Con el calificativo de “los paleros” fue conocido un grupo de aproximadamente 200 delincuentes que sirvieron de fuerza de choque contra los opositores a la dictadura trujillista, inmediatamente después de la muerte del dictador. Dirigido por José Antonio Jiménez, un ebanista que se hacía llamar “El Patriota”, su principal lugarteniente lo era Virgilio Martínez, mejor conocido como “Quinielita”. El grupo de forajidos se movía con libertad y poder, armados de garrotes de madera fabricados en el taller que Balá poseía en la calle Caracas del sector de Villa Francisca, auspiciados por el Partido Dominicano y los servicios de inteligencias.
El jefe de los “paleros” tenía como segundo apellido “Balak”. Así con “k” aparece en expedientes judiciales aunque en otros está escrito como “Balax”; pero popularmente se le conoció como “Balá”, uno de los personeros más temidos entre los opositores al dictador Trujillo y al presidente Balaguer. Residía en la Caracas número 33 del sector de Villa Francisca, al lado de la mueblería “El Carmen”, de su propiedad, y muy próximo al Parque Enriquillo. En ese taller de ebanistería el activista trujillista preparaba las piezas de madera con las que se agredía a los opositores, provocando que el pueblo bautizara a sus seguidores con el mote de “paleros”.
Los paleros formaban grupos de facinerosos, en algunos casos masivos, integrados por miembros del Partido Dominicano que tenían su centro de operación en la barriada de Villa Francisca al amparo de fuerzas policiales, pero que también actuaron en barrios de la capital, en Santiago, San Francisco de Macorís, La Vega y otras ciudades sin que necesariamente tuvieran vínculos con el grupo que personalmente dirigía Balá. La formación y actuación de los paleros, bajo lineamientos del PD y de autoridades, perseguían aterrorizar la población por medios violentos y de esa manera evitar la reacción popular que muy pronto, después de la muerte de Trujillo, exigía el fin de la dictadura.
Mientras el Movimiento Revolucionario 14 de Junio, la Unión Cívica Nacional, el Partido Revolucionario Dominicano y el Movimiento Popular Dominicano impulsaban las protestas callejeras contra el gobierno que encabezaba el doctor Joaquín Balaguer para forzar la apertura democrática, el partido de gobierno, el Servicio de Inteligencia Militar y los paleros hacían lo contrario para evitar la expansión del movimiento que amenazaba con el desplome del régimen trujillista.
En consonancia con ese propósito, José Antonio Jiménez (Balá) se hacía acompañar muy de cerca por Virgilio Martínez, mejor conocido como “Quinielita”, Pedro Vásquez, Eduardo Pérez M., Domingo Figueroa, Pascasio García, Rafael Antonio Félix, Agustín Berroa, Rafael Arias y Fernando A. Jiménez. Balá recibía 17,500 fundas de alimentos para ser repartidas a nombre del partido oficial, por lo que gozaba de cierto liderazgo basado en el clientelismo de la época, logrando que muchos lo acompañaran en sus actos de violencia política.
El 7 de julio de 1961 los “paleros de Balá” atacaron el local que tenía abierto el MPD en la Avenida José Trujillo Valdez, hoy Avenida Duarte, al lado del cine Max, hiriendo y asesinando a miembros de esa organización. Los actos de violencia obligaron al sometimiento del grupo ante los tribunales para ser juzgado el 11 de julio, pero la causa fue reenviada después de fijar fianza de 10 mil pesos a nombre del máximo dirigente, mientras sus acompañantes fueron puestos en libertad sin fianzas.
La actuación de los pandilleros era tan evidente y desafiante, que el periódico “El Caribe”, que se decía propiedad de los Trujillo, no pudo ignorar las fechorías provocadas por los forajidos en las que, además de utilizar la intimidación contra los opositores, cargaban con sus objetos personales, saqueando negocios y destruyendo propiedades. Ejemplos aparecieron en las noticias, como la del 23 de octubre de 1961 contra un comerciante de Villa Consuelo:
“Un total de 104 individuos integrantes de las bandas de paleros que anteanoche asaltaron una peletería en la calle Baltazar Álvarez esquina Hermanos Pinzón, fueron detenidos por agentes de la Policía Nacional y puestos a disposición de la justicia. En el asalto a la Casa González, tienda de calzado propiedad del señor Américo González Martínez, resultaron heridos el mismo propietario del comercio, su hijo, el joven Miguel A. González, ambos de bala, y por lo menos seis personas más, entre asaltantes y simples transeúntes que se encontraron casualmente en el lugar de los hechos. Es probable que haya otros heridos o lesionados”.
