SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Mientras más joven se inicia la unión, mayor es la probabilidad de que ocurra un embarazo durante la adolescencia. Dos de cada 10 dominicanas han estado embarazadas o han sido madres.
Los resultados que arroja el Informe Nacional de Desarrollo Humano (INDH) 2017, ‘‘El Embarazo Adolescente: un Desafío Multidimensional para Generar Oportunidades en el Ciclo de Vida" cuestionan las políticas públicas vigentes para contrarrestar el embarazo en adolescente que tiene un vínculo directo con la permanencia en la pobreza de las madres a destiempo.
El estudio revela que esta situación social tiene repercusiones específicas en áreas tales como logros educativos, formación e inserción laboral, salud sexual y reproductiva, embarazos subsiguientes, expectativas y planes de vida, conformación de la unidad familiar y estabilidad de las uniones, y responsabilidad de las parejas o padre biológico del primer hijo/a.
Para el estudio, que explora las oportunidades de desarrollo humano y progreso en el país para las jóvenes, sus familias y comunidades para lograr mayores niveles de bienestar y vidas dignas, se encuestaron 3,017 personas de 611 hogares.
En los hogares donde sólo hay mujeres con embarazos durante la adolescencia se registra un menor porcentaje de afiliación al seguro de salud (49% vs. 72.9% de los hogares de control). En adición, los hijos/as de las mujeres embarazadas adolescentes tienen una posibilidad de fallecimiento infantil 3.9 veces superior al que tienen las mujeres embarazadas a partir de los 20 años, según el Informe.
Una adolescente embarazada tiene entre 2 y 3 hijos. El 7 % de las madres adolescentes reportó el fallecimiento de un hijo o hija menor de 6 años.
En relación a temas educativos, las madres adolescentes tienen una mayor probabilidad de abandonar los estudios debido al embarazo. El 32% de las jóvenes entrevistadas declaró que no se inscribió o asistió a la escuela durante el año escolar en que se embarazó por causa de ese evento, mientras que un 15% afirma que la razón fue la unión.
Otra dimensión que resalta en el análisis es el tema del acceso a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y su relación inversa con la probabilidad de embarazo adolescente: la joven que se embarazó en la adolescencia tiene 48% menos posibilidades de tener acceso a las TIC, en comparación con la mujer que se embarazó a una edad posterior a la adolescencia.
De los hijos de una adolescente embarazada, el 11 % menores de 6 años carecen de acta de nacimiento o no fueron declarados.
Por cada año de escolaridad que logra la mujer, su ingreso incrementa en 7%: la mujer embarazada en la adolescencia y cuyo nivel de escolaridad es bajo, recibe en promedio un nivel de ingreso menor que aquella que lo posterga más allá de la adolescencia.
Durante su primer embarazo, el 16 % fue objeto de maltrato físico o verbal.
Las mujeres matriculadas en escuelas públicas tienen una probabilidad 7 veces mayor de quedar embarazadas, en comparación con las matrículas en otros centros educativos.
La entrega de información sobre salud sexual y reproductiva puede reducir en alrededor de 35% la posibilidad de quedar embarazada durante la adolescencia.
Qué hacer. Los retos
Melisa Bretón, directora de la Unidad de Pobreza y Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), explicó que los logros económicos de los países deben reflejarse en la gente común todos los días, creando oportunidades para mayores niveles de bienestar y vidas dignas.
El Informe Nacional de Desarrollo Humano (INDH) 2017 propone una serie de medidas a corto y mediano plazo para afrontar el tema desde varios niveles y sectores con escenarios de políticas integrales que competen al ámbito económico, social y cultural enfocadas en reducir las probabilidades de embarazo en la adolescencia y mejorar la calidad de vida y las oportunidades de aquellas que ya lo han experimentado.
El PNUD propone un abordaje multidimensional que se base en el paradigma del desarrollo humano y que se sustente en las evidencias de la investigación.
Que se promueva la focalización de las políticas públicas y programas de manera integrales. Debe situarse un espacio específico, con un enfoque territorial, y deben implementarse a lo largo del tiempo, con un enfoque de ciclo de vida.
‘‘Es necesario diseñar políticas diferenciadas que permitan un enfoque preventivo para los jóvenes adolescentes que aún no son madres o padres.
Se recomienda, además, mayor acceso de las adolescentes a las TIC’s, así como acceso oportuno y de calidad a informaciones sobre salud sexual y reproductiva y riesgos del embarazo en adolescencia, tales como métodos de planificación familiar.
Programas para jóvenes como ‘‘pares’’ y desarrollo de planes de vida desde la pre adolescencia, y extra curriculares complementarios (escuelas de música, teatro, deportes…)
Implementar programas de primer empleo, acompañamiento educativo para evitar deserción, promover el cumplimiento de la ley y la adecuación de un marco legal coherente, así como programas de aseguramiento en salud para cubrir las brechas en la primera infancia.