Producido hace 44 años, a punta reforzada de amor, disciplina, cuidado extremo, sentido del detalle, selectividad cualitativa y objetivos regionales de trascendencia y con recursos 17 veces menores que los asignados a otros en España, el Festival de Cine de Huelva, se ha transformado, a contrapelo de la estrechez de recursos con que se produce, en uno de los eventos que marcan el ritmo dela industria audiovisual iberoamericana.
Hay cinco razones para que Huelva, pueda ser descrito como un festival único, siendo el quinto, merecería mucho más de lo que se aprecia.
La primera es su escala. Su ambiente intimista, accesible y amigable, a su dimensión: todo está cerca, a la distancia de cinco minutos a pies, para ir de una sala de proyecciones a la otra, ambiente de proximidad que se completa con un contacto cara a cara, sin aparatajes de protocolo y sin mecanismos de seguridad, para estar con directores, actores y productores.
La segunda, el aliento de claridad y fe que une a sus voluntarios y ejecutivos, a montar un festival con menos de medio millón de euros, cantidad entre menor que la asignada a otros festivales de trascendencia (como los de Cine Fantástico de Sitges, el de San Sebastián y y el de Málaga y que de su producción resulte un evento que es el quinto más importante de España.
Fundado desde 1974, en una coqueta, afable y colonial comunidad andaluza, Huelva tenía al primero 1 de enero de 2016 una población de 145 468 habitantes, como ciudad de atractivos turísticos, aun cuando la gente que acude al festival, solo viene a ver buen cine. Es una ciudad pequeña, coqueta, andaluza y adorable en cada rincón.
La tercera es la facilidad llana en el acceso a las personalidades del cine y el encanto de su ambiente radica en que se puede estar viendo una película
y al final, cuando llaman al director o directora a dialogar con la gente en cine foro, resulta que era la persona que estaba sentada a tu lado, que estaba a tu lado, sin guardaespaldas, con ropa casual y su carga de ideas que amplían e ilustran lo que acabas de ver, como nos ocurrió con Mabel Lozano (El proxeneta, documental 2018). Estábamos sentados junto a la directora, que parecía una cinéfila común.
La cuarta es que Huelva, es único además por su perfil iberoamericano desarrollado desde hace 44 años, mucho antes de la existencia de grandes eventos como los Premios Platino que afortunadamente recogen ese legado y esa óptica.
Y quinto factor…. El sentido creativo en su programación que lleva por caminos que descubren vertientes, como la que deja ver la comedia con un nuevo marco, la que afirma el valor de lo local con su categoría del talento andaluz, la que es capaz de premiar con el Colon, el mejor cine de cualquiera de nuestros países.
Huelva es único como espacio de encuentro de nuestro cine iberoamericano. Huelva marca el alma y deja un sello imborrable en la memoria.
Un evento que debería ser reevaluado por los responsables de respaldar su objetivo, y que sean capaces de obrar el milagro para hacerle fuerte, sentido y firme en su plataforma, de modo que no sea solo la intención y los recursos medidos, los que definan su accionar. Huelva es un patrimonio de España.
El autor fue parte de la delegación dominicana que asistió al 44 Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, invitado por la Dirección General de Cine. La República Dominicana, fue el país invitado. El evento fue desarrollado del 12 al 20 de noviembre, 2018.