Sábado 18 de noviembre de 1961: “Ya de noche, más o menos cerca de las 7, llegó la guagua (…). Inmediatamente llegó la guagua, León Estévez, hermano del marido de Angelita, se acercó a ella y ordenó que bajara Pedro Livio Cedeño. Bajó, lo agarró por un brazo y lo condujo muy de pronto donde lo aguardaban Ramfis, el otro León Estévez, marido de Angelita, y Sánchez Rubirosa. Ellos estaban esperando en una plataforma de cemento un poco alta, y Cedeño fue llevado frente a ellos abajo. Inmediatamente se oyeron los disparos, que fueron muchos y con diferentes armas, ya que eso nosotros los militares los podemos distinguir por la detonación. Nosotros alcanzamos a ver que los tres le disparaban. No vimos caer a Cedeño, ni a ninguno de los héroes por la oscuridad, pero sí distinguíamos de espada a los que les tiraban, que eran, primero Ramfis, después el marido de Angelita y luego Sánchez Rubirosa. (…). Después, el mismo que fue a buscar a Livio Cedeño, siguió buscando a los demás, llevándolos uno por uno, y así también los iban matando en la misma forma. El asunto fue bastante rápido y todo eso duró más o menos unos 25 minutos”.[1]

Dante Minervino Matías y sus cómplices asesinaron a varios presos comunes para simular fuga de héroes.

El texto que acabamos de leer es tan solo un fragmento del largo interrogatorio hecho al mayor de la policía Américo Dante Minervino Matías, comandante de la Penitenciaria Nacional de La Victoria el 15 de junio de 1962, en que narra con detalles la manera en que se planificó y ejecutó  la venganza de Ramfis Trujillo contra los implicados en el tiranicidio del 30 de mayo de 1961.

Un día de luchas contra los Trujillo

Aquel 18 de noviembre, igual que los días anteriores, el pueblo se expresaba contra los Trujillo:  una prolongada huelga de transporte público mantenía paralizado el país; cierre de tiendas y pulperías; reclamos de mejora de salarios en algunas empresas privadas; los obreros de la “Textil Los Mina” paralizados demandando el pago de bonificaciones; el presidente Joaquín Balaguer en actividades públicas para simular  que todo estaba bajo su control aprovechaba para ir cambiando los nombres trujillistas que llevaban algunos pueblos, calles, avenidas, el aeropuerto y el puerto de Santo Domingo; las pobladas conocidas como  “turbas” atacando viviendas y negocios de algunos señalados por la población como “caliés”; la policía persiguiendo y apresando a miembros del Movimiento Popular Dominicano; los barcos de guerra norteamericanos anclados frente al Malecón,  y la renuncia apresurada  de Rafael L. Trujillo hijo, jefe del estado mayor conjunto de las Fuerzas Armadas, presentada horas antes de proceder a asesinar a los ajusticiadores del tirano.

La población no lo sabía, pero si era del conocimiento del presidente Joaquín Balaguer, que ese día, desde tempranas horas de la mañana, se estaba desarrollando una trama atentatoria contra las vidas de los opositores que se encontraban prisioneros en la cárcel de La Victoria, que concluyó al caer la tarde con las muertes de los responsables del tiranicidio.

Los héroes asesinados

Los implicados en el ajusticiamiento del dictador Rafael L. Trujillo, fueron  Amado García Guerrero, Antonio de la Maza, Salvador Estrella Sadhalá, Huáscar Antonio Tejeda Pimentel, Pedro Livio Cedeño, Roberto Rafael Pastoriza Neret, Luis Manuel Cáceres Michel, Modesto Eugenio Díaz Quezada, Antonio Imbert Barrera, y Luis Amiama Tió.  Varios de ellos perdieron la vida en los días posteriores a la muerte del dictador: García Guerrero fue asesinado el 1 de junio en la Avenida San Martín,  mientras que Antonio de la Maza y Juan Tomás Díaz  cayeron el 4 de junio en  la Avenida Independencia, en enfrentamientos con oficiales del Servicio de Inteligencia Militar (SIM).  Sólo salvaron la vida  y no fueron apresados, Luis Amiama Tió y Antonio Imbert Barrera.

Los demás involucrados fueron apresados y encarcelados en la cárcel de La Victoria y luego asesinados en la Hacienda María, propiedad del tirano, al caer la tarde del 18 de noviembre de 1961. Antes, habían sido trasladados a la finca del tirano, por orden de Rafael L. Trujillo hijo (Ramfis), con la finalidad de acometer su  venganza por la muerte de su padre.

Huáscar Tejeda uno de los héroes del 30 de Mayo asesinado por Ramfis Trujillo.

Los seis héroes asesinados: Pedro Livio Cedeño, Modesto Díaz, Luis Manuel Cáceres, Huáscar Tejeda, Salvador Estrella Sadhalá, y Roberto Pastoriza. Juzgados por complicidad en el crimen, en el  proceso de extradición  iniciado a finales de noviembre del mismo año  y en el que actuó como Juez de Instrucción el doctor Fernando A. Silié Gatón, los militares: Américo Dante Minervino Matías, Rafael Antonio Palma (Frillo), Manuel Ramón  Rivas Viñas, Gilberto Sánchez Rubirosa,  Luis José de León Estévez, Héctor B. Trujillo Molina, José Arismendi Trujillo Molina, Federico A. Cabral Noboa, Rafael Leonidas Trujillo hijo, Fernando A. Sánchez hijo, Ciriaco de la Rosa, Emilio Estrella Mayeta, Zoilo Hernández, Francisco Villeta Delgado,  Luis  Saillant,  y Francisco Antonio Marte Tejada.