Después de la salida de los Trujillo el 18 de noviembre de 1961 y el final del gobierno de Joaquín Balaguer el 16 de enero de 1962, el nuevo Consejo de Estado controlado por el partido Unión Cívica Nacional organizo las elecciones de diciembre del mismo año, en las que resultó electo el Profesor Juan Bosch líder del Partido Revolucionario Dominicano, quedando Balá sin la protección oficial que por mucho tiempo ostentó, facilitando que fuera nuevamente llevado a la justicia.
El 11 de enero de 1963 Balá fue apresado en una vivienda del Ensanche Alma Rosa, y el 6 de noviembre se dio inicio al juicio contra sus fechorías acusado de “jefe de los paleros”, inculpado de tres asesinatos y otros tres delitos. Junto a él fueron señalados como cómplices Medardo Pérez, Ana García, Lépido Molina, Virgilio Martínez, Luis Francisco Mateo, Juan Díaz C., y Luz María Iñiguez, responsabilizados de incendios, destrucción de edificios, porte ilegal de armas blancas y de fuego, golpizas, asaltos, saqueos y “violencia contra los antitrujillistas”. Condenado a diez años de prisión, durante el gobierno del Triunvirato fue nuevamente juzgado y variada la sentencia, en febrero de 1964:
“La causa judicial seguida contra José Antonio Jiménez Balax (Balá) y un grupo de sindicados “paleros”, comenzó ayer y continuará hoy en la Primera Cámara del Distrito”. Tres testigos y el acusado Balá depusieron ante el tribunal. Los testigos Andrés Homero Curiel (a) Santo, Brunet Brito Liranzo Rodríguez y Pedro Agustín Rosado, señalaron a Jiménez "Balá” como el organizador de una agrupación que agredía a palos y tubazos a diversos ciudadanos”, mientras que el jefe palero señaló que “fue una víctima de los errores del Partido dominicano y de rumores infundados del pueblo”, pero que él estaba recomendado ante el Partido Dominicano para repartir ropas entre los pobres, contando con protección policial, que lo perjudicó. Sus cómplices dijeron conocerlo porque “era muy humanitario” dándoles fundas con comestibles arroz, aceite y salchichón.
En cuanto a la agresión al MPD, explicó que lo hizo por “asuntos personales” y en venganza por haber sido apedreado por miembros de esa agrupación política, hecho ocurrido el día que fue incendiado la emisora de Trujillo conocida como “Radio Caribe”. En el juicio los nombrados Luis Montilla y Juan Díaz Crisóstomo (Juan “Cara Cortada”), fueron sindicados como cómplices. Uno de los testigos defendió a la señora Ana García, pues dijo la vio defendiendo a ciudadanos que eran atacados por los paleros el día que fue asesinado en el puente el licenciado Víctor Estrella Liz.
El tribunal concluyó con una sentencia en la que se condenaba a solo a tres años de cárcel y una indemnización simbólica de un peso contra José Antonio Jiménez. También fueron condenados en contumacia a 20 años de trabajos públicos, Julio Ernesto Duquela y Vinicio A. Paulino, y penas menores de dos años a Josefina Gómez (La Gorda) Ana García, Lépido Molina, Luis Francisco Mateo, Virgilio Martínez (Quinielita), Medardo Pérez (Piringo), Juan Díaz Crisóstomo, y Luz María Faneytte.
En medio del tribunal “Balá” lució arrogante, “despejado, riendo a veces. Vestía un traje azul grisáceo, corbata negra con pintas blancas. Se negó a declarar cuando le fue solicitado por el presidente del tribunal a pedidos de la parte civil”. El fiscal doctor Víctor Eduardo Ruiz pidió cinco años de trabajos públicos para “Balá”. El tribunal fue presidido por el doctor Armando Perelló Mejía y al darse el veredicto el público asistente abucheó largamente como lo hizo varias veces en el transcurso de la audiencia.
Balá fue recluido en la cárcel de La Victoria y los paleros desaparecieron del escenario junto al Partido Dominicano, mientras los calieses cambiaban de residencias, yéndose a vivir a otros pueblos y saliendo a residir a otros países de donde muchos fueron extraditados; pero la historia de Balá, del que fue jefe más destacado de “los paleros”, apenas había comenzado.