intentó una operación armada contra Cuba, para lo cual utilizaría sus integrantes. Para ese fin, explica el historiador Eliades Acosta en su obra La telaraña cubana de Trujillo la dictadura se vinculó con Rafael Díaz- Balart Gutiérrez, quien fundó “La Rosa Blanca” con auspicio de la Agencia Central de Inteligencia, “primera organización contrarrevolucionaria en el exilio, que coordinó sus acciones con la Legión Anticomunista del Caribe, que bajo el mando del general Pedraza, se entrenaba en República Dominicana para acabar con la Revolución, protagonizando el fiasco del intento frustrado de invasión trujillista por Trinidad, de agosto de 1959”.[19]
Por igual, dice el historiador haitiano Gerard Pierre Charles, en su texto “El Caribe contemporáneo”, que los preparativos de Trujillo para atacar a Cuba se “aceleraron con la contratación de mercenarios europeos que constituyen la “Legión Extranjera Anticomunista”, con cuantiosas compras de armas y grandes dispendios monetarios. El tráfico de agentes entre Santo Domingo, Miami y La Habana, pretendía, junto con la invasión en preparación, urdir una conspiración dentro de Cuba con el fin de asesinar a Fidel Castro”. [19 a]
El intento de derrocamiento de Fidel Castro y su gobierno revolucionario, buscaba el establecimiento de un gobierno favorable a la política de Trujillo en la región del Caribe. Los expedicionarios de la Legión tendrían a Trinidad, en la isla de Cuba, como el lugar de desembarco, al mismo tiempo que se esperaba internamente en esa isla, un levantamiento armado contra el gobierno castrista, así como bombardeos de aviones dominicanos contra La Habana y Santiago de Cuba.[20]
Los servicios de inteligencia del gobierno cubano tuvieron conocimiento de todos los planes y tomaron medidas a la espera de que estos se desarrollaran y de esa manera asestar un contundente golpe a Trujillo. La expedición se inició la noche del 11 de agosto de 1959 con el envío a Cuba de un avión dominicano C-47 cargado de una gran cantidad de armas y pertrechos que serían recibidos por sectores enemigos del gobierno, quienes resultaron ser miembros del ejército cubano que lo esperaban aparentando ser parte de los complotados. Creyendo en el éxito de la operación, El 13 de agosto Trujillo envió otro avión cargado de armas, pero esta vez los pertrechos fueron recibidos por las autoridades cubanas, se dice que encabezadas por Fidel Castro en persona. Posteriormente, dice Gerard Pierre Charles, los implicados en la invasión fueron presentados en la televisión.[20 a]
De esa manera finalizó el intento expedicionario contra el régimen cubano, en que se esperaba tomaría parte la Legión Extranjera Anticomunista.[21]
Legionarios dominicanos y propaganda política
El surgimiento de la Legión Extranjera de Trujillo estuvo acompañado de una exagerada campaña de prensa a través de la radio, la prensa escrita y la televisión. El despliegue propagandístico puede ser tomado como indicio de que el mandatario dominicano tenía conocimiento de los planes que se desarrollaban en Cuba, inmediatamente instaurado el gobierno de Fidel Castro. Por ejemplo, el 11 de marzo de 1959 el periódico La Nación trajo la información, a página completa, con el título: La República Está preparada militarmente para repeler cualquier agresión extranjera. La información contenía un subtítulo amenazante que decía: De Cuba a la República Dominicana hay igual distancia que de República Dominicana a Cuba y la misma distancia de Venezuela aquí, que de aquí a Venezuela”,[22] muestras del seguimiento dado por los servicios de Trujillo a los exiliados y del apoyo brindado por las autoridades de esos países.
Las noticias de la creación de la Legión Extranjera comenzaron a salir en los diarios La Nación y El Caribe el día 3 de marzo de 1959, sin esconder que la organización de la agrupación paramilitar era una iniciativa del propio Trujillo. Las informaciones de prensa sobre la existencia de la Legión se mantuvieron durante meses en los periódicos dominicanos. Como muestras, en los primeros días del mes de marzo aparecieron en la prensa los siguientes titulares:
.-3 de marzo: “Organizan RD Legión Extranjera Anticomunista”.
.-3 de marzo: “25,000 hombres se entrenaran en montanas con la Legión Extranjera Anticomunista”.