Los héroes asesinados por Ramfis y allegados

Ramfis Trujillo y sus amigos más cercanos, oficiales de la Aviación Militar, de la policía y del Servicio de Inteligencia Militar, se asociaron para ejecutar la venganza  planificada contra los que ajusticiaron a Trujillo.  El plan se inició con la sustitución del jefe de la cárcel de La Victoria por el mayor Américo Dante Minervino, quien el 18 de noviembre  trasladó a los Héroes de Mayo a la cárcel del Palacio de Justicia con el supuesto fin de llevarlo a un descenso judicial al Malecón, al lugar donde murió Trujillo; pero aquello era un engaño con el que se quería cubrir el crimen que se iba a cometer. Desde el Palacio Judicial se condujeron los prisioneros y llevados directamente a la Hacienda María para ser entregados en las garras del  hijo de Trujillo.[2]

Antes, y para simular la fuga de los detenidos, se escogieron tres presos comunes de la cárcel de “La Victoria”: Félix Calderón, Pedro María Romero Alcántara y Fabriciano de la Cruz, quienes pertenecieron a la agrupación militar conocida como Legión Extranjera y vestidos de policía trasladados al “Reparto Isabelita” en  la carretera que llevaba a Boca Chica, y allí asesinados por Dante Minervino y varios de sus compañeros.[3]

Teniente Amado García Guerrero héroe del 30 de Mayo.

Por otro lado, mientras los héroes eran llevados a la “Hacienda María”,  a los empleados de la que era propiedad del “Jefe” se les ordenó  retirarse de la finca y enviados  a sus hogares con la excusa de que Ramfis y sus colaboradores tenían una “fiestecita con unas muchachas” y no querían que nadie se enterara. 

Los héroes del 30 de Mayo comenzaron a ser bajados de la guagua policial por Dante Minervino, quien los entregaba a Sánchez Rubirosa y a Luis José León Estévez quienes los iban llevando ante el  hijo del tirano, que los recibía en una plataforma de concreto al lado de la piscina  y muy cerca del mar.  Aproximadamente a las 7:00 de la noche los seis héroes fueron asesinados: el primero en morir lo fue Pedro Livio Cedeño. Todos recibieron numerosos impactos de balas y sus cuerpos desaparecidos para siempre, se dice que arrojados al mar por oficiales de la Aviación Militar Dominicana. 

Los detalles del múltiple asesinato aparecen relatados en el interrogatorio hecho a Américo Dante Minervino Matías, quien en su condición de jefe de la Penitenciaria Nacional de La Victoria, fue parte principal de la trama que terminó con la muerte de los héroes. El expediente judicial forma parte de una copia digital del original depositado en el Archivo General de la Nación, fechado 15 de junio de 1962, que también puede ser consultado en el libro El crimen de la Hacienda “María”, publicado por la Federación de Fundaciones Patrióticas y el Museo Memorial de la Resistencia Dominicana en el 2012.

En la trama murieron presos comunes

Mientras Ramfis asesinaba a los implicados en la muerte de Trujillo, los presos comunes asesinados en el “Reparto Isabelita” fueron vestidos de policías y llevados  a la carretera de “La Victoria” en un vehículo de Policía Nacional de los conocidos como “perreras”. El vehículo quedó colocado a un lado de la vía de modo que pareciera que los que estaban siendo asesinados en la Hacienda María “realmente” escaparon cuando eran llevados al Palacio de la Justicia, recibiendo la ayuda de personas amigas. Con ese fin, propio de un guion de novela, la guagua apareció abandonada con señales de haber recibido impactos de balas y con los supuestos policías ya muertos.

Objetos personales que pertenecieron a los héroes del 30 de mayo.

Ramfis salió del país con las manos ensangrentadas.

Aquel sábado 18 de noviembre cerca de las 8:00 p.m., cuando ya la noche tendía su manto sobre la provincia de San Cristóbal, Rafael Leonidas Trujillo Martínez, también conocido como Ramfis, junto a Luis José León Estévez, Gilberto Sánchez Rubirosa, José Alfonso León Estévez y cercanos colaboradores del hijo de Trujillo,  se trasladaron al puerto de Haina y  embarcaron en el  “Yate Presidente Trujillo”; desde ese lugar partieron hacia el  extranjero. En la Hacienda María quedó el charco de sangre de los héroes del 30 de Mayo, y en la presidencia de la República Dominicana el doctor Joaquín Balaguer, quien había sido vicepresidente desde 1957 y desde agosto de 1960 ocupaba de manera simbólica la presidencia de la República. 

Con la salida de Ramfis al extranjero acompañado de sus cómplices y más cercanos colaboradores,  se inició el 19 de noviembre de 1961 el período de transición bajo control de Joaquín Balaguer, pero sin la presencia de los Trujillo.

(Fuente: [1] Legajo de documentos que contiene el  expediente de extradición de Ramfis Trujillo y compartes. Santo Domingo, Archivo General de la Nación; [2] Véase también: El crimen de la Hacienda “María”: Expediente de extradición de Ramfis Trujillo y compartes. Santo Domingo, Museo Nacional de la Resistencia Dominicana, 2012; [3] “Se fugan varios implicados en el asesinato de Trujillo”. El Caribe, 21 de noviembre de1961).

Monumento en homenaje a héroes del 30 de mayo de 1961
La tarde del 18 de noviembre de 1961 Ramfis asesino a los héroes del 30 de Mayo