(A.M): Se explica que la imagen de Los espejos de Duarte, que es el título de la obra que estamos analizando, deviene en una metáfora construida que guarda relación con un tercero. En la que un “autor construye el espejo para mejorar su figura de locatario-enunciatario. Así, el que habla apodícticamente de Duarte en una obra de su autoría mejora su figura pública de dominicano y compromete la dominicanidad de los alocutarios en la esfera pública. Lo mismo sucede con aquellos que han construido un espejo negativo de Duarte; lo único que han tenido que instalar es lo que podemos llamar con fines de distinción, un contra–espejo. En la historia de los textos duartistas,  ¿los  contra-espejos principales son obras de los seguidores de Pedro Santana y de Buenaventura Báez?” (…).

Pero, lo interesante, es que sus estrategias de investigación no son  inocentes como  discurso, como su intencionalidad nos deja entrever: “Para impactar socialmente, el discurso tiene que convertirse en acontecimiento, este carácter solo lo puede alcanzar convocando a una persona, un tema o una situación  social que ya tenga esa cualidad reconocida por la sociedad” y es por eso  que “Invocar a Duarte es conjurar el acontecimiento fundamental de la vida política dominicana” (ibid., 101-102). ¿Existe un dualismo “espejo (positivo) contra espejo (negativo) a la hora de valorar a Juan Pablo Duarte? ¿El porqué de esta metáfora? ¿Qué implica los espejos de Duarte en el marco de tal acontecimiento fundamental de la vida política?

(P.M): Lo primero que quiero hacer es una precisión. Quien mejora su figura al construir el espejo no es el “locatario-enunciatario” (término que no uso nunca; creo que se confunde con el alocutario-enunciatario). Quien mejora su figura al construir el espejo es el locutor-enunciador. Es decir, quien profiere el discurso epidíctico sobre Duarte quiere parecer mejor que los demás en público.

Por otra parte, el acontecimiento se refiere al hecho de que no basta el discurso. Tienen que haber apoyos no lingüísticos de carácter social para que un discurso llegue a las mayorías. El discurso debe convertirse en acontecimiento, lo que quiere decir, debe reordenar el tiempo y el espacio. Un ejemplo de esto es declarar no laborable el natalicio de quien se habla. Más gente conocerá a Duarte por las estatuas y los dibujos que por lo que ha leído reflexivamente sobre él; y desde la infancia ha comprendido entrañablemente su importancia histórica para la sociedad porque en ese día no se va a la escuela. Los acontecimientos, entendidos aquí como la transfiguración espacio-temporal del sentido compartido, se consolidan poco a poco hasta que se convierten en parte del calendario existencial de las personas. Sobre la pregunta que haces acerca de la contradicción de las imágenes de Duarte existentes, respondo así: predominan, con mucho, las positivas. Fue en el desarrollo del estudio que me topé con dos construcciones negativas sobre Duarte: una de Santana y otra de Américo Lugo. Pero esas figuras han sido neutralizadas una vez Duarte es uno de los acontecimientos por excelencia del calendario oficial dominicano.

(A.M): En cuanto a que los estudios y análisis en torno a  Duarte  provienen de la  fuente principal, que son los Apuntes de su  hermana Rosa Duarte (1819-1888), la publicación del manuscrito ha servido como materia prima para el espectacular desarrollo de la literatura duartiana y duartista”(p. 117-118). No se puede pasar por alto que  su hermana, Rosa Duarte, se mantuvo siempre al lado de Duarte, por lo que ella se encargó de “organizar un registro de documentos y narraciones en torno  a su hermano cuando este, al fallecer, dejó la tarea inconclusa”(ibíd.,  p.118).

Los Apuntes, dejan entrever que  hay  muchos de los archivos y documentos que fueron quemados por su sobrino José Diez: “por razones de seguridad, en el momento en que este era perseguido por los partidarios de Charles Hérard en medio de la confusa situación política  que se creó al triunfar el movimiento haitiano de la Reforma (1843) en contra del gobierno de Jean Pierre Boyer” (ibíd., p.122). ¿Este acontecimiento de las mutilaciones y las quemas de documentos de Juan Pablo Duarte deja muchas fisuras a la hora de abordar una investigación de rigor sobre este? ¿Las mismas notas, documentos, que se conservan, recibieron modificaciones por parte de su hermana?

