En la medida que pasan los días se va configurando un escenario que no era previsible hace algunos meses. La fortaleza que exhibía la candidatura presidencial reeleccionista ya no es la misma. Una idea que fluyó y se debatió era que Danilo Medina sería el candidato de las tres grandes fuerzas tradicionales: el PLD, el PRD y el PRSC, además de una veintena de movimientos y partidos políticos.

Esa realidad se va descomponiendo. Nadie imaginó que el conservador Partido Reformista Social Cristiano, encabezado por Quique Antún Batlle, funcionario del gobierno, rompería la viaja alianza entre reformistas y peledeístas, y pasaría a formar parte de una alianza con el nuevo Partido Revolucionario Moderno, que recoge a la mayoría disidente que se marchó del Partido Revolucionario Dominicano, y que se ha convertido en la primera fuerza opositora al Partido de la Liberación Dominicana.

El país lleva aproximadamente seis meses sin conocer encuestas políticas de credibilidad. Los medios de comunicación acreditados, incluyendo el diario Hoy, Diario Libre y Grupo SIN, dejaron de publicar encuestas de percepción política y electoral. Por coincidencia, han sido los meses de mayor presión y desacierto del gobierno del presidente Danilo Medina. Porque son los meses en que han estallado más casos de corrupción, tanto dentro como fuera del país, incluyendo las acusaciones de la Fiscalía de Nueva York contra el embajador dominicano en las Naciones Unidas.

Los casos de corrupción de la OISOE, Félix Bautista, las críticas a las visitas sorpresas del presidente Danilo Medina, las dimisiones o renuncias del PLD, la ruptura de fuerzas aliadas al PLD, como el PQDC, la FNP y el PRSC representan novedades en el ambiente electoral que podrían afectar el convencimiento de que la candidatura a la reelección es un hecho sin discusión.

En política no hay nada establecido. Los acontecimientos hacen cambiar las percepciones. El PLD discutió y aprobó una alianza con el PRD, y no le brindó una sola candidatura al senado a esa fuerza política. El PRD irá solo en varias provincias con candidaturas en las que todo el mundo sabe que está irremediablemente perdido.

El PRD apoyó la reforma constitucional, lo mismo que el PRSC. Es una ventaja que recibió por adelantado el presidente Danilo Medina. Pero al discutir las posiciones congresales y municipales se han complicado las cosas. No hay posiciones para tanta gente. El PLD es el más grande de los partidos, y no solamente tiene aspirantes a todos los cargos, sino que tiene dos grupos que se debaten por el control de las candidaturas más relevantes. Danilo está impedido de disponer de esas candidaturas para negociar la posición de presidente de la República.

Es una ventaja que tiene ahora Luis Abinader, que está negociando posiciones al congreso y a los municipios con el PRSC, con otras fuerzas políticas y tiene posibilidad de seguir agregando nuevas opciones que apoyen sus aspiraciones.

Lo ocurrido este fin de semana en las elecciones municipales y al congreso del PLD en los lugares donde las encuestas no pusieron en evidencia un claro ganador, ha dado una idea de hasta dónde se mantienen diferencias fundamentales entre aspirantes peledeístas. Hubo violencia en algunos lugares, uso y admisión del uso de los recursos del Estado por parte de pre-candidatos, y una extraña sensación de caos, poco común en este tipo de competencia dentro del PLD.

Está claro que hay un cambio en el ambiente político electoral. Lo que se espera en las próximos horas es una división del PRSC, en particular con los dirigentes de ese partido que no quieren la alianza con el PRM sino con el PLD. Y se sabe que algunos estarían dispuestos a dejar el PRSC porque tienen posiciones sólidas en el tren administrativo y tienen ya amarres poderosos con el PLD y con el presidente Danilo Medina.

Con la entrada del año 2016 habrá nuevas concentraciones y movimientos, que pudieran deslucir algunos de los escenarios que estamos viendo ahora o consolidarlos. Ojalá que todo sea en procura del fortalecimiento de la democracia, tanto en los partidos políticos como en las entidades del Estado. A eso aspiramos.