.-4 de marzo: “Trujillo recibe adhesiones de ciudadanos para ingresar en la Legión Extranjera Anticomunista”.
.-4 de marzo: “Centenares manifiestan disposición de formar filas en la Legión Extranjera Anticomunista”.
.-4 de marzo: “Personal masculino Partido Dominicano se enrola espontáneamente en Legión Extranjera”.
.-5 de marzo: “Gobierno respalda Legión Extranjera; ordena armarla”.
.-6 de marzo: “Estudiantes universitarios integran un Núcleo de La Reserva de Legión Extranjera”.
.-7 de marzo: “Mujer dominicana acoge con entusiasmo idea de formar la Legión Femenina Anticomunista”.
El 16 de marzo, el periódico El Caribe informó que miles legionarios iniciaron las prácticas militares en la capital. En el mes de abril, los “legionarios” dominicanos tenían organizadas las primeras unidades, las cuales recibían adiestramiento en el campo de deporte del “Liceo Secundario Presidente Trujillo”, lugar también conocido como el “play de la Normal”, ubicado en la entonces avenida José Trujillo Valdez.[23]
En la avenida George Washington, los miembros de la agrupación paramilitar realizaron un desfile, el sábado 11 de abril, encabezado por Carlos A. Guerrero, quien fungía como director de “la Reserva de la Legión Extranjera”, acompañado de Vespaciano Martínez Gómez y Jaime A. Guerrero, y el 13 de abril, tal y como lo refiere Rafal Chaljub Mejía en su libro La era en los días del fin la campaña de prensa aumentó en agresividad y las crónicas periodísticas hablaban de movilización, blandir armas y amenazas, destacando que “diez mil hombres se habían reunido en una manifestación en el municipio de Bonao y se habían organizados en compañías de la Legión Extranjera”.[24]
En la misma fecha—sigue diciendo Chaljub Mejía—, fue realizada una demostración militar en el municipio de Bonao y “se habían organizado en compañías de la Legión Extranjera. Tres mil de ellos, según el amañado parte noticioso, habían pasado a formar una organización militar más, los Cocuyos de la Cordillera, “hombres que conocen los senderos, trillos y caminos difíciles y ocultos de esta parte de la cordillera Central”. A la cabeza de la concentración estaba el teniente general José Arismendy Trujillo-Petan, principal promotor de Los Cocuyos.[25]
En cuanto a las actividades de la Legión en la ciudad de Santiago, el periódico El Caribe del 22 de abril, destacó la organización que se iba alcanzando y el nivel de los entrenamientos, y trae la información de que el 21 de abril los legionarios desfilaron en el campo de aviación de la ciudad. Además, de que se había constituido una división de la Legión de Santiago, y regimientos y batallones por localidades de la provincia.[26] Por igual, se informó que el desfile efectuado estaba comandado por J. I. Vicioso V., C. R. Fermín, R. Barreras y otros militares de altos rangos.
Dificultades de Ramfis con la Legión Extranjera.
En sus “Memorias junto a Ramfis Trujillo, 1957-1961”, Cesar A. Saillant Valverde, quien fue secretario personal del hijo de Rafael L. Trujillo, cuenta acerca del rechazo expresado por este en relación a la Legión Extranjera, y sobre los últimos informes llegados hasta el Jefe del estado mayor conjunto de las Fuerzas Armadas, relacionados con los incidentes “provocados por oficiales de la Legión”. Esa agrupación, a la que Saillant llama “semi militar”, “semi civil” y “semi armada”, “jamás fueron de su agrado y siempre las combatió valientemente frente al generalísimo. Desde el mismo día en que el generalísimo anuncia la creación de la Legión Extranjera la ha combatido”,[27] y cuenta que Ramfis le envió a su padre un memorándum, diciéndole lo siguiente:
“Las legiones extranjeras se han formado en muchos países con elementos indeseables: son hombres que alguna circunstancia en su vida los lleva a ocultarse, no pocas veces de la justica, y a ampararse en una personalidad colectiva que encubre las suyas. Por eso fíjate que siempre se tienen fuera del territorio, preferiblemente en colonias lejanas. Tú crees, papá, que un individuo que no le tiene amor a una cosa, que es mercenario, va a defender con ningún entusiasmo la causa tuya ni la de nadie? Tú crees que esos españoles que tú tienes ahí, o esos yugoeslavos, o esos húngaros, están pensando en otra cosa que en el sueldo que tú le estas pagando? Seria infantil esperar que estén pensando en otra forma”.[28]
Además, expresa Saillant en sus memorias, que Ramfis Trujillo no confiaba en esos legionarios por entender que constituían un peligro, por ser fuerzas que estaban armadas y que podían en cualquier momento rebelarse; que son mercenarios, “personas que no pueden merecer confianza y que están sujetos a dejarse conquistar por cualquier ideología que le ofrezca un beneficio mejor”.[29]
La actitud de Ramfis en relación a los miembros de la Legión, fue motivo que incidió a la hora la disolución de la agrupación, en los días posteriores a la muerte de su padre, el dictador Trujillo Molina.
