Mario Vargas Llosa puede caerle bien o mal a usted, de acuerdo con sus posturas revolucionariamente conservadoras que ostenta, pero es sin vacilación alguna uno de los principales creadores de ficción documentada.

Este autor, que jamás en la vida escribirá nada con el nivel, la intensidad y el cuidado  de La Guerra del Fin del Mundo (1981), ha premiado a la lectoría mundial con una pieza formidable, tanto por su rica documentación, sus infidencias y, sobre todo, la forma en que nos retrata en detalle las escenas en las cuales  portadora de revelaciones inéditas sobre los tiempos en los que el rígido derechismo cuasi fascista norteamericano con el mejor momento que tenía el Macartismo que defendía la explotación de las bananeras en Centroamérica (que increíblemente no pagaban impuestos en Guatemala).

Es mucha la gente que no sabe que Tiempos recios, su más reciente exquisita, imaginativa novela y – mire usted que cosa- realista novela histórica, ha premiado la lectoría mundial y en especial la latinoamericana y caribeña, nació en la capital de República Dominicana, una noche estrellada y tranquila durante una cena de amistades de altísimo nivel literario a que convoco Patricia de Moya, la creativa editora de la revista Mercado, en Santo Domingo en la cual dos de sus invitados, “se pegaron”.

Eran los contertulios Raful, Bernardo Vega, Soledad Álvarez y el autor peruano Premio Novel de Literatura 2010.  

Raful, fluido e infinitamente agradable buen conversador, le hablo al escritor peruano sobre los entre telones de su obra “La rapsodia del crimen Trujillo vs. Castillo Armas”, presentada en noviembre de 2017. La dedicatoria de la novela a estos tres intelectuales, por parte del lucido Vargas Llosa, no es un acto gracioso o casual. Es expresión de justicia por la inspiración inicial de este título.

Esa conversación, enriquecida con intercambios con Bernardo Vega, fue el plato de miel anhelado por todo novelista y que solo aparece ofrecido de cuando en cuando. Ahí estaba el tema.

El resto del proceso, para lograr una novela de las que marcan los tiempo era priorizar tareas: iniciar la investigación previa – el aspecto fundamental de toda novela histórica, la estructuración de un trabajo de campo en Guatemala y otros espacios, buscando esa documentación que difícilmente aparezca en internet, para crear una atmosfera dramática (si es posible incrementar el drama y la expectación partiendo de una realidad que por si misma ya es expectante y dramática) a fin de obtener una historia de rico sabor narrativo: Tiempos recios, editada con el estilo y la marca de una editora como Alfaguara.

Tiempos recios, que se está vendiendo en Librería Cuesta como producto de primera necesidad, es un formidable relato en el cual es difícil diferenciar los linderos de la realidad y la imaginación, en un universo que selecciona como marco a la socialmente agitada Guatemala de los años 50.

La riquísima conversación con Raful y de seguro los apuntes sobre la actitud de Trujillo frente al presidente Jacobo Árbenz, imputado de ser tan liberal que parecía izquierdista, cuando en realidad era un presidente liberal que aspiraba justicia social.

En 1954 Guatemala es escenario de un  golpe de Estado contra Arvens, organizado por el militar de derecha Carlos Castillo Armas, organizado por la CIA de Estados Unidos, y quien gobernó  del 8 de julio de 1954, hasta su asesinato el 26 de julio de 1957 en el interior de la casa presidencia, en un  proceso en que tuvo una determinante participación, el esbirro principal de Trujillo, Johnny Abbes García, un cronista deportivo elevado al rango de Teniente Coronel y nombrado como asesor militar de la embajada dominicana en el país centroamericano, en el cual desarrolla un proceso que describe Raful, primero, y que deriva con más detalles Vargas Llosa, en Tiempos recios.

Nombre del producto:

Tiempos recios

Fecha de edición:

8 oct. 2019

Autor:

Vargas Llosa, Mario

Idioma:

Español

Formato:

Libro

Páginas:

354

Lugar de edición:

MADRID

Colección:

NARRATIVA HISPÁNICA, Alfaguara

Encuadernación:

Rústica