«La vida es un sueño y es realidad: la explicamos y la inventamos. En cualquiera de los dos casos explicar o inventar la realidad es un acto de demiurgia. Esta capacidad de crear que presupone la condición de producción de ideas para la ficción y la realidad, requiere de absoluta paz con nosotras mismas y seguridad en nuestras capacidades. Leyendo a grandes mujeres como Virginia Woolf y Simone de Beauvoir, y el caso de la última, releyéndola en muchos años casi a diario (tal es mi devoción por ella), un desconcierto de intensa alegría loca, mezcla de tristeza sin foco con impotente rabia, se apodera de mis pensamientos cuando conozco dimensiones ocultas de ellas y de otras mujeres literatas y filósofas, y descubro lo que fue la vida no siempre regada de rosas de estas personas excepcionales tan reales y cotidianas como ustedes que ahora me leen. »
Este es el pensar, desde la vigilia y el sueño, desde la “realidad” que nos separa de grandes experiencias y significados de la vida, de una de las eruditas más doctas, amante de la sabiduría, que hemos conocido en la República Dominicana. Pertenece a la Escuela de Filosofía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)l; feminista existencialista y de la igualdad ilustrada, Lusitania Martínez (San Cristóbal, 1946) se ha destacado como una de las más importantes protagonistas del pensamiento filosófico contemporáneo dominicano. Su praxis, en el desarrollo de sus trabajos e investigaciones, ha sido retornar al punto de origen, ir hacia el principio donde los sujetos estuvieron en conflicto permanente para hallar su identidad. Conocida por sus enjundiosas argumentaciones sobre feminismo, de hablar combativo, extremadamente aproximada a la infinitud del devenir de mujeres que hicieron Historia y fueron parte de la Historia, pero que aún con la evidencia de sus aportes han sido borradas por la historia oficial, Martínez narra puntada a puntada, a través de su discurso filosófico, sociológico y feminista, los significados de nacer y hacerse mujer, emulando a Simone de Beauvoir.
En permanente postura de angustia y de soledad ante lo incierto, pretendiendo dilucidar en conjunto qué se hace o no un «pozo de la verdad» o preexistente «verdad», máscaras o evanescente arcano; encerrada en el claustro de su biblioteca, refugiada de sí misma y de los otros; alejada de los juegos de temporalidad, creando nuevos paradigmas para el pensamiento y categorías discursivas, así como campos semánticos, sin perseguir la inmediatez del reconocimiento ni la notoriedad, solo exponiéndose a las discusiones sobre los saberes, Martínez es una lectora voraz, que emigró de la provincia a la ciudad capital, Santo Domingo, a finales de 1965, luego de ser docente desde la edad de 15 años en el liceo experimental Manuel María Valencia de su pueblo natal, y enseñarles a sus discípulas y discípulos el contenido de los primeros libros fundamentales de su cabecera, que fueron su marco del saber-conocer, del saber-pensar: El Ser y la nada de Jean-Paul Sartre, y el Segundo Sexo de Simone de Beauvoir.
Lusitania Martínez, particularmente, dio una amplia apertura en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) a los estudios de género, desde la cátedra, para desarticular los conceptos tradicionales sobre «lo femenino» en un espacio predominantemente masculino, en una época en que estaba enquistada a través del poder político -y con el respaldo de los grupos hegemónicos de la derecha y la oligarquía- en el Estado, un modelo atípico de dictadura constitucional. Es así, que desde las fuerzas independientes revolucionarias, pero adscrita al marxismo existencialista, de cara al “orden” legal, y a la “fuerza” legal del patriarcado, que esta filósofa y académica se conecta con las juventudes universitarias. Lusitania ha sido una contestataria del sistema, sirviéndole al mundo colectivo, ocupándose no sólo de las violencias, y las irrupciones militarizadas a su Alma Mater, sino acusando al Estado misógino de afectar a la libertad del ser.
Lusitania es la creadora del término «generosofiando» [1], autora de cientos de artículos escritos para periódicos de circulación nacional, entre ellos, el matutino El Sol, tribuna de la izquierda revolucionaria de la década del 70; de ensayos para revistas; monografías para simposios académicos, conferenciante magistral en gremios y asociaciones profesionales, poseedora de una firme voluntad para provocar transformaciones, aun cuando es creyente en el destino de dolor, pero también en el destino para el amor, su obra filosófica, profunda, de memorias, de
excepcional testigo ocular y protagonista del más alto nivel intelectual que reconoce el movimiento de mujeres de la segunda ola del feminismo de la década del 60 en la República Dominicana, se encuentra aun sin recopilar . No obstante, sus discípulas formadas por ella en el aula universitaria, que tienen parecidos perfiles con su maestra, la acompañan en la labor que realiza como Coordinadora-Fundadora de la Cátedra Extracurricular de Filosofía y Género: «Simone de Beauvoir», de la Facultad de Humanidades, que pertenece a la Escuela de Filosofía de la UASD, inaugurada el 8 de marzo de 2008, a través de la cual impulsa el «fin de la heterodesignación de lo femenino (la mujer designada y definida por los hombres en el contenido de los conocimientos y discursos filosóficos)», y la subversión de los andamiajes teóricos que sojuzgan a la condición femenina.
