WASHINGTON, EEUU.- Sean Conley, médico personal del presidente estadounidense, Donald Trump, reconoció este lunes que el mandatario "no está fuera de peligro" y que se encuentra de hecho en un "terreno no explorado" por otros pacientes de COVID-19 debido al tipo de tratamiento que ha recibido.
En una rueda de prensa poco después de que Trump anunciara que volverá a la Casa Blanca este lunes a las 6:30 pm, hora local, (22.30 GMT), Conley defendió la decisión de darle el alta hospitalaria al presidente después de solo tres días ingresado, pero admitió que "puede que no esté del todo fuera de peligro".
"Estamos un poco en terreno no explorado, al tratarse de un paciente que ha recibido el tipo de terapias que él ha recibido en un punto tan temprano de su tratamiento", aseguró Conley a los periodistas fuera del hospital militar Walter Reed, donde está ingresado el presidente.
"Así que estamos pensando en el fin de semana. Si podemos llegar al próximo lunes y sigue estando igual, o aún mejor, mejora, podremos por fin lanzar un profundo suspiro de alivio", agregó.
Conley reconoció que el consenso médico es que los pacientes de COVID-19 son especialmente vulnerables durante un periodo que dura entre siete y diez días desde que registran los primeros síntomas, y que Trump no ha llegado aún a ese punto, pero dijo que es "cautelosamente optimista" de que todo evolucionará bien.
"En la Casa Blanca tendrá un personal médico prestigioso a su disposición las 24 horas del día, y no vamos a perdernos nada que podríamos detectar aquí" en el hospital, alegó el doctor.
Muchos pacientes de coronavirus que parecen relativamente sanos empeoran repentinamente durante el citado periodo de siete a diez días, y algunos expertos médicos han expresado alarma ante la decisión de los médicos de permitir que Trump vuelva a la Casa Blanca en mitad del tratamiento experimental que está recibiendo.
Trump es de los primeros pacientes conocidos de COVID-19 a los que se ha suministrado una combinación de tratamientos potentes como el cóctel experimental de anticuerpos de la farmacéutica Regeneron que recibió el viernes; el antiviral Remdesivir y el esteroide dexametasona.
La dexametasona suele ser suministrada normalmente en casos graves de la COVID-19, y muchos doctores advierten contra su administración en fases tempranas de la enfermedad, como en la que se encuentra Trump.
El presidente ni siquiera ha completado su tratamiento con Remdesivir, que suele administrarse a pacientes hospitalizados: este lunes recibirá su cuarta dosis, antes de dejar el hospital, y el martes le pondrán la quinta y última desde la Casa Blanca.
Conley aseguró que los médicos irán supervisando a Trump para comprobar cuándo esté libre de virus vivo que pueda contagiar, algo que suele ocurrir "a los diez días, aunque hay una posibilidad de que sea más temprano o más tarde".
El doctor volvió a negarse a aclarar cuándo fue el último test negativo de Trump, lo que ayudaría a saber cuándo pudo contagiarse o empezar a infectar a otros, y tampoco quiso aclarar si hay daños en los pulmones del presidente, al afirmar que hay cosas de las que no puede hablar por la ley de privacidad de los pacientes.
Conley negó que Trump haya presionado a su equipo médico para volver a la Casa Blanca cuanto antes, y defendió incluso la decisión del presidente de salir este domingo en un vehículo, con varios miembros del Servicio Secreto, a saludar a sus simpatizantes fuera del hospital, al recordar que todos llevaban mascarilla. EFE