SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Caminando a pasos lentos y encorvados, en reclamo de un aumento salarial, Ramón Antonio y Tapia Frías ven las calles forradas de los que hoy son lo que ellos fueron, miembros activos de las fuerzas del orden del país. La gran presencia policial supuestamente buscaba salvaguardar el orden público de los que hace unos años tuvieron en sus manos esa misma responsabilidad, y hoy están retirados por edad o enfermedad, sufriendo miserias y penurias.
Mientras recorrían las principales calles del Distrito Nacional, Ramón Antonio vestía una camisa gris y un pantalón negro simulando el uniforme de lo que él llama La Guardia.
Miembro pensionado del Ejercito Nacional de la República Dominicana, dice que hizo entrar al “servicio” para enfermarse y sufrir de por vida de padecimientos que le degeneraron en un reumatismo crónico deformante que es una enfermedad evolutiva tendiente a atacar las articulaciones, inflamándolas y endureciéndolas.
A los poco y veinte años fue pensionado por salud. “Me enfermé en el ejercicio, la loma y apagando fuego. Me causó una enfermedad y tuve que pensionarme; de ahí se me levantó un reumatismo, y me encogió todo el cuerpo”, agrega.
“Ahora gano 15 mil pesos y un raso está ganando 16 mil pesos, gana más que yo; y eso que toda mi juventud la eché en el guardia”
Con una dentadura poca poblada, articula fervientemente al preguntar “¿Qué dijo?” porque escucha muy poco. Dice tener 88 años de edad, pero se ve fornido y enérgico.
Caminó desde la Avenida John F. Kennedy hasta la Avenida México con calle Doctor Delgado. Allí esperó bajo el Sol junto a muchos que reclamaron una mejor suerte.
A unos pasos de Ramón Antonio, Tapia Frías llevaba una vestimenta fresca mientras se protegía del Sol con una gorra oscura.
Cumplirá 81 años en el mes de septiembre y lleva 20 años pensionado de las filas del Ejército. “A mí me pensionaron en el primer gobierno de Leonel, duré 38 años siendo guardia”.
Tapia Frías, pensionado en el año 1997 como Primer Teniente del Ejército, relata como protagonizó varios hechos importantes de la historia dominicana representando las filas castrenses del país.
“Yo estuve allí en el año 65 para la revolución, tengo el brazo baleado y estoy vivo a chepa. También cuando se iba a armar la guerra en el año 63, con Duvalier y Juan Bosch, ¿tú sabes dónde estaba yo? en Mal Paso de Jimaní con una ametralladora 30”, narra Tapia.
Al igual que Ramón Antonio, dice que toda su juventud “la echó en la guardia”. “Me enganché en la guardia en el 59, en la Era de Trujillo y yo tengo 81 años…dije que iba a salir por la puerta grande”.
Busca rápidamente su carnet que lo describe como “reserva del Ejército”, y explica “me pueden llamar en cualquier momento y estoy disponible”, eso a pesar de que ya supera las ocho décadas.
Ambos aseguran que desde la infancia pensaban que pertenecer a un cuerpo castrense era honorifico y de gran valor, pero a través de los tiempos eso ha cambiado porque los gobiernos lo han desmeritado.
“Mire ahí hay viejos que da pena, dando asco atrás de un mísero sueldito”, señala Tapia Frías.
Dice que de poquito a poco han ido aumentando el salario desde la presidencia de Leonel Fernández. “Ya ven que Balaguer le dijo ´metiste los pies en un solo zapato´ porque nos aumentó a 6, 280, en el 97, yo siendo Primer Teniente”.
“¿Cómo se vive con 15 mil pesos?”
“Ahora gano 15 mil pesos y un raso está ganando 16 mil pesos, gana más que yo; y eso que toda mi juventud la eché en el guardia”, añade.
Junto a más de doscientos adultos mayores, mientras camina, reclama un aumento salarial porque desde hace años está a la espera de que el gobierno de Danilo Medina haga caso a sus peticiones.
“Y aunque no sea mucho, poco a poquito siempre nos aumentaban Leonel e Hipólito en su gobierno aunque sea un 10%; pero Danilo solo promete y no hace nada”, agrega Tapia Frías.
Ramón Antonio lo respalda con más fuerza en su opinión, resaltando que “lo grande que están allá arriba se ponen unos salarios de millones de pesos, ¿y los pobres no podemos comer?…nosotros trabajando con pulcritud y ellos trabajando sin pulcritud, no ve la vaina de Brasil”.
Manifiesta con vehemencia que los cuartos no rinden para educación, para trabajo ni la salud.
“Tengo 10 hijos, pero los crié cuando se podían criar; cuando se ganaban dos cheles y usted los mantenía…la inflación la levantan las mismas autoridades”, destaca.
Resalta con admiración que entre sus hijos hay profesionales de Educación, Contabilidad y otras áreas.
A pesar de que los crió recibiendo solo 7 mil pesos por parte del Ejército Nacional, asevera que lo hizo bien en su campo junto a la tierra y los animales.
Y sin poder hacer ningún tipo de trabajo forzoso por su discapacidad, pudo acceder a otros trabajos que le dejaron entradas económicas temporales para vivir.
Ahora solo quiere que esos siete mil pesos se conviertan en más de 10, para poder comprar con tranquilidad sus medicamentos.
En varias ocasiones ha ido a caminar en reclamo de hacer cumplir la ley de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional para todos los pensionados militares y policías, en lo que se refiere al incremento salarial. Dice lo seguirá haciendo.