Esto por esto que ha escrito que: «Mi pensamiento siempre está ávido de conocer la biografía de una subversión abortada en el suicidio físico y de conocer el suicidio social de una vida subversiva dispuesta a absorber el mundo donde aparezca. Muchos por qué, cantidades de cómo se me agolpan en la conciencia imaginando ese momento insólito y ajeno en que alguien, otrora devorada por la pasión de vivir, se precipita en la oscura muerte o se precipita también, temeraria y valientemente no sin desgarramiento, a vivir una existencia que llamaría de minorías o de contra corriente. »
Los manuscritos de Lusitania están en cuadernos en los cuales ha trazado su lúcida conciencia, otros están mecanografiados, y otros guardados en el disco duro de su computador, así como sus provocaciones a los valores occidentales, al androcentrismo y a los estereotipos, sin alardear, y continuando siendo tímida. Desconcertada por el encuentro con el sentido o sin-sentido de las cosas, Martínez rinde culto a la ciencia del filosofar, a la razón, puesto que desde su infancia ha sido una curiosa del saber, y ha estado ejerciendo su libertad sin darse otra tregua que no fueran amores temporales con autenticidad y pasión, no obstante -como nos confiesa- ser «enamorada del amor absoluto. »
Vive feliz, y sin estar a la defensiva ante nada que no despierte incertidumbre. Está claro que argumentar es la acción más intensa que desarrolla en la cotidianidad, y no acumula cicatrices que aliviar o nutrir de recuerdos. Se abrazó al existencialismo para buscar comprender la historia fragmentada de las mujeres. No se siente una redentora de sus iguales, pero sí confía que sus palabras las despierten a comprender el concepto de identidad propia, y a luchar compartiendo ideales que problematicen el vivir, sobrevivir y subsistir nuestro, en una sociedad patriarcal violenta, que explota, que indigna, que nos reprocha el derecho a opinar.
A este respecto Lusitania nos recuerda en su texto «Entre dos mujeres: Simone de Beauvoir y Virginia Woolf» que ellas «vivieron, escribieron y pensaron contra la corriente. La historia está sembrada por doquier de mujeres escritoras ferozmente condenadas por el estilo dominante de hacer y pensar las cosas que interrumpieron su vida o se suicidaron socialmente al vivirla de forma singular. ¿Es que la inteligencia y la especial sensibilidad de ciertas personas actúan sobre un fondo general de inconformidad y desesperación? La existencia en sí misma parece no tener sentido y el paradigma de pensamiento y de actuación que rige a los seres humanos no provee de felicidad a los hombres, mucho menos a las mujeres. »
Lusitania nos confiesa que no es una lectora virtual, pero sí ocasionalmente. No cesa de estudiar, de orbitar sobre los libros, de definirse como una mujer que no tiene edad, para la cual no alcanzan las 24 horas del día para leer, y no se abruma, puesto que su vida solo la concibe posible desde el saber. No teme ni tiene la angustia de la posteridad, de si sobrevivirá a los “posibles” mundos que se ficcionalizan, que se imaginan. Pretende hablar con Dios, reconciliarse con los tropiezos del “yo” que destrozan -a veces- las quimeras, y que se hacen circunstancias adversas, fisuras, luego de su transición de creyente del catolicismo al ateísmo y al marxismo, de fe/razón, y ahora que interroga a lo puro (lo puro entendido como un todo en el Universo) para dilucidar y hacer una relectura epistemológica del ser, del para-sí, mas aun cuando –entiende- que todas las criaturas son obras imperfectas, arrebatadas al instante del misterio, para llegar a este mundo hostil de intereses materiales.
