La vida de los reyes es muy probablemente el mejor producto fílmico de Caribbean Films por lo bien narrada y su honestidad “de ficción”, lo que lleva a pensar que es posible lograr una comedia de calidad vinculada a un gran presupuesto y miras puestas en la boletería.

Miguel Céspedes y Raymond Pozo evidencian, gracias al guion y la dirección, formas nuevas de expresión humorística, pese a una previsible narración de plantilla, pero usada con inteligencia, apelando a la técnica del recuerdo protagónico y logrando unos toques de drama y su variante populista, el melodrama.

Pudo haber sido muchas veces mejor, pero sin dudas que se aleja del garrafón envenenado de la comedia de salidas cómodas y los entrampamientos televisivos y se transforma en una elevación de la consistencia cinematográfica de este tipo de producciones que envía un mensaje a quienes militan de ese lado del cine de masas.

La Vida de los Reyes, comedia de tintes emotivo/dramáticos, inspirada en la trayectoria de esta dupla de humor, – estrenada anoche en proyección premiare, no es la película de autor orientada a festivales o grupos críticos selectivos. Si aspira a lograr aceptación popular y finalmente ser colgada de Netflix o cualquier otra plataforma de exhibición virtual. Es una producción digna que apunta fortalezas y algunos puntos por superar.

El esfuerzo puesto por los guionistas y el director, al evitar la ruta facilista de producción, es notable en el hecho del tratamiento visual del espectáculo homónimo ofrecido en 2019 por ambos comediantes en Palacio de los Deportes, en el cual estuvimos.

Esas escenas del espectáculo han sido muy bien usadas y en la medida exacta. Imágenes, sin abusar de la multitud que allí se concentró y orientando la trama hacia la narración intimista de ambos artistas.

Céspedes y Pozo, ubicados en el centro de una narrativa que los lleva a probar, por primera vez, el chiste de la inteligencia y de base psicológica, sacan sonrisas y carcajadas, por primera vez, apelando a unos silencios medidos y bien logrados y a interpretación del público de gestos y breves palabras.

Hay fallos

Se debe superar la publicidad expresa, visualmente impuesta, signo de un estadio de mercadeo que ya se debe superar. Los patrocinios tienen lugar al inicio y al final de la proyección. Y es suficiente.

Un fallo de producción fue la escuela primaria rural a la que entran los niños y se ven sus ventanas cerradas, ilógico en una zona tan calurosa como el sur de país.

La fotografía es uno de sus éxitos, al transmitir la imagen del campo sancristobalense, con una paleta de colores sobre una arquitectura popular, un diseño de arte que fue cuidado en vestuarios, peinados y maquillajes.

Y su gran fuerte: la banda sonora que acude de sostén en los momentos precisos, sobre todo con el cierre por lo alto. Música concebida con el sentido exacto que demandaba el proyecto. Estamos avanzando.

Altamente recomendable, por calidad y por la fuerza de la historia de estos dos artistas.


Escenas de La vida de los reyes, con Raymond Pozo y Miguel Céspedes junto a una estela de talentos nacionales y puertorriqueños.
Escenas de La vida de los reyes, con Raymond Pozo y
Miguel Céspedes.