Rosa Duarte es una de las figuras que mejor representa la fuerza y el honor de la mujer dominicana. Su valía y entrega hacia la causa independentista, escribió con tinta indeleble su nombre en la historia y le ha dado un verdadero ejemplo de patriotismo a toda la sociedad.
"La sombra de una Rosa" es una obra de la Compañía Nacional de Danza Contemporánea que se presentó en el marco del festival de danza EDANCO 2021. La pieza retrata la vida de esta heroína nacional y algunas de sus ideas. Fue inspirada en el poema "Martirio de una Rosa", del prolífico escritor dominicano Eduardo Gautreau.
Crónica
La puesta en escena, con música de los compositores José Andrés Molina y Sosa, tuvo diferentes matices y texturas ligadas a la belleza de los versos de la narrativa de Gautreau.
A las 8:33 de la noche se abrió telón y el aire se impregnó de una energía de misterio e intriga. De repente, flamas esporádicas iluminaron los rostros de cuatro mujeres que interpretaban distintos episodios de esta trama.
El clima se tornó cada vez más intenso en el momento en que la escena se ambientó con estrofas del Juramento Trinitario.
Eran las 8:40 de la noche cuando de tres cuerpos en una mecedora salió una imponente dama vestida de rojo que se adueñó del espectáculo durante los próximos tres minutos.
Poco antes de las 8:47, el prosenio se convirtió en un viaje náutico con un destino retórico. Al abrir una maleta, el mar se llenó de rosas y sombras para dejar una atmósfera de exilio y desesperanza.
En este acto, la oscuridad arropó a una dama aguerrida que se impuso ante sus pensamientos e inseguridades.
Siete minutos más tarde, un hombre con un traje oliva apareció sobre las tablas. Dos minutos después, tres cuerpos femeninos se adhirieron al momento para buscar un contacto muy humano y honesto.
A las 9:00 de la noche, el amor y la sensualidad iluminaron el ambiente cuando dos enamorados consumaron sus pasiones.
Ocho minutos pasaron y tres rosas vestidas de blanco se convirtieron en el lienzo de la insignia tricolor. La pintura azul y roja sobre sus pieles, se transformó en los sueños de los y las independentistas que construyeron nuestra historia.
A las 9:10 de la noche, bajó el telón y por casi dos minutos el público aplaudió las actuaciones de los artistas que cautivaron la escena con su interpretación.
Composición Colectiva
"Sombra de una Rosa" estuvo bajo la dirección general de Edmundo Poy y la coreografía fue de los intérpretes Erick Roque, Mildred Rubirosa, Daymé Del Toro y Patricia Ortega. En este proyecto también colaboraron los bailarines Ana Espino, Jean Carlos Ramos y Jean Carlos Scott, junto a la actuación de Adalgisa Gómez.
Ortega explicó que esta obra fue producto de un proceso creativo de mucha investigación y estudio. Añadió que “al principio fue de mucha conversación, de mucho análisis, de mucha lectura del poema para sacar todas las imágenes posibles del texto”.
Al hablar de su experiencia, la bailarina destacó que se sienten "muy agradecidos, pero a la vez con muchos sentimientos encontrados, porque fue un proceso fuerte en relación a la carencia de presupuesto y de apoyo por parte de las autoridades pertinentes”.
Ortega destacó que, a pesar de que hubo muchas ideas creativas, estas pudieron ser mucho más brillantes, sin embargo, no las pudieron realizar “porque no teníamos los recursos".
"Somos artistas, somos bailarines y al final defendemos el trabajo porque nos apasiona lo que hacemos, pero cuando estás en un proceso de creación violentado por tanta burocracia y bloqueos, al final se tiene que sacar hasta de dónde no se tiene para seguir adelante".
Inspiración
El compositor José Andrés Molina aclaró que para crear la música se inspiró en el "Martirio de una Rosa", sin embargo, sus principales musas fueron los bailarines, quienes le transmitieron una amalgama de sensaciones e ideas desde los ensayos.
“Me inspiré totalmente en los gestos de los bailarines y su lenguaje corporal fue mi partitura. Yo veía sus movimientos y la música se escuchaba en mi cabeza”, puntualizó.
Molina afirmó que se auxilió de materiales que se utilizaban en la escena para encontrar sonidos que puedan ser interesantes y fieles a la identidad creativa que los intérpretes ponían en escena.