El final de la Legión Extranjera.
En la sus “memorias junto a Ramfis Trujillo, 1957-1961”, cuenta el secretario personal del Jefe del estado mayor conjunto, que hasta su despacho comenzaron a llegar informes acerca de los incidentes entre militares y los miembros de la Legión Extranjera, especialmente luego de su regreso de Paris, en los días posteriores de la muerte de su padre. Explica, que esos incidentes los aprovechó su jefe y tomándolos como excusas ordenó la disolución “inmediata de la Legión Extranjera, muy útil, además, porque es un primer paso para disolver más tarde la guardia pretoriana del general Petan Trujillo, los Cocuyos de la Cordillera”.[30] De acuerdo a Saillant, en los días posteriores a la muerte de Trujillo, Ramfis tenía conflictos con Petan y quería ponerle fin a sus “Cocuyos”.
“Naturalmente—sigue diciendo Saillant—disolver una fuerza armada trae consigo innumerables problemas. En algunos casos el miembro ha prestado ya servicios especiales o útiles en los organismos castrense y conviene mantenerlo asalariado. Hay, por otro lado, extranjeros que poseen alguna habilidad y son solicitados por los servicios represivos. Frente a esas circunstancias, el general Trujillo resuelve: que los miembros de la Legión Extranjera tengan opción a ocupar plazas vayan produciéndose dentro de la fuerza autorizada, pero a condición de que pierdan un grado al pasar, o sea que pasen a los organismos castrenses con rango menor en un grado al que poseían en la Legión Extranjera”.[31] Muchos de los extranjeros, que llegaron al país como mercenarios a principios de 1959, terminaron en las cárceles, otros deportados a sus países de origen, y algunos integrados al Servicio de Inteligencia Militar (SIM), al Ejército y a la Fuerza Aérea Dominicana.
El martes 1 de agosto del 1961, a solo dos meses de la muerte de Trujillo, quien asumió la responsabilidad de la formación de la agrupación semi-militar, la Jefatura del estado mayor general conjunto de las Fuerzas Armadas, bajo las ordenes directa de Ramfis Trujillo, produjo un documento que fue dado a conocer en el periódico El Caribe del día 2 de agosto, en el que se informa a la ciudadanía de la disolución de la Legión y otras agrupaciones paramilitares:
“Como consecuencia de la perturbación de la paz y del orden público por las fuerzas expedicionarias que irrumpieron por las zonas de Constanza, Maimón y Estero Hondo, violando el territorio nacional y causando la intranquilidad de la familia dominicana, fue constituida una agrupación de voluntarios campesinos para contribuir a la defensa civil que la emergencia por la cual atravesaba el país obligó a convertir en el contingente armado conocido por el nombre de Los Cocuyos de la Cordillera (…). “Deseosos de volver a sus ocupaciones agrícolas habituales han hecho conocer al Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas su deseo de que la citada agrupación sea disuelta. (…).[32]
“Habiendo desaparecido las causas que motivaron la organización de los citados grupos Los Cocuyos de la Cordillera y los Jinetes del Este, así como la llamada Legión Extranjera, procede que el alto Comando de las Fuerzas Armadas declarase su inmediata disolución y que extienda a sus integrantes su público reconocimiento por sus valiosos servicios prestados a la República. Se informa, finalmente, que las armas y el equipo militar de los citados grupos han sido reintegrados ya a los arsenales de ese Comando”.[33]
La disolución de las organizaciones paramilitares fue producto de la presión internacional y la lucha popular que amenazaba con crear un clima de inestabilidad creciente capaz de, muerto el dictador Trujillo, poner fin de manera definitiva a más de treinta años de dictadura. La decisión contra los organismos paramilitares tenía también como propósito, complacer los pedidos de Washington y la Organización de Estados Americanos en relación a los derechos humanos, para de esa forma encontrar los medios de preservar el poder; pero esto, como ya sabemos, fue imposible. Ramfis y los miembros de la familia Trujillo abandonaron el país de manera definitiva el 18 de noviembre de 1961 y con ello se dio inicio a la transición hacia la democracia.
