Título original: The Equalizer 2. Género: Drama/Acción. Dirección: Antoine Fuqua. Guión: Richard Wenk (Personaje: Richard Lindheim, Michael Sloan). Reparto: Denzel Washington, Ashton Sanders, Pedro Pascal, Bill Pullman, Melissa Leo. Duración: 2 horas. Clasificación: + 12 años. País: USA

Después de cuatro años de la propuesta que llevara a Denzel Washington a colaborar nuevamente con el director Antoine Fuqua, quien ya lo había dirigido en “Training Days” (2001), esta parte no está a la altura, a mi consideración, con la sólida apuesta dentro del género de la acción, con tonos de venganza propia, realizada en la primera parte.

Esta secuela, la primera que realiza Washington en su carrera, es una especie de epílogo existencial sobre el personaje de Robert McCall que lleva un lastre muy pesado en su vida y quien se convierte en ese justiciero que aplica la equidad según su valor moral.

Mientas que en la primera parte McCall era un ser introspectivo, ensimismado en su lectura y con poco contacto con las personas, en esta ocasión es más un personaje que necesita comunicarse con las personas o al menos escucharla.

Esta idea es la que moldea algunas posturas de su accionar aunque manteniendo su naturaleza y las condiciones por la cual hace lo que considera es justicia.

El personaje se mueve dentro de un contexto político donde existe una conspiración en contra de aquellos que como él, fueron parte de la organización de inteligencia militar. Pero, a su vez, hay una historia personal que lo conecta con un joven al cual él desea sacarlo por el mejor camino como si fuera la de un padre con su hijo.

La historia, entonces, se moviliza en ambos sentidos dejando establecido ambas líneas de acción, pero sin mejorar el impacto de la primera por la lentitud en el planteamiento de la trama que asume Fuqua.

Aquí el director, independiente de la trama, se interesa por hacer un recorrido con su personaje principal como si fuera ese viaje del héroe, ese intento de samurái solitario que busca su redención.

El tono sombrío del filme afecta un poco el estilo de interpretación del propio personaje quien se mueve por algunas subtramas que no representan mucho dentro del esquema principal de la historia.

No obstante, la presencia de Washington, aunque no es tan decidida como la primera, le da algunos retoques para tratar de llevar esta historia por un enfoque adecuado sobre su personaje y las circunstancias que esta vez lo justifican.