Miami, Estados Unidos (EFE/Ivonne Malaver).- La escritora estadounidense de origen dominicano Julia Álvarez dice en una entrevista con Efe que los novelistas no tienen mensajes sino historias "con bellas palabras de la literatura" que "humanizan" y cambian corazones, como las de "Más allá", su primera novela en casi quince años.
"Una novela intenta involucrar al lector en la situación, humanizarla, generar compasión para que cuando abordemos este tipo de problemas, con nuestra política y nuestras creencias, lleguemos a ellos con corazones comprometidos en mentes que han entendido", asegura la escritora.
"Más allá" (Vintage Español) tiene como protagonista a una profesora de literatura jubilada que se ve involucrada con una pareja de indocumentados mexicanos en un momento dramático de su vida por la muerte de su esposo y la desaparición de su hermana.
La autora de "De cómo las muchachas García perdieron el acento", entre otras obras escritas en inglés y traducidas a varios idiomas además del español, enfatiza que las historias como las de su nueva novela "son importantes porque hay que cambiar las mentes y los corazones".
Estas historias no entran en paisajes políticos y por eso permiten "una versión más amplia de nosotros mismos y de quiénes podemos ser como familia humana", asevera Álvarez, quien nació en Nueva York hace 70 años, pero fue llevada cuando tenía tres meses a República Dominicana.
La familia regresó a Estados Unidos en 1960 huyendo de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, una época que Álvarez retrató en "En el tiempo de las mariposas, que cuenta la historia real de las hermanas Miraval, asesinadas por oponerse al dictador.
Álvarez dice que "frenó en seco" cuando el presidente de EE.UU., Donald Trump, se mostró reacio a aceptar los resultados electorales de noviembre próximo.
"Pensé que habíamos dejado atrás una dictadura", se lamenta la escritora, una de las más importantes en la literatura hispana.
CAMBIAR AL VOTANTE, NO AL SULTÁN
Cuando se le pregunta sobre las elecciones presidenciales que se avecinan en EE.UU., la escritora cuenta con entusiasmo que creó junto con otras artistas y activistas en The Scheherazade Project (Proyecto Sherezade) inspirado en el clásico árabe "Las mil y una noches".
Relata que así como Sherezade logra transformar al sultán "cruel y misógino en un buen hombre y un gobernante ilustrado" a través de 1.001 historias, la iniciativa busca con 101 expresiones artísticas impulsar el voto.
El proyecto, que originalmente iba a presentar cada noche al frente de la Casa Blanca una de las historias, ya sea en forma de danza, música o cuento, es virtual debido a la pandemia y termina la víspera de las elecciones, el 2 de noviembre próximo.
"No tenemos esperanzas de transformar el corazón de este presidente, pero nuestras actuaciones no son para él sino para nosotros: Nosotros, el pueblo", señala Álvarez.
Agrega que la idea es llamar la atención sobre la "terrible situación en nuestro reino", la violencia hacia las mujeres, la gente de color, los indocumentados, la Madre Tierra y las naciones más débiles, entre otros.
Indica que el mensaje es: "acabamos de entretenerlos, expresando nuestras voces con arte y ahora expresen su voz yendo a votar".
"Muchos de nosotros venimos de países, familias, historias, con mucha sangre derramada en el suelo. No podemos cambiar lo que pasó, pero podemos asegurarnos que no sucederá en el futuro para nuestros hijos y su futuro. Importa más que nunca este año", explica.
En eso sentido hizo un llamado al "poderoso" electorado latino a acudir a las urnas y dejar la creencia de "que no importa".
LA MEDALLA DE HONOR
La escritora, que recibió en 2014 de las manos del presidente Barack Obama la medalla de las Artes, cuenta que le hubiera encantado tener "en primera fila" a sus padres para que fueran testigos de que valió la pena "todo su sacrificio".
Señala que le duele ver las imágenes de los niños en la frontera con México y ve la "falta de humanidad de nuestros legisladores al permitir eso".
Piensa qué hubiera pasado si Estados Unidos les hubiera cerrado las puertas cuando huyeron de Trujillo, cuyo régimen fie apadrinado por EE.UU. gracias a su declarado anticomunismo.
"Tuvimos suerte y esa es la promesa que ha hecho este país desde el principio, el país de los inmigrantes".
Sin embargo, piensa en lo "irónico" que fue para su padre "buscar refugio en un país que había, de alguna manera, causado el problema que lo hizo tener que venir aquí".
En ese sentido manifiesta que Estados Unidos "esta construido en algunas injusticias y males realmente dolorosos y que no hemos enfrentado".
LA HISTORIA DE ADULTAS MAYORES
Sobre "Más allá" dice que fue la primera novela en mucho tiempo, porque "no quería seguir repitiendo el mismo tipo de historia que antes".
Explica que quería una mujer bicultural, bilingüe, jubilada como personaje y no el estereotipo de abuelita latina.
La escritora subraya que no es "autobiográfica" porque sería "un compromiso y una responsabilidad de reflejar lo que realmente sucedió" y lo que le interesa es lo que "funciona dentro de la historia".
Aborda temas como el envejecimiento, la hermandad y la pérdida, "todas esas cosas sobre quién eres cuando el mundo ha terminado contigo, cuando te jubilas y tú ya no eres parte de una fuerza laboral. Todos esos son problemas que he enfrentado", dice.
Al preguntarle sobre la pandemia y la literatura, señala que más que histórico, estamos viviendo un momento "mítico" en el que están cayendo los sistemas políticos y económicos "y tal vez incluso la forma en que escribimos o las cosas sobre las que escribimos cambiarán drásticamente".
Dice que los escritores necesitan poner atención, experimentar el momento y llevar un diario "antes de saltar a explicarlo". EFE