(P.M): Así es. Después de comparar fuentes primarias con la literatura secundaria en torno a Duarte, pude concluir que el manejo de la documentación rellena con alabanzas y tramas heroicas lo que falta en esas fuentes para tener un relato completo. Los llamados Apuntes de Rosa Duarte sigue siendo la fuente principal para cualquier trabajo sobre Duarte. Pero sostengo que se deben de utilizar con mucho cuidado, pues son, como lo dice su mismo título, unos apuntes. Se trata de una serie de notas tomadas, cronológicamente ordenadas, al calor de los hechos sobre lo que iba pasando. Por las vicisitudes, este recuento tiene muchas mutilaciones. En el estado en que se encuentra la transcripción de los manuscritos con que contamos, puede inferirse que la mayor parte de esas notas provienen de la pluma del mismo Juan Pablo Duarte, no de su hermana. Lo que hizo Rosa Duarte fue guardar los folios de los apuntes originales, que al parecer tenían dos versiones, añadirle algunas notas afectivas, y hacer una copia manuscrita. Si te fijas, estoy diciendo “manuscritos”, en plural, pues se tiene más de una versión de los Apuntes. Revisando notas de los duartistas de la primera mitad del siglo XX, descubrí que el manuscrito más importante, calificado por Rodríguez Demorizi como “el original”, no lo tenemos aún editado. Al comparar lo que tenemos a disposición desde una perspectiva discursiva, concluyo que el trabajo de edición de Rodríguez Demorizi cumplió con la tarea de dar a conocer los Apuntes y que necesitamos otra edición con otro aparato crítico, más actualizado y sistemático. Estuve detrás del manuscrito del supuesto texto “original” inédito y no me dio el tiempo para encontrarlo. Según dice Rodríguez Demorizi, este documento se encuentra en su biblioteca. Sería el momento de buscar este manuscrito y, en la nueva edición crítica, si es que existe, compararlo con los otros tres manuscritos, siempre respetando el texto como se encuentra en los originales. Entre otras cosas, Rodríguez Demorizi dice que “corrige” a Rosa Duarte cuando esta se equivoca al transcribir el original de los Apuntes. Esta transcripción expurgada es el texto que tenemos a nuestra disposición para la investigación.

(A.M): No obstante, los Apuntes de Rosa Duarte, como texto discursivo de documentación es fundamental para comprender a Juan Pablo Duarte. Esto, sin dejar de reconocer todo el proceso de victimización  con que  se presenta en la historiografía dominicana a Duarte, como si fuese la encarnación de Jesucristo, de ahí, que te expreses cómo: “El manuscrito esencialmente intertextual de Rosa Duarte está hilvanado por un sentimiento de victimización del que a pesar de ser consciente del fenómeno – se han hecho eco hasta el presente los historiadores canónicos de la interpretación duartiana’’ (ibíd., p.127). ¿El dualismo pesimismo-optimismo  en torno la vida de Juan Pablo Duarte parte de los Apuntes de Rosa Duarte? ¿Qué otra fuente documental cobra importancia y que sea tan cercana, como lo han sido estos Apuntes para comprender a Duarte?

(P.M): Sobre este punto, respondo en dos momentos. Fíjate que digo “hilvanada”. El texto de los Apuntes es en buena medida de Duarte, como ya expliqué. Pero darle el valor sentimental, Rosa añade cierto dramatismo en algunos párrafos. Pero sobre esto no se puede decir nada seguro hasta que no contemos con los cuatros manuscritos editados y comparados críticamente. Me parece que la victimización de Duarte fue creada y publicitada por quienes recuperaron su figura olvidada, en 1884. Este recurso tenía como primera finalidad justificar ese olvido. Así entiendo la emergencia de esta figura triste y desgraciada que se ha reproducido hasta nuestros días. Como espejo, pretende crear un sentido de culpa de la  población dominicana por no reconocer los verdaderos fundamentos de la nacionalidad resumidos en la vida de Duarte. Según este discurso, el rechazo de Duarte implicó rechazar el principio moral constitutivo de la Nación dominicana como república independiente.