(NOTAS BIBLIOGRAFICAS: [1] Emilio Cordero Michel, “Las expediciones de junio de 1959”. En: Obras escogidas: Ensayos II. Santo Domingo, AGN, p. 327; [2] Ob. cit., p. 329; [3] Véase a José Tabares del Real, “La política exterior del presidente Grau: 1944-1948”, Revista Bimestre Cubana, III Época, volumen LXXXIV, julio-diciembre, 1998, pp. 159-166; [4] Robert Crassweller, Trujillo: La trágica aventura del poder personal. Barcelona, Editorial Bruguera, 1968. p. 357; [5] El Caribe, 5 de marzo 1959; [6] Ob. cit.; [7] Ob. cit.; [8] Nelson Moreno Ceballos, “Represión y crímenes”. En: Historia general del pueblo dominicano. vol. V. Santo domingo, ADH, 2015, p. 625. También Johnny Abbes García, Trujillo y yo: memorias de Johnny Abbes García. Santo Domingo, Letra Grafica, 2009, p. 93; [9] Eliades Acosta, La Telaraña cubana de Trujillo. Tomo II, Santo Domingo, AGN, 2012, p. 667; [10] Salvador E. Morales Pérez, Almoina. un exiliado galleo contra la dictadura de Trujillo. Santo Domingo, AGN, 2009, p. 266; [11] Nelson Moreno Ceballos, ob. cit., p. 625. Véase también a Eliades Acosta, ob. cit., p. 728; [12] “Organizan la Legión Extranjera: La formaran 25,000 hombres. Sera destacad en la Frontera”. El Caribe, 3 de marzo 1959; [13] Constancio Cassá Bernaldo de Quirós, ob. cit., p. 60. También a Salvador E. Morales, ob. cit., p. 267; [14] Constancio Cassá, ob. cit., p. 60; [15] ob. cit., p. 61; [16] “Las verdades históricas de la Legión Extranjera”. Periódico de la Unión Cívica Nacional, 19 de diciembre 1961. Algunos nombres han sido omitidos y/o modificados; [17] Emilio Cordero Michel, ob. cit.; [18] “La Legión Extranjera Anticomunista fraude criminal de la dictadura”. Periódico de la Unión Cívica Nacional, 4 de noviembre de 1961; [19] Eliades Acosta, ob. cit., p. 647; [19 a] Gerard Pierre Charles, en su texto El Caribe contemporáneo. 5ta. (1981). 5ta. edic. México, Siglo XXI, 1998, p. 98; [20] Constancio Cassá, ob. cit., p. 86; [20 a] Gerard Pierre Charles, ob. cit; [21] Ob. cit., pp. 86-91. También a Salvador E. Morales, ob. cit., p. 267; [22] Véase periódico La Nación desde el 3 hasta el 12 de marzo de 1959; [23] El Caribe, del 16 de marzo, y 13 de abril de 1959; [24] Rafael Chaljub Mejia, La Era en los días del fin. Santo Domingo, Editora Manatí, 2006. p. 84; [25] Ob. cit.; [26] “Elogian disciplina militar Legión Extranjera Santiago”. El Caribe, 22 de abril 1959; [27] Cesar A. Saillant Valverde, Mis memorias junto a Ramfis Trujillo, 19571961. parte 4, año 1961 (2), ECM., pp. 318-320; [28] Ob. cit., pp. 319-320; [29] Ob. cit.; [30] Ob. cit.; [31] Ob. cit.; [32] Comunicado de la Jefatura del Estado Mayor General Conjunto de las Fuerzas Armadas. El Caribe, 2 de agosto de 1961; [33] Ob. cit.).