NUEVA YORK, República Dominicana.- Los dominicanos generalmente emigran por motivos económicos, familiares, sociales, educativos, políticos, etc., pero siempre con su propósito definido de superarse en todos los aspectos y añorando el retorno a su patria, aún se conviertan en ciudadanos de las naciones que les acogen.
El anhelo del retorno es lo que pude percibir en el film “Patricia: El Regreso del Sueño”, al exhibirse el pasado jueves en su estreno VIP en el teatro Simphony Space, localizado en Manhattan, con la presencia de su productor René Fortunato, sus protagonistas Stephany Liriano en el rol de Patricia, y Amauris Pérez como Juan Carlos, junto a otros integrantes de su elenco de actores y artistas.
El ahorro de dólares que logran hacer millares de los más de 1.4 millones de dominicanos residentes en los Estados Unidos, desempeñando distintas funciones tanto en el sector público como privado, casi siempre es con el objetivo de regresar a su patria. A propósito, tenemos dominicanos como jueces en diferentes cortes (más de 12), subsecretaria de Educación en la Ciudad de Nueva York (Milady Báez), directores y profesores de escuelas de la enseñanza primaria, intermedia y secundaria; catedráticos y funcionarios en universidades, oficiales de la Policía en diversas ciudades y estados; dueños de pequeñas y medianas empresas, oficiales electos (concejales, congresista – Adriano Espaillat- asambleístas y senadores estatales, así como y ejecutivos de medios de comunicación escritos, radiales y televisivos.
Es justo resaltar –entonces- el hecho de que en “Patricia: El Regreso del Sueño”, se subraya (sobre todo de parte de Juan Carlos) que los dominicanos que emigran a USA no son “Dominicanyork”, mote como se les solía llamar cuando en las décadas de los años ’70, ’80 y ’90, muchos regresaban por unos días a su país exhibiendo cadenas y otras prendas preciosas de oro, lo que hacía pensar a nuestros connacionales que el dinero se consigue fácilmente al doblar la esquina en la “babel de hierro”, llegando muchos de éstos a arriesgar sus vidas en yolas para llegar a los Estados Unidos, pereciendo en el Canal de la Mona camino a Puerto Rico.
El enlace de dominicanos residentes en nuestro país con sus connacionales en Nueva York en la producción cinematográfica, también muestra que la dominicanidad está bien representada en el exterior, pues la música sinfónica es interpretada por la Gran Camerata de Washington Heights, integrada por intérpretes de cuerdas, vientesy metales, de diversas nacionalidades, inclusive dominicanos.
Las migraciones nómadas o sedentarias de los seres humanos y, aún de los animales irracionales, no son malas, pero también pueden convertirse en una “pesadilla” como la que vive Juan Carlos al encontrar casada con un italiano y embarazada a la novia a la que había amado antes de conocer a Patricia, cuando retornó después de trabajar durante varios años en Nueva York, inclusive manejando un taxi.
La distancia prolongada y las necesidades biológicas y económicas por la subsistencia, entre otros elementos, inciden en la división de las familias cuando se emigra, lo que se evidencia en la panorámica fílmica producida por René Fortunato, la cual constituye un eslabón de mucho valor en la industria del cine dominicano que en los últimos años ha logrado descollar colocándose en los primeros lugares en la región del Caribe, casi compitiendo con el cine chileno, sobre todo después de crearse la Ley 108-10 para el Fomento de la Actividad Cinematográfica en la República Dominicana, como lo expresó antes de iniciarse la proyección, el productor cinematográfico Armando Guareño, quien recién celebró exitosamente el VI Festival de Cine Dominicano en Nueva York.
Es digno reconocer los aportes hechos por el cineasta René Fortunato con sus producciones anteriores, los documentales “Trujillo: El Poder del Jefe” I, II y III, “Abril: La Trinchera del Honor”, “Bosch: Presidente en la Frontera Imperial”, y “Tras las Huellas de Palau”. También la participación del elenco compuesto por Mario Núñez, Miguel Ángel Martínez, Geisha Montes de Oca, Gabi Desangles, Johnnié Mercedes, Augusto Feria, Alfonsina Bencosme, Miguel Pérez Santana, Raymundo Ortiz y Víctor Pinales, así como los artistas Félix de Oleo, Ramón Orlando y El Poeta Callejero.
La velada a la que asistieron el embajador dominicano ante la Organización de las Naciones Unidas, Frank Cortorreal, funcionarios consulares, productores de cine, activistas comunitarios como Miguelina Echavarría y Jacqueline Guilamo, líderes de organizaciones profesionales, periodistas, escritores y reconocidos blogueros (José Zabala), fue a la vez un baño de cultura y un afianzamiento más en el porvenir de la República Dominicana, enarbolando el optimismo como símbolo de prosperidad personal, de la familia y la sociedad.
Pues, podríamos afirmar que en “Patricia: El Regreso del Sueño” no hay ficción, sino que es una fílmica que tuvo excelente aceptación en su estreno en los cinéfilos neoyorquinos por ser el reflejo de la realidad del inmigrante que orgullosamente persevera con fe, dedicación y optimismo en un mundo de pasiones y desengaños, en la búsqueda del amor que soñó dar y recibir de una dominicana para permanecer en familia en su país, el cual tiene muchas atracciones turísticas (playas, bellos paisajes, centros históricos, entre otros elementos), fuentes de trabajo y gente receptiva y de trato afable.