Lusitania Martínez es autora de Filosofía dominicana: pasado y presente (2010), una de las mayores compilaciones o antología del pensamiento filosófico dominicano desde el siglo XVIII hasta el presente, donde incluye, además, los discursos de mujeres-pensantes-filósofas del siglo XX; investigación que realizó para el Archivo General de la Nación (AGN), y fue editada en tres volúmenes. [2]
Martínez disertó en el XXVII Congreso Anual de la Asociación Internacional de Literatura y Cultura Femenina Hispánica (AILCFH) Rendir cuentas: Historia y Agencia como fabulación, celebrado en noviembre de 2017 en Santo Domingo, sobre la búsqueda de identidades en torno y sobre el sujeto femenino titulado «El reinado del patriarcado, la violencia del saber machista y el canon. Mujeres creadoras: las adscripciones y resistencias », cátedra con cual pretendió: «describir lo que es el patriarcado en sus principales manifestaciones […] desnudar la violencia misógina y sexista que cual fuerte huracán contienen y desatan los discursos patriarcales en todo el universo, afectando el sano desarrollo de la subjetividad femenina demasiado deformada con el apego al amor romántico por los hombres y su alejamiento del logos, desde la perspectiva de género , de pensadoras claves vivas o muertas que han explicado y criticado la responsabilidad del sistema sexo- género o patriarcado en la conversión de la mujer en una otredad absoluta que no puede advenir sujeto como el hombre, así como de paso nos han ofrecido la esperanza de un cambio, para relacionarlo con las dificultades que pensadoras y creadoras han tenido al no poder ingresar o hacerlo con dificultades, en el canon nacional de los diferentes países, ya sea literario o referido a la filosofía, sin embargo, al final aferrándonos mentalmente con firme esperanza, a la lapidaria frase que ha recorrido el mundo: “la mujer no nace, se hace”. »
Militante de la libertad, militante desde el entendimiento, y desde la epistemología de la lucha agónica de los contrarios. Militante otras veces del escepticismo, del drama del prójimo vulnerado por las apetencias de la individualidad y del tener material de lo furtivo, esta pensadora marxo-existencialista, representante del feminismo ilustrado y del feminismo filosófico, empieza en el presente a escribir su autobiografía en silencio, trazando un itinerario de notas, de apuntes, para llegar a la verdad, haciendo nacer a la mujer que se hace.
NOTAS
[1] Generosofiando. Gerundio compuesto (del latín genus, generi; del latín philosophia)). f .1 ª . Acepción. Estrategia de capacitación para hacer más entendible lo que afecta al género en los discursos científicos y filosóficos. Es el esfuerzo por vincular la perspectiva de género con la filosofía para detectar el androcentrismo y el sexismo tanto en la teoría filosófica y científica como en la práctica de las demás ciencias.// 2ª. Acepción. Método de capacitación que se esfuerza por la construcción de un paradigma que encuentren los nuevos universales y el nuevo humanismo, porque los universales viejos hieden.
Pretende 1. Visibilizar a las mujeres en esos discursos, 2. Visibilizar a los hombres que han hablado de la necesidad de la emancipación de las mujeres, 3. Construir el canon emancipador de las mujeres y de los hombres, para desembocar en un nuevo paradigma.
[2] Lusitania Martínez es Licenciada en Filosofía Pura (Universidad Autónoma de Santo Domingo, UASD, 1970). Realizó una Maestría en Sociología Rural en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO, México, 1989), estudios de doctorado en Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid. Es profesora de Filosofía de la UASD desde 1970, donde ha desempeñado diversos cargos académicos, entre ellos, dos veces directora de la Escuela de Filosofía (1975-1980), Coordinadora de la Unidad de Postgrado de la Facultad de Humanidades (1986-1987) y, Coordinadora de la Unidad de Investigación de la Oficina de Planificación Sectorial (1987). Presidió el Centro de Solidaridad para el Desarrollo de la Mujer (CE-MUJER). Dirigió el Departamento de Estudios de la Mujer y la Familia de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU). Pertenece a la Academia Dominicana de Ciencias.
Es autora de La Teoría feminista y la investigación social (1991), Actitudes feministas frente a los oficios tradicionales (1994), y de la primera investigación que analiza el origen, los antagonismos, los mundos simbólicos, sobrenaturales y mágicos, la memoria colectiva, la fertilidad de la sabiduría rural, lo concebido como unitario y mítico del ser espiritual, los mensajes de los guías protectores, la armoniosa consciencia del campesino que cree en la unión del cielo y de la tierra, del segundo movimiento mesiánico surgido en San Juan de la Maguana en la década del 60, y que dio lugar a su obra más conocida: Palma sola, Opresión y Esperanza. Su geografía mítica y social (1991), que ha inspirado cortometrajes, novelas, obras de teatro, prosa poética, nuevos enfoques y estudios, y todo un re-descubrimiento desde la antropología, la sociología, el feminismo y la filosofía del mesianismo local, y su conocimiento en Latinoamérica.