El tema de la prostitución, de cual se dice, falsamente, que es la profesión mas vieja de la humanidad, ha sido objeto de atención por anos, de quienes escriben historias que se han canalizado al público por medio de novelas ensayos cuentos, películas, musicales y obras de teatro.
Las “prostitutas”, término estigmatizante que marca el ejercicio de su trabajo de estas mujeres, ejerce una sentida fascinación en escritores y lectores por la función de válvula de escape sexual de una sociedad marcada por la doble moral y de cloaca que permite airear los tufos de sus aguas negras, al tiempo de construir un mundo imaginario de pasiones y lujuria, falso de toda falsedad.
Hoy hablamos de la comedia dramática La noche pario una jinetera sobre texto original de Olga Consuegra, con un elenco casi totalmente femenino y que se esta presentando en el Acrópolis Center,
El valor de este montaje es fundamentalmente actoral y temático. Las cinco protagonistas se meten con fuerza en la piel de las trabajadoras sexuales de negocios boutiques, exponiendo el drama de sus vidas y la silenciada necesidad social de su profesión. La obra es presentada en el teatro de Acrópolis Center.
Ese mundo femenino alternativo y moralmente desafiante, sirve a Olga Consuegra para escribir su colección de 27 historias que confirman la base de la dramaturgia de las cinco historias que se hilvanan y que acometen Lumi Lizardo (Omara), Beba Rojas (Laura), Mavel Paulino (Yolanda), Orestes Amador (Rosa) y Gabi Desangles (Magalys).
Todas ellas, con sus más y sus menos, entregan una viva actuación sucesiva, que no coral, cargada de picardía, gracia, sarcasmo y una cruenta crítica social que logra el repensar la triste vida de las “mujeres de vida alegre”. El personaje eje de la puesta en escena es Joyce Roy, quien investiga la vida de estas mujeres para escribir un libro.
Las entrevistas develan la vida de estas mujeres socialmente invisibilizadas derrochando con gracia y contundencia el humor cubano, cuyo acento dominan a la perfección.
Objetamos el montaje lineal de la dramaturgia al exponer uno por uno los casos, siguiendo la lógica expositiva del texto original, lo que atenta contra la riqueza escénica que pudo haberse aprovechado de la interacción de estos personajes, aun cuando cada una de ellas logra encarnar con garras el encargo.
De Joyce Roy, nos lo encontramos útil como eje de apoyo, pero falto de intensidad y re=editando el papel policial que hizo ya anteriormente en este mismo escenario.
El montaje, salvo estos aspectos, vale todo el esfuerzo que se debe hacer para disfrutarlo en este espacio teatral alternativo, por lo que lo recomendamos con entusiasmo.